los significados de estos elementos rituales. Éstos no sólo han sido ignorados por la sociedad chilena, sino olvidados por muchos mapuches urbanos hoy.
Asimismo, mi intención es que este estudio genere conciencia sobre algunos de los temas que preocupa a los mapuches, tales como la violencia en comunidades rurales, la deforestación, y la necesidad de llevar a cabo proyectos gubernamentales que promuevan la revitalización cultural. Espero además que los análisis que ofrezco aquí iluminen las obras en cuestión y sirvan a quienes los lean para comprender el valor y la riqueza del mundo mapuche, y que esto, a la vez, estimule a los lectores a seguir creando lazos interculturales que posibiliten la comprensión mutua y relaciones pacíficas entre chilenos y mapuches.
¿De qué maneras revitalizan su memoria histórica los poetas al resignificar los elementos rituales en sus obras?, ¿cómo se posicionan los poetas respecto a las narrativas hegemónicas que existen sobre su historia y sus prácticas rituales en las mismas?, ¿con qué discursos históricos y etnográficos dialogan?, ¿cómo reivindican sus identidades étnicas en contextos urbanos? Este estudio interdisciplinario abordará estas y otras preguntas relacionadas con la representación ritual y la revitalización cultural e identitaria en poemarios publicados entre 1999 y 2014.
No está de más recordar que este proyecto de revitalización de la memoria histórica y de identidades étnicas tiene sus orígenes en la crisis identitaria y material que llevó al desconocimiento de muchos elementos rituales. El trauma de la pérdida es el trasfondo de todas las obras analizadas en este libro. Por esta razón, en el primer capítulo analizo la aguda crisis que experimentan los sujetos a partir de la pérdida cultural y territorial en los poemas de Jaime Huenún, Adriana Paredes Pinda, David Aniñir y Bernardo Colipán. Propongo que es esta misma crisis la que impulsa a los poetas a representar un conjunto de elementos rituales en sus obras, lo que estudiaré en los capítulos a seguir.
En el segundo capítulo examino cómo Huenún y Bernardo Colipán representan rituales como nütram y nguillatún en sus poemas, con el propósito de reclamar espacios rituales y símbolos que forman parte de la ritualidad mapuche y del admapu. Esta representación estratégica de rituales tiene como objetivo señalar lo duradero, organizado y efectivo que es su memoria y la tradición ritual que la sostiene.
En el tercer capítulo exploro la representación que Huenún hace del amulpüllün o discurso ritual funerario en el poemario Reducciones. En éste analizo varios poemas en los que el sujeto lírico, asumiendo el papel de orador del amulpüllün, realiza una invocación ritual a los espíritus de mapuches muertos para asegurar su transición al más allá. Estos poemas recuperan las historias de las personas representadas en ellos, simbólicamente integrándolas a la memoria histórica de sus sociedades por medio de la estrategia literaria del amulpüllün. Además, los textos establecen paralelos entre las historias de las personas, denunciando cómo éstas, de diferentes modos, fueron atravesadas por la violencia, la exclusión y el olvido.
En el cuarto capítulo observo cómo Paredes Pinda, en su poemario Parias Zugun, le da voz a los espíritus que habitan la tierra por medio de una narrativa chamánica, conceptualizando los paisajes como espacios que preservan la memoria de eventos pasados y presentes importantes que constituyen la memoria histórica mapuche: la historia fundamental de Treng-Treng y Kay-Kay, el terremoto e inundación de Valdivia en 1960, y la destrucción actual de los bosques en el sur de Chile. En este estudio también examino las asociaciones que Paredes Pinda establece entre estos eventos en su poesía, argumentando que a través del énfasis que pone en los lazos ancestrales que unen a las comunidades mapuches con su territorio, ella legitima los reclamos territoriales. Los paralelos que los poemas establecen a través de paisajes y entre eventos contemporáneos y antiguos advierten a los lectores sobre la necesidad de restablecer el equilibrio de la tierra, actualmente intervenida por las compañías forestales.
En el quinto capítulo presto especial atención a las formas en que Aniñir resignifica algunos elementos rituales y conceptos pertenecientes al admapu, con el fin de reivindicar la existencia de una nueva identidad warriache (mapuche urbana). En su escritura, Aniñir incorpora ciertos conceptos clave mapuche y roles sociales tradicionales como yeyipun (rogativa), pewma (sueños), werken (mensajero), ngenpin (orador ritual) y machi (chamán), otorgándoles nuevos significados dentro del contexto urbano.
