Susana Suárez Paniagua

La competitividad de la región centro del estado de Guanajuato y valoración de su capital territorial


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intervención que indudablemente deberá tener en cuenta la dinámica de la economía capitalista global que transforma a los territorios. Ello significa que, si bien este enfoque juzga que el libre mercado por sí solo no logrará el desarrollo de las sociedades y territorios, tampoco considera que es un obstáculo para el desarrollo, es decir, que estima que es posible tomar en cuenta el mecanismo de mercado para lograr una posición ventajosa para cada territorio en cuestión. Planteamiento que conlleva el conocimiento y desarrollo de las ventajas competitivas de cada territorio.

      Competitividad territorial

      Sin duda, el enfoque territorial del desarrollo considera que los territorios tienen que lograr “competitividad”, pero no sólo entendida como la capacidad de afrontar la competencia del mercado, sino que también tienen que garantizar al mismo tiempo la sostenibilidad medioambiental, económica, social y cultural, mediante prácticas de integración en redes y de articulación territorial” (Observatorio Europeo, 1999). Razón por la cual, en realidad se plantea que los territorios tienen que ser competitivos en cuatro distintas esferas:

       Competitividad económica comprendida como la capacidad de los agentes para producir y mantener el máximo de valor añadido en el territorio mediante el refuerzo de los vínculos entre sectores y haciendo que la combinación de recursos constituya activos para valorizar el carácter específico de los productos y servicios locales.

       Competitividad social concebida como la capacidad de los agentes para actuar eficazmente de manera conjunta sobre la base de una concepción consensuada del proyecto y fomentada por una concertación entre los distintos niveles institucionales.

       Competitividad medio ambiental pensada como la capacidad de los agentes para valorizar su entorno haciendo del mismo un elemento “distintivo” de su territorio, garantizando al mismo tiempo la conservación y la renovación de los recursos naturales y patrimoniales.

       La localización en el contexto global percibida como la capacidad de los agentes para situarse con relación a los otros territorios y al mundo exterior en general, con el objeto de hacer progresar su proyecto de territorio y de garantizar su viabilidad en el contexto de la globalización” (Observatorio Europeo Leader, 1999, p. 5).

      Además, este paradigma establece que, para lograr la competitividad, y por ende el desarrollo, cada comunidad territorial deberá revalorar su potencial económico y buscar compatibilizar la dinámica del mercado con un desarrollo social justo. Con este propósito la comunidad deberá promover y apoyar el tipo de producción y de servicios que su territorio pueda ofrecer, tales como: cadenas productivas, especialización productiva, así como propiciar y apoyar el desarrollo de la ciencia y la tecnología local, y el acceso y uso de las novedades tecnológicas.

      Explícitamente el Desarrollo Territorial sostiene que su objetivo es impulsar un proceso de desarrollo endógeno, creando sinergias entre los distintos actores que comparten el territorio para generar crecimiento económico y buscar una mejor distribución del ingreso entre la población. Se insiste en la endogeneidad, considerada como la capacidad que tienen que adquirir las regiones para apropiarse de una parte del excedente generado en ellas y reinvertirlo en las propias regiones, así como en su capacidad de desarrollar o apropiarse de la ciencia y la tecnología, de generar su proceso de cambio tecnológico, además de tener la capacidad de tomar decisiones y ejecutar acciones acordes a su proyecto de desarrollo.

      Sin duda, esta visión territorial del desarrollo exige aprovechar los esquemas de economía de mercado predominantes en el capitalismo global actual, pero persiguiendo el beneficio de la mayoría de la población, buscando cuáles podrían ser los usos alternativos del territorio de los cuales podrían obtenerse mayores beneficios económicos, lo que conduciría al desarrollo de nuevas actividades económicas que ofrezcan más y mejores oportunidades de empleo, ingreso y progreso; teniendo en consideración la interpretación y significado que le dan los propios actores locales al territorio, en suma, su dimensión cultural y social.

      Realmente el Desarrollo Territorial estima que la política pública deberá fomentar aquellas actividades productivas y no productivas que generen mayores externalidades positivas a la sociedad y no aquellas que sólo generen rentabilidad privada, es decir, que deberá apoyar a aquellas actividades que producen beneficios sociales. En términos generales, lo que propone es que, en el contexto de una economía globalizada, se desarrolle una nueva economía del territorio, desplegando estrategias de desarrollo productivo y de servicios, fortaleciendo cadenas productivas, optimizando las relaciones y flujos entre los distintos eslabones de las cadenas, así como propiciando encadenamientos productivos.

      Asimismo, sugiere robustecer a mercados internos y locales, examinar los actuales modelos productivos y buscar otros alternativos, del mismo modo que los sistemas tecnológicos, para generar o apropiarse de la tecnología más accesible y adecuada para las condiciones de los territorios.

      En síntesis, indica que habría que pensar en estrategias que fortalezcan aquellas actividades, procesos y recursos naturales que constituyen o pueden llegar a constituir ventajas para la región, tomando en cuenta las ventajas de localización, así como las que estén encaminadas a mejorar la calidad de los servicios, y a crear o fortalecer cadenas productivas orientadas a la competitividad, a buscar estrategias con las que se logre que el territorio ocupe una mejor posición en el mercado mundial.

      En términos más particulares plantea que es indispensable la identificación de los factores de la región que ofrezcan ventajas, y en consecuencia el aumento y mejora de recursos y condiciones con las que cuenta, entre ellas: la infraestructura vial, los transportes, parques industriales, puertos, energía, equipamiento urbano, en suma, el incremento y avance de las condiciones de localización para el desarrollo de actividades innovadoras, en el marco de visiones estratégicas para el desarrollo.

      Además, encuentra que es primordial realizar esfuerzos para crear economías de escala, para disminuir costos de producción, desarrollar nuevas cadenas de valor, así como generar y fortalecer relaciones de cooperación entre empresas para obtener ventajas de aglomeración, entre ellas las de intercambio de información; y aún más, considera ineludible generar una mejor relación entre el capital y el trabajo, lo que significa mejorar las condiciones laborales. Igualmente, plantea como condición de desarrollo la movilización de recursos endógenos, la promoción de sectores estratégicos, y sobre todo la creación de externalidades locales positivas, y la promoción de las inversiones regionales (pensando sobre todo en aquellas zonas más atrasadas).

      Cabe hacer mención, que el enfoque de desarrollo territorial ha tenido un fuerte impulso derivado de la instauración de la Unión Europea (UE) en 1993, la cual se constituye con la intención de la creación de un mercado único, con libre circulación de mercancías, servicios, personas y capitales, es decir, con el propósito de promover una integración continental por medio de políticas comunes.

      De hecho, la Comunidad Europea se ha convertido en una comunidad política de derecho, ya que ha desarrollado un sistema jurídico y político, para propiciar una integración y gobernanza de los países que la componen (hasta octubre de 2020 está formada por 27 países –el Reino Unido salió de esta comunidad el 31 de enero de este mismo año–). Efectivamente, se rige por un régimen de democracia representativa y para ello cuenta con las siguientes instituciones: el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo, el Consejo, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Tribunal de Cuentas y el Banco Central Europeo. Cada una de estas instituciones se encarga de determinadas funciones, el Parlamento y el Consejo lo hacen de las cuestiones legislativas, el Consejo Europeo se hace cargo de la orientación de la política general.