href="#ulink_8f87c536-80a1-539e-9a29-0e1c5e4ea1bb">5.Una excelente introducción a la cuestión la constituye Mainer (2006).
6.Véase, a propósito de este aspecto tan olvidado como influyente en su momento, la ponencia de Anglés en el segundo congreso de música sacra de Berna de 1962, en fechas cercanísimas a la inauguración del Concilio Vaticano II (Anglés, 1975a).
7.Véanse en este sentido los ensayos reunidos en Edler y Meine (2002), y especialmente Gerhard (2002).
8.Para una primera visión de conjunto sobre el caso alemán, véase Stanley (2006). Los textos teóricos de Dahlhaus están disponibles en el volumen correspondiente de sus Gesammelte Schriften (2000). Dos importantes textos alemanes pueden leerse ahora en excelente traducción italiana: Dahlhaus (2005) y Eggebrecht (2005). La particular recepción americana de la Histórica de Dahlhaus puede comprobarse en Treitler (1989); del mismo autor véase también Treitler (2002).
9.Desde la perspectiva del escepticismo posmoderno, resulta de interés la monografía de Daniel Leech-Wilkinson (2002); véase también Carreras (2004b).
10.Sobre Ribera, véase Casares (2002).
11.Por razones evidentes la reflexión sobre la recepción de Dahlahus no puede incluir la recién publicada Música del Siglo XIX, Madrid, Akal, 2014. (n. del e.)
12.Para reflexiones realizadas mayoritariamente desde la etnomusicología, véanse Martí (2000), Pelinski (2000), Rodríguez Suso (2002), Cámara de Landa (2003) o Ramos López (2003). La tradición anterior solía presentarse como suplemento de la musicología europea: véase, por ejemplo, la traducción española del Compendio de Musicología de Jacques Chailley (1991), ampliado con un «Directorio bibliográfico de musicología española» (pp. 519-562), a cargo de Ismael Fernández de la Cuesta y Carlos Martínez Gil. Algunos textos programáticos con relación a la conflictiva institucionalización de la musicología española pueden encontrarse en Carreira (1995).
13.Acerca de la institucionalización universitaria, véase Aviñoa (1998).
14.La serie comprende trece volúmenes hasta 1936, cf. Rafel i Fontanals (1997). Una panorámica de las principales ediciones monumentales hasta los años sesenta puede consultarse en «Denkmäler (Spanien)», véase Eggebrecht (1967: 210-211).
15.Véase Pla (1958), citado en Pujol (2003: 88). Sobre la problemática de los «historiadors noucentistes» y la dimensión internacional de su práctica historiográfica, ídem (pp. 73-137).
16.Un elegante análisis cultural de la restauración gregoriana puede encontrarse en Bergeron (1998).
17.Una crónica detallada de las actividades del Institut puede encontrarse en Balcells y Pujol (2002). Véase Fontanals y Losantos (2007) para una historia institucional de la biblioteca en la que queda clara la importancia de su sección de música; cf. también Crespi (2001) y Carreras (2001: 153-156).
18.En un importante discurso pronunciado en 1890, el propio Prat de la Riba argumentaba la naturaleza nacional de lo medieval tanto desde la perspectiva conservadora cristiana como del moderno positivismo: «Les escoles filosòfiques que avui tenen vida de proselitisme o de creixença son dues: la cristiana i la positivista. […] Les dues s’enamoren de l’edat mitjana: l’una per lo que té de cristiana, l’altra per lo que té de naturalista». Citado en Cattini (2008: 287). Un testimonio vivo y revelador del impulso cultural y político propiciado por Riba es el de Jordi Rubió (1991: 37-43). Sobre la cuestión general del medievalismo y sus funciones, véase Carreras Ares (2004); con relación al nacionalismo, García de Cortázar (2005).
19.Véase Anglés (1943-1964, vol. I: XI). El texto está fechado en Barcelona en agosto de 1964. Este criterio estético (totalmente ajeno a Ludwig) fue fundamental para Anglés a lo largo de toda su vida, como muestra una de sus últimas publicaciones, en la que hace un notable esfuerzo conceptual en torno a la cuestión de lo popular, cf. Anglés (1975c). Acerca de la cuestión de la música popular, véase Anglès (1928); sobre la campaña en Solsona y Berga con Pere Bohigas, véanse pp. 181-228. Una primera consideración de la relación de Anglés con el Cançoner la ofrece Calvo (1989-1990). Para una breve e inteligente síntesis del origen romántico de este interés por la cultura popular, véase Meseguer (1997). Acerca del uso del folclore en la práctica musicológica catalana reflexiona Martí (1996: 37-71); sobre la problemática de su aplicación en los estudios medievales, véase además Schmitt (2003). Por otra parte, Pamela Potter ha recordado la importancia de los estudios en torno al Volkslied en la musicología alemana anterior a 1945 (Potter, 1998: 191-196).
20.Véase Anglés (1975b). Sobre las tensiones y pasiones que precedieron a la publicación del códice de Las Huelgas, véase Anglès (1931, vol. II: XII-XIV).
21.Esta segunda visita de Anglés, generalmente ignorada, aparece en el importante testimonio autobiográfico de Anglés «Veinte años de estudios en busca del ritmo y de la belleza musical de las Cantigas» (1943-1964, vol. II: 1-13: 4). En este texto afirma Anglés: «Lo mismo en 1924 que en 1928 (en que tuve la suerte de trabajar de nuevo al lado del mencionado Ludwig), expuse mis dudas y preocupaciones al venerado maestro». La visita de 1924 estuvo precedida de una estancia en Friburgo con W. Gurlitt para estudiar la chanson borgoñona (en preparación de sus estudios sobre la música en la corte de los Reyes Católicos) y los repertorios antiguos para órgano. La visita a Friburgo, decisiva para las futuras relaciones germanas de Anglés, estuvo propiciada por un contacto de Rubió i Lluch, el medievalista alemán Heinrich Finke, ocupante desde 1898 del «katholischer Lehrstuhl» de la Universidad de Friburgo.
22.La divertida errata, combinada con el error de omitir la primera visita a Göttingen de 1924, en Llorens (1999: 467).
23.Se ha señalado con razón el impulso espectacular de la investigación musicológica alemana con relación a las fuentes musicales anteriores al Barroco en el primer tercio del siglo XX y su relación con la nueva problemática de la interpretación práctica de una tradición interrumpida. Véase al respecto Morent (2000), especialmente pp. 247-252; una perspectiva más amplia (incluyendo las importantes aportaciones francesas) puede encontrarse en Carreras (1990). Sobre la figura de Ludwig, Haines (2003) –que incluye, en las pp. 153-164, una traducción al inglés de la célebre conferencia de Ludwig de 1905 sobre las perspectivas del medievalismo musicológico en el cambio de siglo–, buen artículo que complementar con las observaciones sobre la rivalidad franco-germana en el ámbito de la musicología medievalista en ese periodo del propio Haines (2001).
24.Un importante antecedente de esta práctica