cuyo objetivo es lograr una clara geografía del mundo representado. Esto se consigue a través de la puesta en escena basada en el uso del plano general al primer plano, lo cual redunda en la unidad dramática debido a la sincronía establecida entre el escenario y los personajes. Se trata de la representación de un «mundo claro y evidente» pues las imágenes representan la realidad mediante una composición que exige una mayor intencionalidad analógica. El objetivo es «dulcificar» o hacer menos perceptible la función del significante, logrando potenciar la ilusión de realidad y el efecto de ficción con la finalidad de que el espectador se identifique con la historia narrada. De acuerdo con Nichols, en la narrativa clásica de Hollywood el realismo combina una visión del mundo imaginario en el que puede evidenciarse la autoría para realzar la sensación de una moral así como su importancia.82
De acuerdo con Vanoye,83 las técnicas cinematográficas utilizadas en la narración clásica se subordinan a la búsqueda de claridad, homogeneidad, linealidad, coherencia de la narración y a su impacto dramático. En la escena domina la duración de proyección igual a la duración diegética.84 Las secuencias se separan por medio de un fundido a negro o encadenado para expresar el paso del tiempo, el cambio de lugar o el estado físico o psicológico de un personaje. Las escenas y secuencias se encadenan según una dinámica de causas y efectos claros y progresivos. La narración se centra en un personaje o en una pareja caracterizada en forma clara y confrontada a situaciones conflictivas. El desarrollo de la historia aporta las respuestas que la película plantea en su transcurso. Debido al uso de estas técnicas el término de «transparencia» designa la calidad específica de este cine en donde planos y secuencias se encadenan con toda lógica y la historia parece que se contara sola.85 Estas características le confieren al mundo representado una fácil lectura, pues la ideología y las elecciones de estilo del cine clásico se deben al supuesto realista que considera que el cine —como una ventana abierta al mundo— refleja la realidad.
A partir de 1915, Griffith introdujo la forma de narración cinematográfica que sirvió de modelo para todo el clasicismo hollywoodense. La continuidad narrativa iniciada por este cineasta se va desarrollando con base en los siguientes principios: homogeneización del significante visual (decorados, iluminaciones) y del significante narrativo (relaciones entre carteles e imágenes, desempeño de los actores, unidad del guion, historia, perfil dramático, tonalidad de conjunto) y luego del significante audiovisual (sincronismo de la imagen y los sonidos-palabras, ruidos, música). Así como por la linealidad en la manera de enlazar un plano con el siguiente; utilizando el raccord de movimiento, de mirada y de sonido. Estos medios tienen la función de hacer olvidar al espectador el carácter discontinuo del significante cinematográfico. Entre las figuras de montaje que han contribuido a la narración clásica se encuentra el montaje alternado86 y el inserto.87
De acuerdo a Roger Odin,88 el filme clásico posee tres rasgos característicos: 1) es narrativo pues sus imágenes se encadenan según una lógica de implicación exterior a las imágenes, 2) se basa en una reproducción analógica que produce una fuerte impresión de realidad, y 3) se realiza un trabajo de desdibujamiento de la narración y de la representación en beneficio de la diégesis (transparencia). Según Metz89 esto produce un estado específico que se conoce como el efecto-ficción ya que el espectador mezcla la impresión de realidad con rasgos tomados del sueño y de la ensoñación diurna.
La estructura narrativa clásica se organiza de modo lineal, secuencial y corresponde a las doce unidades estructurales de la narrativa mítica estudiada por la antropología cultural. El filme abre con el recurso denominado intriga de predestinación,90 que consiste en la presencia simultánea de dos historias, una evidente y la otra oculta. La sucesión de imágenes es causal; por ello la edición es metonímica y sigue un orden que no puede ser fragmentado o suspendido, pues de este orden sucesivo depende la consistencia unitaria de la narración. Estas convenciones visuales y dramáticas se consolidan en el cine norteamericano entre 1935 y 1955, dando lugar a los cánones genéricos y a las estrategias más convencionales de recepción.91
En cuanto al régimen de representación el cine clásico busca producir la analogía absoluta, por ello la puesta en escena tiende a una mayor intencionalidad analógica y al estilo realista. Ello se logra a través del reconocimiento de los objetos y de un montaje que permite construir el movimiento de la realidad. La escritura clásica92 se caracteriza por la presencia de elecciones lingüísticas neutras y homogéneas pues aspira a generar equilibrio entre los planos más extremos (plano general y primer plano) con el objeto de conseguir regularidad. Se caracteriza por el equilibrio expresivo, la funcionalidad comunicativa y la imperceptibilidad de la mediación lingüística.