Algunos de los capítulos en este libro están basados en versiones previas de estos estudios compartidos en otros foros. Partes del capítulo 1 fueron incorporadas en un artículo publicado en Chasqui, Vol. 44, No. 2 (2015): 216-228. Secciones del capítulo 2 fueron incluidos en un artículo publicado en Revista Maguaré, Vol. 29, No.1 (2015): 55-73. El capítulo 3 fue publicado en Latin American Research Review, Vol. 52, No. 5 (2017): 838-853. Versiones preliminares del capítulo 4 fueron publicadas en Latin American and Caribbean Ethnic Studies, Vol. 13, No. 3 (2018): 282-304, y Diálogo, Vol. 22, No. 1 (2019): 7-18. El capítulo 5 incluye material de un artículo publicado en A Contracorriente, Vol. 11, No. 3 (2014), 68-89.
1 El término mapuche significa “gente de la tierra” y abarca a los pueblos originarios que hablan o hablaban mapuzungun o tzé dungun y que actualmente se concentran en la octava, novena, décima y la región metropolitana en Chile, y principalmente en las provincias de Chubut, Neuquén y Río Negro en Argentina. Al referirse al pasado de estos pueblos, José Bengoa, historiador chileno, afirma que ocupan un vasto territorio a la llegada de los españoles, gracias a su resistencia a los incas desde 1460 (Historia del pueblo mapuche, 14). Este territorio se encontraba en lo que es ahora el sur de Chile: su frontera norte era delimitada por el río Itata (la que luego se reubica en el río Bío-Bío); su límite sur era la provincia de Valdivia. Después de Valdivia se encontraban (y se encuentran hoy en día) los huilliches en las provincias de Valdivia, Osorno y Llanquihue (15). Antes de la llegada de los españoles, las pampas argentinas estaban habitadas por grupos indígenas nómades denominados “pehuenches” o “pewenches”, que luego se mezclaron con los mapuches que se refugiaron en la cordillera como consecuencia de la invasión española (Bengoa, Historia del pueblo mapuche, 52). Los pehuenches adoptaron la cultura mapuche y su lengua, y jugaron un papel importante en la huida de los españoles ya que conocían los pasos cordilleranos. Alrededor de 1725, los mapuches se establecieron en las grandes planicies argentinas en las provincias de Neuquén y Río Negro, y se fueron internando paulatinamente hasta llegar a Buenos Aires (53). Las identidades territoriales que actualmente componen el pueblo mapuche son: nagche, huilliche, rankvlche, cadiche, pehuenches, pikunche, wenteche, tewelches, lafkenche (García et al., 4).
2 El Censo de Chile de 1992 mostró que, en ese momento, alrededor del 80% de la población mapuche vivía en ciudades debido a la migración, mientras que sólo el 20% restante vivía en espacios rurales (Aylwin 129).
3 Es importante señalar que, en muchos casos, los habitantes de la región de la Araucanía ni siquiera reciben beneficios económicos de la explotación de estos territorios. No debemos olvidar, por ejemplo, el caso emblemático de Ercilla, uno de los distritos con mayor porcentaje de población mapuche en la Araucanía (46%), y el lugar donde la industria maderera está más presente en los territorios mapuche (Cayuqueo 291). Según Cayuqueo, lo único que quedaba de esta industria era la “degradación ambiental, el trabajo temporal y precario y, de hecho, un grave deterioro de la paz social y la convivencia (...) plagada de pinos y eucaliptos. Ercilla es ahora una de las comunidades más pobres de Chile” (292).
4 Wallmapu o Waj mapu (“territorio circundante”) se refiere aquí al histórico territorio mapuche. Este concepto incluye a todo el territorio mapuche político y territorial, incluido Gülu Mapu (sur de Chile) y Puel Mapu (parte del sur de Argentina) y está articulado con base en siete identidades territoriales mapuche que ocupan un espacio cultural y geopolítico desde el siglo XVI (Marimán et al. 77). Al respecto, es importante mencionar que no existió una conceptualización homogénea del espacio territorial mapuche antes de la colonización española.