Garcia Manuel Emídio

Memorias de posguerra


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José Mancisidor Ortiz (Veracruz, 1894-Monterrey, 1956). Tras sus estudios secundarios se hizo militar. Fue director de la Imprenta del Gobierno de Veracruz y profesor de Historia de México en la Escuela Normal Veracruzana. Editor de la revista Ruta. Fue miembro de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios. Destacó como novelista. Es autor, entre otras, de las novelas: La asonada (1931); La ciudad roja (1932); Nueva York revolucionario (1935); De una madre española (1938); En la rosa de los vientos (1940), etc. Escribió asimismo diversos libros de cuentos, de historia y alguna obra de teatro.

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      Fernando Gamboa, museógrafo, México, 1986

      (Foto: J. V. Rodríguez)

      Fernando Gamboa nació en la ciudad de México en 1908 y falleció en un malogrado accidente en la carretera de Pachuca, Estado de Hidalgo, México, 1990.

      Fue, sin lugar a dudas, uno de los museógrafos mexicanos más notables del siglo veinte. Formado en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de la capital mexicana, pronto abandonó la práctica pictórica por la gestión cultural y sobre todo la organización de exposiciones de arte mexicano.

      Fernando Gamboa vino a España con los poetas Carlos Pellicer y Octavio Paz y diversos miembros de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios de México encabezada por el maestro y escritor José Mancisidor, el novelista Juan de la Cabada, el artista José Chávez Morado, el músico y compositor Silvestre Revueltas, etc.

      Como funcionario del Instituto Nacional de Bellas Artes coordinó diversas muestras internacionales de arte mexicano y exposiciones de José Guadalupe Posada (1944); Manuel Álvarez Bravo (1945); Así es México (1954); Rivera, Tamayo y Zúñiga (Zúrich, 1959), Arte Popular Mexicano (Varsovia, 1961); Exposición de Arte mexicano (París, 1962); Pabellón de México (Osaka, 1970), David Alfaro Siqueiros (Florencia, 1976), etc.

      Dirigió desde su fundación el Museo de Arte Moderno de México (1974-81), periodo en el que promovió la revista de Artes Visuales, que dirigió la crítica de arte holandesa Carla Stellweg, creando el primer espacio museográfico dedicado a la fotografía de Manuel Álvarez Bravo.

      Fue el primer director del Museo Tamayo (1981) y del Palacio Iturbide de Fomento Cultural Banamex (1983), donde organizó diversas exposiciones sobre los artistas Roberto Montenegro y Juan Cordero y temáticas como El papel moneda en México, etc.

      Asistió con Octavio Paz y otros intelectuales mexicanos al Congreso Internacional de Intelectuales y Artistas de Valencia (1987).

      Pregunta: ¿Qué relación tuvo usted con el exilio español?

      Respuesta: Mis contactos más directos con la ayuda a España en activo y de la emigración fueron en 1939. México se posicionó ante la guerra de España y respondió al gesto de grandeza del General Lázaro Cárdenas (1891-1970) y su comprensión de la causa española. Era un periodo difícil. Nosotros como mexicanos fuimos dando respuestas a las iniciativas de nuestro presidente. Le recuerdo que fue la época de la nacionalización del petróleo, el reparto de tierras entre los campesinos, las campañas de alfabetización, etc. A mí me tocó ocuparme de los miles de refugiados españoles en los campos de concentración de Francia en 1939. La situación de los españoles en Francia era de lo más trágica. Y el tema se agravó con el estallido de la guerra europea y la invasión de Francia por las fuerzas de Adolf Hitler.

      P.: ¿Cómo se vincula usted con España?

      R.: Yo tenía unos vínculos muy profundos con España a través del arte, mi admiración por Pablo Picasso, la presencia de Diego Rivera en España, etc.

      P.: ¿Cómo llega la invitación a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios de México?

      P.: ¿Con qué idea viajaron a España?

      R.: A mí me pareció que la mejor idea era llevar un saludo y traernos un testimonio. Así surge la organización de la exposición Un siglo de Grabado Político Mexicano (Madrid, Barcelona y Valencia, 1937) y luego la muestra España en llamas (Ciudad de México, 1937).

      P.: ¿En que consistió la muestra mexicana?

      R.: Pensé que en plena guerra civil española lo mejor era llevar una exposición de la historia del grabado mexicano que arrancara desde la Nueva España hasta José Guadalupe Posada. Pero hubo otras expresiones muy bellas por parte de Carlos Pellicer, Octavio Paz, Silvestre Revueltas, etc. Octavio Paz había escrito Bajo tu sombra (1937). Carlos Pellicer el poema Peñíscola y Silvestre Revueltas compuesto el Homenaje a García Lorca. Cuando le pregunté a Pellicer qué tenía que ver un poema de amor como Peñíscola con la guerra de España me contestó: «¿Cómo que tiene que ver? ¿No te acuerdas de Peñíscola? Ese lugar maravilloso con el sol mediterráneo. Esa es la belleza eterna y la grandeza de España: