el apéndice documental, apenas explorada en el ámbito de la musicología, véase el fundamental ensayo de Anthony Grafton (1998).
25.Johannes Wolf (1869-1947) fue, junto a Ludwig (nacido tres años después), uno de los más importantes medievalistas de su tiempo, destacando en el campo de la notación y de la teoría musical. Su historia en tres volúmenes, acompañada de una antología de transcripciones musicales, se publicó en Leipzig entre 1925 y 1929. Concebida como una obra de divulgación, como indica su título, Geschichte der Musik in allgemeinverständlicher Form (es decir, una historia «al alcance de todos»), fue traducida al español por el compositor Roberto Gerhard. Sobre esta historia y los esfuerzos de su autor por superar la perspectiva germanocéntrica, véase Potter (1998: 222).
26.Véase Anglés (1935). La obra fue reeditada por la Biblioteca de Catalunya y la Universidad Autónoma de Barcelona en 1988.
27.Caso aparte, que no puede ser tratado aquí, es el de la edición póstuma de su Historia de la música medieval en Navarra, cf. Anglés (1970), que en lo publicado presenta un planteamiento narrativo más elaborado y que remite a una evolución de los planteamientos historiográficos de Anglés a lo largo del tiempo.
28.Sobre este problema en el ámbito de la erudición finisecular española, véase Carreras (2004a).
29.Como ejemplos de narración histórica destacan la serie de artículos titulados «Studien über die Geschichte der mehrstimmigen Musik im Mittelalter» o la extraordinaria síntesis ofrecida en Ludwig (1924).
30.Sobre Torras y Bages, véase Hina (1986: 184-187).
31.Me refiero aquí al discurso oficial de Anglés, al margen de las complejas y ambiguas solidaridades y lealtades personales que configuraron su indudable identidad catalana. Sobre Anglés y la construcción del mito áureo en la música española trata Pilar Ramos (2003).
32.Sobre Rubió i Lluch, véase Balcells (2000). Una breve consideración de la historiografía de Jordi Rubió la ofrece Molas (1988). La diferencia de los dos modelos historiográficos aparece con claridad en los respectivos artículos biográficos de Jordi Malé Peguerols incluidos en Simon i Tarrés (2003: 1033-1036).
33.Rubió (1913), citado en Balcells (2000: 19).
34.Véase Rubió i Lluch (1908 y 1921, vol. I: XII). Sobre la escuela histórica catalana, véase Balcells (2000: 15-17). La sustitución tras la Guerra Civil de las escuelas históricas liberales por el modelo universitario franquista («una perversa combinación de arbitrariedades políticas, indecentes conductas académicas y solidaridades ideológicas») es certeramente caracterizado por I. Peiró Martín, subrayando el aspecto jerárquico y escolar en Peiró Martín 1996 (la cita en p. 14). El desarrollo de la disciplina histórica en la Universidad franquista ha sido abordado por Marín Gelabert (2005). Sobre el obsesivo control autocrático de Anglés de las ediciones del Instituto Español de Musicología, véase Stevenson (1970: 7).
35.Los primeros trabajos ya en 1915 en la Biblioteca de Catalunya se refieren al estudio y transcripción de la música ibérica para órgano. Sobre el significado cultural del Palau, véase Aviñoa (1985: 239-242). El expediente de Anglés del seminario (entre 1900 y 1912, año de su ordenación y encuentro con Pedrell) aparece reproducido en Dolç i Cartanyà (1988: 23). Thomas Schipperges (2005: 26-27) deduce correctamente que Anglés llegó a Alemania ya formado como investigador. Véase también López-Calo (1989-1990: 39) y el testimonio de Ursula Günther, ivi p. 57, y también en Günther (1987: 169-170).
36.Aspecto este ausente en el artículo (más descriptivo que crítico) de Ulrich Bartels (1996). Anna Maria Busse Berger ha sido una de las pocas voces que han señalado la importancia de la tradición protestante y los prejuicios que sustentan la imponente obra de Ludwig, «a scholar […] who thought he was practising a strict, presuppositionless Wissenschaft, when in fact his work is full of prejudices of the evolutionary-progressive kind» (Busse Berger, 2002: 93). Sobre los supuestos estéticos de Ludwig en relación con la polifonía medieval, véase también Carreras (1990: 590-591). Acerca de las (necesarias) nuevas perspectivas de la musicología medieval resulta ilustrativo Peraino (2001).
37.Esta relación entre historiografía nacionalista y el modelo narrativo o emplotment (Hayden White) del romance ha sido recordada a propósito de la historiografía general estadounidense por Dorothy Ross (1995), especialmente en las pp. 652-653.
38.Una excepción la constituye la traducción de Maricarmen Gómez Muntané de los dos artículos de Besseler para la enciclopedia Die Musik in Geschichte und Gegenwart de finales de los años cuarenta (Besseler, 1986). Sobre el prestigio de la Musikwissenschaft de entreguerras en el ámbito medieval basado en su carácter alemán (y protestante), véase Haines (2003: 145-147).
39.Entre las numerosas respuestas a Kerman, siguen siendo de interés: Treitler (1989) y Bent (1986). Sobre la cuestión del «positivismo» en relación con la función del archivo en las nuevas historiografías, véase Carreras (2005), especialmente pp. 31-44, Ros-Fábregas (1998) y Wathey (1994).
LA MUSICOLOGÍA GERMÁNICA DE FINALES DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL SIGLO XX, ENTRE FILOLOGÍA Y AISLACIONISMO
Anselm Gerhard Universität Bern
Hasta hoy, a la musicología de los países de habla alemana se le ha atribuido –al menos desde el punto de vista histórico– una primacía internacional. Evidentemente, la disciplina académica de la musicología no dispuso en ningún otro lugar –antes de su progresivo establecimiento en las universidades americanas en el decenio de 1930– de tan buenas infraestructuras y condiciones culturales tan favorables como en Alemania, Austria y la Suiza alemana. Bajo el sello de la Kunstreligion (‘religión del arte’), la «más alemana de todas las artes» (según la expresión de Thomas Mann en su ensayo Los orígenes del Doktor Faustus de 1949) logró alcanzar solo allí y en tal medida una función identitaria para los intelectuales burgueses; en vista de la importancia de las disciplinas humanísticas para el Bildungsideal (‘ideal de formación’) humboldtiano, la equiparación de la historia de la música con respecto a otras disciplinas de orientación histórico-filológica logró imponerse mucho más fácilmente y, sobre todo, antes que en otros países.
En detalle, la historia temprana de la musicología universitaria se presenta sin duda como un proceso extremadamente contradictorio y polimorfo. No obstante –aun al precio de simplificar en extremo–se pueden destacar en la tradición específica de los países de habla alemana cuatro paradigmas característicos que han configurado de manera decisiva este desarrollo hasta el primer tercio del siglo XX. Por este motivo, en lo que sigue, se intenta caracterizar algunos de los rasgos decisivos de la investigación histórico-musical en esos países entre aproximadamente 1850 y 1920 a través de la precisa descripción de paradigmas como el filológico, el teológico, el teleológico