es un tema mucho más interesante. Brinda una presentación más intuitiva y menos matemática de nuestra toma de decisiones.
La economía conductual también es interesante debido al pluralismo y la diversidad en sus principios básicos. Los economistas conductuales reúnen una amplia gama de otras disciplinas con la economía; por ejemplo, la psicología (en especial, la psicología social), la sociología, la neurociencia y la biología evolutiva. Mediante esta mezcla de ideas entre varias disciplinas, los economistas conductuales enriquecen nuestro entendimiento de las conductas económicas y financieras, sin necesidad de abandonar el lado analítico que generalmente se asocia con la economía convencional.
¿Por qué la economía conductual es diferente?
La mayoría de los economistas describe a las personas como calculadoras matemáticas; son capaces de agregar de manera fácil y precisa los costos y beneficios monetarios de sus decisiones en monedas, sin preocuparse de las acciones de quienes se encuentren a su alrededor. La mayoría de los economistas comienzan con la suposición de que los problemas económicos surgen de fallas en los mercados y sus instituciones complementarias, no porque las personas son propensas a fallar por su cuenta. Las barreras impiden que las empresas pequeñas ingresen a los mercados, y permiten que los monopolios grandes y de mayor capital dominen los mercados, eleven los precios y limiten la producción. Es posible que la información se tergiverse. Puede que no existan algunos mercados; por ejemplo, no hay mercados naturales para los cigarros y la contaminación, por lo que los precios no representan completamente el equilibrio entre los beneficios y costos de estos factores.
La racionalidad en la economía conductual
Mientras los economistas convencionales dirigen su atención desde los límites hasta la racionalidad, no se imaginan que las personas son seres extremadamente racionales. En lugar de eso, se enfocan en algunos límites de la toma racional de decisiones. Muchos economistas conductuales extraen algunas ideas de Herbert Simon, quien fue un psicólogo y científico informático, que obtuvo un premio Nobel en economía. Es famoso por su concepto de racionalidad limitada, una idea que postulaba la irracionalidad a la hora de decidir, debido a diversas limitaciones cognitivas. Estas limitaciones cognitivas pueden limitar nuestra capacidad de elegir las mejores estrategias. Los límites en la capacidad de la memoria o el procesamiento numéricos significan que a veces nos vemos influenciados hacia una opción en particular porque no tenemos el tiempo de procesamiento cognitivo o de la información, o las ganas de considerar otras opciones.
Los economistas conductuales también desarrollan otros conceptos de racionalidad. Vernon L. Smith, otro ganador del premio Nobel, desarrolla el concepto de racionalidad ecológica. Smith plantea la hipótesis de que los contextos y las circunstancias en los que nos encontramos determinan la maleabilidad de la racionalidad. De forma similar, Gerd Gigerenzer afirma que estamos impulsados por una racionalidad práctica: debemos decidir de forma rápida, pero “moderada” en el mundo real. No tenemos tiempo para recopilar demasiada información o de aplicar reglas complejas en la toma de decisiones. Decidimos rápidamente y con sencillez. Generalmente, esto funciona sin problemas; sin embargo, otras veces nos lleva a prejuicios conductuales sistemáticos.
Otro economista con interesantes ideas sobre lo que representa un ser racional es Harvey Leibenstein, quien desarrolló el concepto de racionalidad selectiva, un término similar a la racionalidad ecológica de Vernon L. Smith. Decidimos cuando ser extremadamente racionales y, a veces, aprovechamos al máximo toda la información disponible. Sin embargo, podemos optar por no salir del statu quo en otras situaciones, y permanecer en lo que Leibenstein describe como áreas inertes. Esto hace que nuestras decisiones sean mucho más “cómodas”. No siempre adaptamos nuestras conductas a las nuevas circunstancias de manera eficaz. Cuando nuestra conducta no es flexible, Leibenstein afirma que existen dos explicaciones: ya sea que hayamos decidido que los costos de cambiar las decisiones son muy altos o, en otros casos, seamos demasiado holgazanes e indiferentes para cambiar.
