la palingenesia y la metempsícosis no vienen tampoco al caso.
56 Jason Gaiger, op. cit., pp. 16 ss.
57 Inka Mülder-Bach, «Eine ‘neue Logik für den Liebhaber’: Herders Theorie der Plastik», en Hans-Jürgen Schings (ed.), Der ganze Mensch: Anthropologie und Literatur im 18. Jahrhundert, Stuttgart, Metzler, 1994, p. 360. Cfr., al respecto, el comentario de Jason Gaiger, op. cit., p. 20.
58 De hecho, no fue sino hasta 1815, gracias a la publicación de Le Jupiter Olympien, ou l’art de la sculpture antique, considerèe sous un nouveau point de vue, de Quatramère de Quincy, cuando se empezó a reconocer el uso del color en la escultura antigua.
59 Von der Fähigkeit des Empfindens des Schönen in der Kunst (Sämtliche Werke, VIII, p. 107).
60 De la admiración de Herder por Winckelmann no sólo da cuenta la obra que aquí presentamos, sino algún que otro escrito suyo. Por ejemplo, su Denkmal Johann Winckelmanns, escrito en 1778 (diez años después del asesinato de Winckelmann en Trieste).
61 Aloïs Riegl, El arte industrial tardorromano, Madrid, Visor, 1992.
62 Heinrich Wölfflin, Conceptos fundamentales de la historia del arte (1924), Madrid, Espasa-Calpe, 1979, pp. 26 ss.
63 Aprovecho la ocasión para explicar que el término alemán Plastik suele traducirse, como en este caso, como Escultura. Pero somos conscientes de que en otros idiomas, como el nuestro, se habla de artes plásticas en referencia a las artes visuales en general. En alemán también se pudo llamar a la escultura, como hacía Winckelmann, Bildhauerkunst (arte del cortar una madera, o arte del labrar o tallar una piedra, o de esculpir). De cualquier modo, parece que traducir Plastik por Plástica hubiera llevado a los lectores en castellano a un innecesario malentendido.
64 Sobre las nuevas relaciones entre lo visual y lo táctil, en cuanto que trabajo de articulación del espacio, en la nueva escultura, aquí podemos conformarnos con remitir al libro de Javier Maderuelo, El espacio raptado, Madrid, Mondadori, 1990.
Escultura
Algunas observaciones
sobre la forma y la figura
a partir del sueño plástico
de Pigmalión
Escrito en su mayor parte durante los años 1768-1770.
Una incompleta introducción para otros similares ensayos de una anaglífica, una óptica, una acústica, etc.2
-en! ille in nubibus arcus
mille trahit varios adverso sole colores.
VIRGILIO3
1 «¿Qué es lo bello? La pregunta de un ciego». Diógenes Laercio (siglo III), Vidas de los más ilustres filósofos griegos, V.1.20. El pasaje de referencia es uno en que se habla de Aristóteles: «A uno que le preguntaba por qué dedicamos más tiempo a conversar con los bellos, le dijo: Esa pregunta es propia de un ciego». La cita aparece convenientemente modificada por Herder a fin de servirse de ella como motto.
2 Un anaglifo –del griego anaglifos, de aná [en alto] y glýpho [esculpir]– es un relieve o bajorrelieve. En óptica, un procedimiento para conferir relieve a las imágenes (de modo que puedan ser reconocidas por los ciegos a través del tacto). La «anaglífica» de la que habla Herder sería la ciencia que estudia los bajorrelieves. La «óptica» se referiría en este caso a los fundamentos de la pintura, y la «acústica» a los de la poesía y la música.
3 Virgilio, Eneida, V.88-9: «¡Ved, aquel arco en las nubes que arrastra mil diversos colores contra el Sol!».
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