Susana Suárez Paniagua

La competitividad de la región centro del estado de Guanajuato y valoración de su capital territorial


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que un buen entorno, caracterizado por una adecuada infraestructura, centros de educación e investigación, calidad de vida, políticas gubernamentales para atraer inversión, favorece la concentración empresarial en regiones geográficas específicas, dando origen a lo que Porter señala como clusters, es decir, grupos geográficamente cercanos de empresas, proveedores, prestadores de servicios e instituciones relacionadas en un campo particular, que están interconectados y vinculados entre sí por aspectos comunes y complementarios.

      De acuerdo con Porter, los clusters impactan de manera positiva la competitividad pues: 1) incrementan la productividad de la empresa al reducir los costos de transacción y de capital por la proximidad física; 2) elevan la capacidad de innovación e incremento de la productividad; 3) estimulan la generación de nuevos negocios que llevan a expandir el cluster impulsando la innovación (Romo y Abdel, 2005).

      Respecto a la competitividad urbana, autores como Lever y Turok (1999) y Sobrino (2001) afirman que se refiere al grado en el cual las ciudades pueden producir bienes y servicios, de lo que depende su capacidad para penetrar en el mercado regional, nacional e internacional; así como de su crecimiento económico local, e igualmente del incremento del ingreso real y la calidad de vida de sus habitantes.

      Como puede apreciarse en estas concepciones de la competitividad se hace referencia a otros ámbitos más que el económico, considerando como elementos de su definición y medición, la calidad de vida de la población.

      Sin embargo, para autores como Cellini y Soci (2002) la competitividad regional significa más que la capacidad potencial de exportación o el superávit en la balanza comercial; para ellos, la competitividad regional va mucho más allá de la producción de bienes incluyendo una amplia gama de insumos materiales e inmateriales y su movilidad, desde la vivienda y la infraestructura hasta las comunicaciones y las redes sociales.

      Profundizando en esta discusión Camagni (2002) afirma que las regiones compiten para atraer a las empresas, es decir, por capital, así como por trabajadores y por acceder al mercado, pero esta competencia se basa en las ventajas absolutas y no sobre las ventajas comparativas. ¿De dónde vienen estas ventajas competitivas absolutas? Siguiendo con este autor, las regiones tienen un conjunto de factores o activos externos a las empresas pero que las benefician permitiéndoles obtener una alta productividad que de otra manera no sería posible. Cuando una región posee estos factores externos (activos tecnológicos, sociales, de infraestructura o institucionales) adquiere ventajas competitivas absolutas, favoreciendo que las empresas se localicen en su territorio (p. 2396).

      Se considera que estos factores afectan la competitividad de las regiones, factores a los cuales se les ha denominado externalidades o recursos que posee la región y que son externos a las empresas, pero que influyen en su productividad y competitividad. Kitson, Ron y Tyler (2004) señalan que estas externalidades en cierta forma están reconocidas en el modelo explicativo de la competitividad de Porter, quien menciona que las ventajas competitivas derivan de procesos localizados geográficamente, colocando elementos clave para la competitividad en factores externos “blandos” tales como el grado de integración social, la existencia de redes sociales como capital social y estructuras institucionales (p. 994).

      Para Camagni la competitividad territorial pone en relieve la importancia que desempeña el territorio, en cuanto a proporcionar un ambiente innovador para generar herramientas competitivas a las empresas. De acuerdo con este autor, el territorio desempeña un papel importante para la competitividad al ser un espacio en donde se llevan a cabo procesos de acumulación del conocimiento y el desarrollo de códigos de interpretación, modelos de cooperación y la toma de decisiones en las que se basa el proceso de innovación de las empresas locales (2002, p. 2396).

      Con estas contribuciones, se ha explicado la competitividad regional con base a estas externalidades “soft”, que aluden a aspectos que rebasan el ámbito de la productividad, poniendo mayor énfasis en los procesos de generación del conocimiento local, del aprendizaje y la creatividad. A partir de estos elementos Kitson, Roy y Tyler (2004), proponen un modelo explicativo de la competitividad regional que contempla dichas externalidades blandas como sus dimensiones clave, y que se muestra en la figura 1.4.

      El modelo contempla como dimensiones de la competitividad:

      a) la calidad y cualificación de la mano de obra (capital humano)

      b) el alcance, la profundidad y la orientación de las redes sociales y las formas institucionales (capital social/institucional)

      c) la variedad y la calidad de los bienes y servicios culturales (capital cultural)

      d) la presencia de una clase innovadora y creativa (conocimiento y capital creativo)

      e) escala y calidad de la infraestructura pública

      f) finalmente, el capital productivo, es decir el conjunto de elementos externos arriba señalados, que son importantes para apoyar e impulsar una base productiva eficiente para la economía regional (Kitson, Ron y Tyler, 2004, p. 994).

      El análisis de la competitividad regional ha llevado a identificar que el territorio desempeña un papel importante para el logro de la competitividad, reconociendo que otros factores externos a las empresas y conglomerados industriales, tienen que ser considerados como factores clave en ese análisis.

      Ahora bien, nos encontramos que se ha desplegado un enfoque de la competitividad desde la perspectiva del desarrollo territorial, que contempla un nuevo concepto, el de capital territorial, factor al que se le otorga un peso decisivo en el logro del desarrollo y la competitividad, lo que a continuación exponemos.

      Notas del capítulo 1

      1 Para este recuento de las teorías de desarrollo regional, se recurrió en gran medida a los trabajos de Juan R. Cuadrado Roura (1995) y de Edgar Moncayo Jiménez (2001) (2002).

      2 De acuerdo con Zermeño, el crecimiento significa el aumento de la producción que registra un país a través del tiempo. El desarrollo estudia el crecimiento de un sistema económico en un periodo largo de tiempo, incorporando las transformaciones que en ese horizonte ocurren: se transforma la estructura productiva, la tecnología, las instituciones, las relaciones sociales y políticas que inciden en la economía, las pautas de distribución del producto. Mientras que el desarrollo puede ser comprendido como el objetivo de un país, de una sociedad, de un colectivo. El desarrollo generalmente significa un avance en el bienestar social. Así, el crecimiento económico sólo es desarrollo en función de un mayor bienestar, si es equitativo, si es modernizador y al mismo tiempo impulsor del progreso social, si es sustentable, si finalmente significa desarrollo humano, entendido como un avance hacia la plena realización de todas las personas (Zermeño, F. 2004).

      Desarrollo, competitividad y capital territorial

      Enfoque del desarrollo territorial: factores determinantes

      El enfoque del desarrollo territorial ha sido resultado de las aportaciones de varios científicos sociales que han considerado a la variable espacial en su análisis económico, como hemos mencionado, desde aquellas realizadas por Walter Isard hasta las más recientes contribuciones de Paul Krugman, Masahisa Fujita, Anthony Venables, Roberto Camagni, Roberta Capello, entre otros, quienes han estudiado el tema de la distribución y dinámica económica en los espacios geográficos. Cabe señalar, que también algunos científicos latinoamericanos han contribuido al desarrollo de este enfoque quienes, preocupados por la desigualdad económica entre regiones, han examinado las causas y han establecido planteamientos que nutren este marco teórico conceptual, entre ellos: Sergio Boisier, Sergio Sepúlveda, Clemente Ruiz Durán, Rafael Echeverrí, Julio Berdegué, Carlos Caicedo Cuervo y Javier Delgadillo.

      El enfoque de desarrollo territorial se diferencia de otros marcos teóricos en dos aspectos centrales: el primero es que enfatiza en que si bien el crecimiento económico de un territorio es fundamental, no sólo se trata de lograr este