y apreciar más allá de los elementos paisajísticos más grandiosos. Sobrevive en muchos chilenos la impresión de la Patagonia como una tierra yerma, de baja productividad y climas extremos, con escasas riquezas minerales, que es la forma en que por mucho tiempo hemos apreciado el valor de nuestros territorios. Sin duda, las grandes riquezas de la Patagonia chilena están en sus parajes desconocidos, que, reguardados por glaciares, cordones montañosos verticales, lagos ocultos y extensas turberas, difícilmente han sido recorridos por los seres humanos. Estos lugares representan una riqueza medioambiental gigantesca para el mundo y para un país como Chile. Lamentablemente, en pocas décadas, muchos de estos ambientes perecederos han sufrido ya una fuerte degradación antropogénica (Relva et al., 2013; ver Marquet et al., 2021).
¿Cómo proteger la Patagonia y todo su esplendor? No es una tarea fácil, pero con un trabajo bien planificado e integrado, como se propone en este libro es posible avanzar (ver Tacón et al., 2021; Tecklin et al., 2021)
El libro destaca la necesidad de una estrategia de conservación integral a distintos niveles, que va desde el manejo adecuado de los grandes parques y reservas terrestres y marinas, hasta la implementación de metas que aseguren que sus habitantes y cualquier visitante admiren y respeten la naturaleza que los rodea, donde sea que se encuentren en este vasto territorio. Gracias a una larga tradición en Chile de crear áreas protegidas, con apoyo del Estado y de personas individuales de mucha visión, pasión y generosidad, hemos avanzado hoy a un panorama regional con grandes áreas protegidas. Sin embargo, es posible que, con la concurrencia de un mayor número de personas a los ecosistemas de los parques y reservas nacionales apartadas, ellas se vuelvan cada vez más susceptibles a incendios, a la introducción de especies invasoras dañinas, y la extracción de plantas y animales, en suma acciones que interfieren con los procesos que mantienen su integridad ecológica.
Es esencial que el país implemente acciones concretas para contener el avance de estos impactos que, a su vez, atentan contra el bienestar de los chilenos que habitan la zona y que dependen de las industrias del turismo y ecoturismo, creando de esta manera situaciones complejas en cuanto al bienestar social. Para la conservación terrestre, es urgente cambiar los diseños de carreteras y caminos, minimizando las áreas intervenidas, previniendo los impactos en su entorno natural y monitoreando el avance de especies invasoras que utilizan estas vías.
Como se destaca en los capítulos iniciales del libro, hay que pensar seriamente en reglamentar la carga de visitantes en los parques patagónicos y las áreas de acceso, disminuyendo así la posibilidad de grandes y desastrosos incendios, ya que la recuperación de estos requiere décadas y tiene grandes costos económicos para el país. Está demás decir, que parques tan extensos como los patagónicos deben contar con una adecuada dotación de guardaparques, hombres y mujeres, bien entrenados en estos temas y adecuadamente remunerados. Estas son materias que deberían ser desafíos del naciente Servicio Nacional de Biodiversidad y Áreas Protegidas. Sin embargo, no debemos subestimar la importancia de preservar la biodiversidad de la Patagonia chilena fuera de sus grandes parques. La conservación de la biodiversidad de la Patagonia requiere de la colaboración de todos y todas, a través de la implementación de programas de educación ambiental masivos dirigidos a los numerosos visitantes y a la sociedad en general.
Finalmente, en la década de los 80’ tuve la oportunidad de trabajar intensamente, por varios veranos, en las altas y frías cumbres del Parque Nacional Torres del Paine y la Sierra de los Baguales, con la ayuda de la gente local y personal de la Corporación Nacional Forestal. Puedo decir con toda honestidad que los ecosistemas de la Patagonia chilena y los relatos de los habitantes fueron una gran inspiración para mi investigación científica. Agradezco a ellos la gentileza de mostrarme su belleza y sus secretos e invito a todos los científicos jóvenes de la región a darse cuenta del enorme valor de estos ecosistemas remotos para avanzar en el conocimiento universal de cómo funciona la biósfera.
Mis felicitaciones a los editores del libro por reunir una gran cantidad de expertos e información valiosa para respaldar una renovada estrategia de conservación patagónica, con capacidad de mejorar la vida de los habitantes y favorecer la realización de futuros trabajos científicos.