La ideología del cine clásico encarna en los géneros o en los esquemas narrativos que se fueron homogeneizando en las narraciones cinematográficas, pues cada género incluye características específicas en el nivel de los contenidos y de las formas de expresión. Las estrategias descritas basadas en una supuesta neutralidad del estilo de la transparencia y el carácter teleológico de la ideología del cine clásico fueron cuestionadas por el naciente cine moderno de la posguerra.
Cine moderno
La noción de cine moderno alude a un conjunto de filmes luego del impacto del neorrealismo italiano en el cine clásico, tanto europeo como norteamericano. En este sentido, la modernidad cinematográfica surge en Europa vinculada al neorrealismo italiano, movimiento heterogéneo que rompe con las formas tradicionales y espectaculares del cine de Hollywood. Si algo distingue al cine moderno es su apuesta experimental, pues juega con el punto de vista, la puesta en escena, la composición visual, los géneros y el montaje. Estas características lo identifican con formas de ruptura presentes no sólo en el neorrealismo italiano (1940), sino también en la nueva ola francesa (1960) y en el nuevo cine alemán (1970). Por tal razón, Vanoye93 considera que la modernidad de los años 60 y 70 retoma elementos de la historia del cine que lo vinculan con los impresionistas de los años 20, al tiempo que rinde homenaje al cine clásico hollywoodense y ejerce influencia sobre cineastas estadounidenses como Altman, Kubrick, Coppola y Scorsese. De acuerdo con Aumont y Marie,94 los tres cineastas que negaron toda experimentación espectacular fueron Roberto Rossellini, Robert Bresson y Carl Dreyer. Representativos del cine moderno son el «grupo Rive gauche», Alain Resnais y Agnes Varda.
Con respecto al cine clásico, el cine moderno95 se caracteriza por los siguientes elementos: las narraciones son más laxas, menos dramatizadas y unidas orgánicamente. Constan de momentos vacíos y preguntas no resueltas, de finales abiertos o ambiguos, los personajes son menos definidos y están en crisis (crisis de pareja, crisis psicológica) y poco dispuestos a la acción. Los procedimientos visuales o sonoros borran las fronteras entre la subjetividad (del personaje y del autor) y la objetividad de lo que se muestra. Sueños, alucinaciones, fantasías y recuerdos aparecen sin transición con las imágenes del presente objetivo como por ejemplo en el cine de Fellini, Bergman, Saura y Buñuel.
El cine moderno mezcla el estilo documental o de reportaje con una filmación más clásica como en el caso de Rohmer y Godard, se manipula el tiempo para producir efectos de confusión en el espectador entre el presente, el pasado y el tiempo imaginario, cuyo representante paradigmático es sin duda Resnais. La presencia del autor se reconoce mediante las marcas estilísticas, su mirada sobre los personajes y la historia. El cine moderno tiende a ser reflexivo, es decir, a hablar de sí mismo, del cine, de la representación y de las artes, de las relaciones entre la imagen, lo imaginario y lo real, de la creación.
La narrativa modernista96 —que corresponde a la mayor parte del cine de arte y ensayo [experimental] europeo—, combina un mundo imaginario transmitido a través de una mezcla de voces objetivas y subjetivas con patrones que evidencian la autoría, por lo general a través de un estilo personal marcado para transmitir una sensación de ambigüedad moral. Todo ello marca una ruptura con las convenciones narrativas y con el «ideal de transparencia» del cine clásico. En su lugar, el cine moderno se burla de la tradición y de la solemnidad de los géneros clásicos, propone mundos moralmente ambivalentes a través de relatos abiertos que