Por lo tanto, los economistas conductuales cuentan con una gama compleja de perspectivas sobre lo que significa ser racional. En su mayoría, permiten que nuestra racionalidad sea variable y dependa de las circunstancias en las que nos encontramos. Cuando no tenemos acceso a información confiable, cuando estamos en un apuro, cuando enfrentamos limitaciones cognitivas o influencias sociales; son situaciones que pueden llevarnos a tomar decisiones que, en un mundo perfecto con bastante tiempo e información, se podrían mejorar.
Limitaciones de los datos
Aunque este tipo de economía tiene mucho potencial, una restricción clave para los economistas conductuales radica en la búsqueda de datos importantes y confiables. Los economistas conductuales generalmente utilizan experimentos para recopilar datos, en contraste con el método empírico tradicional en la economía, que comprende el uso de métodos econométricos y estadísticos para analizar datos publicados e históricos, recopilados por gobiernos y organismos estadísticos internacionales.
A menudo, los economistas conductuales están tratando de inferir algunos elementos sobre los procesos involucrados en los pensamientos y sentimientos de las personas, sin aún saber exactamente qué impulsa las decisiones humanas. Las fuentes comunes de datos económicos no son tan útiles en este punto, ya que tradicionalmente, los datos económicos tratan sobre elecciones y resultados analizados (por ejemplo, los índices de empleo y desempleo en un contexto macroeconómico).
Los economistas conductuales pueden confiar en los datos de las encuestas; por ejemplo, las preguntas sobre las percepciones de las personas sobre su propia felicidad y bienestar están siendo incorporadas en los censos. Sin embargo, los datos de las encuestas tienen limitaciones: ¿cómo identifica un investigador una muestra representativa? ¿Cómo lidia un encuestador con las respuestas falsas o mal informadas en las preguntas de las encuestas?
Datos experimentales
Los experimentos en los laboratorios son probablemente la fuente de datos más común para los economistas conductuales. El problema que surge con muchos experimentos en los laboratorios es que se llevan a cabo en las universidades, por lo que esto se traduce, generalmente, en estudiantes universitarios como participantes experimentales. Es posible que las decisiones de los estudiantes en los experimentos no se relacionen de manera adecuada con las decisiones en el mundo real, en cuyo caso, estos datos experimentales carecerán de validez externa; por lo que las conclusiones de los experimentos no se traducirán adecuadamente al mundo real. De esta forma, si un estudiante participa, por ejemplo, en un experimento relativo a las operaciones comerciales, es posible que sus decisiones observadas tengan poca conexión con la forma en la que los verdaderos operadores se comportarían, ya que los estudiantes cuentan con conocimientos y experiencia limitados, y, probablemente, estarán menos motivados a tener éxito.
Otro obstáculo significativo para los datos experimentales confiables es el diseño experimental. Los experimentadores pueden encontrar dificultades a la hora de desarrollar un experimento controlado “sin obstáculos” en el área de la economía. Algunos economistas han criticado los primeros hallazgos de los economistas conductuales, en función de que las respuestas de los participantes de los experimentos mostraron confusión sobre lo que se supone que estaban experimentando, y las anomalías conductuales identificadas no eran prejuicios sistemáticos genuinos. También existen ventajas y desventajas éticas. ¿En qué variables debería un experimentador poner a prueba a sus participantes, especialmente si son pacientes vulnerables de un hospital, por ejemplo? ¿Es legítimo engañar a los participantes experimentales? ¿Es posible diseñar un experimento artificial que no involucre ningún engaño en lo absoluto?
Las herramientas como Survey Monkey, Prolific Academic y Task Rabbit, así como las aplicaciones móviles que van en aumento, permiten realizar experimentos en línea. Estos métodos no son costosos y pueden representar una forma muy fácil y rápida de obtener grandes cantidades de datos experimentales. Sin embargo, ¿cómo se asegura el investigador de que se está utilizando una muestra representativa? ¿Cómo lidian con el problema de los participantes sin motivación que, tal vez, solo presionar las teclas de la computadora aleatoriamente, interesados solo en ganar dinero con el ejercicio? Motivar a los participantes experimentales para que se comporten de forma realista en las pruebas experimentales es un problema significativo