Referencias
Arroyo, M. T. K., Marquet, P. A., Marticorena, C., Simonetti, J. A., Cavieres, L., Squeo, F., y Rozzi, R. (2004). Chilean winter rainfall-Valdivian forests. En: R. A., Mittermeier, P. R., Gil, M., Hoffmann, J., Pilgrim, T., Brooks, J., Lamoreux, y G. A. B., Da Fonseca (Eds.), Hotspots revisited: Earth’s biologically wealthiest and most threatened ecosystems, pp. 99-103. México D. F.: CEMEX.
Relva, M. A., Damascos, M. A., Macchi, P., Mathiasen, P., Premoli, A. C., Quiroga, M. P., Radovani, N. I., Raffaele, E., Sackmann, P., Speziale, K., Svriz, M., y Vigliano, P. H. (2013). Impactos humanos en la Patagonia. En: E., Raffaele, M., de Torres-Curth, C. L., Morales, y T., Kitzberger (Eds.), Ecología e historia natural de la Patagonia andina: un cuarto de siglo de investigación en biogeografía, ecología y conservación, pp. 157-181. Buenos Aires: Fundación de Historia Natural Félix Azara.
Rozzi, R., Armesto, J. J., Gutiérrez, J., Massardo, F., Likens, G., Anderson, C. B., Poole, A., Moses, K., Hargrove, G., Mansilla, A., Kennedy, J. H., Willson, M., Jax, K., Jones, C., Callicott, J. B., y Kalin, M. T. (2012). Integrating ecology and environmental ethics: Earth stewardship in the southern end of the Americas. BioScience 62(3), 226-236.
Segovia, R. A., y Armesto, J. J. (2015). The Gondwanan legacy in South American biogeography. Journal of Biogeography, 42(2), 209-217.
Villagrán, C. (2018). Biogeografía de los bosques subtropical-templados del sur de Sudamérica. Hipótesis históricas. Magallania (Punta Arenas), 46(1), 27-48.
MARY T. KALIN ARROYO
Premio Nacional de Ciencias, 2010
Profesora titular, Universidad de Chile
Investigadora Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB)
LA PATAGONIA CHILENA, UNA MIRADA DESDE EL OCÉANO
La Patagonia chilena, con su magnificente geomorfología, esculpida con la gubia de los glaciares, es uno de los grandes reservorios de agua dulce del mundo y un bastión austral para la estabilidad del clima regional y global. Tanto la dinámica de la atmósfera (y por ende del clima) y de la circulación del océano (y por ende la distribución de calor, gases y nutrientes) son parcialmente moduladas desde la Patagonia. Esta parte del planeta nos ofrece actualmente una enorme cantidad de servicios ecosistémicos que se explicitan a lo largo de este libro, y que han provisto a los pueblos originarios para su bienestar desde milenios (Dillehay et al., 2008; ver en este libro Aylwin et al., 2021). Esto es lo que queremos conservar y esta es la visión de nuestra Patagonia chilena desde el océano. ¿Por qué es importante conservarla? Porque la Patagonia es parte central de la historia y la cultura de nuestro país, porque es necesario mantener la naturaleza lo más saludable posible para que cumpla su función de regulación climática, ecológica, medioambiental y cultural, y porque es una de las zonas más vulnerables a los Cambios Globales y Climáticos (CG y CC), a los impactos/contaminación antrópica y al mal uso de su enorme potencial para actividades económico-productivas (ver Buschmann et al., 2021).
En este sentido se hace necesario destacar a los servicios ecosistémicos menos conocidos del maritorio de la Patagonia chilena, como su capacidad de capturar, exportar y secuestrar carbono durante el período productivo (Torres et al., 2011). Además, varios grupos funcionales del plancton (como eufáusidos) y/o cetáceos (como ballenas), realizan significativos aportes en la fertilización del océano y/o en la exportación de carbono a través de sus desechos metabólicos (i.e.,pellets fecales) o comportamiento (migraciones verticales) (González et al., 2016; Ratnarajah et al., 2018). Todas estas acciones forman parte de las soluciones basadas en la naturaleza, que contribuyen, sin costos para nosotros, al gran desafío de proteger y mantener la Patagonia “saludable”. ¿Cómo? usando herramientas legales como áreas marinas protegidas, planificación espacial marina, áreas municipales de conservación, uso racional del borde costero y por sobre todo, integrando en esta conservación