Carlos Alberto Torres Tovar

Resiliencia, sostenibilidad e informalidad


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universitaria contribuyan a impulsar el progresivo involucramiento de los diferentes actores y sectores sociales en la construcción comunicativa del bien común. (p. 237)

      Por tanto, el vincular la investigación universitaria a las funciones extensionistas permitirá crear espacios académicos de servicio a la sociedad que traspasen los límites físicos de la universidad para integrarse a la cotidianidad y realidad de las comunidades. Asimismo, el incorporar la participación de todos los actores bajo propósitos específicos generará un ambiente académico en el que docentes, estudiantes, habitantes de la comunidad, organizaciones comunales, empresa privada e instituciones gubernamentales se involucren de forma creativa, participativa y activa en la identificación de los elementos más importantes de la investigación para el desarrollo de procesos de gestión estratégica en zonas de riesgo afectadas por inundaciones, a través de la caracterización de afluentes, humedales y comunidades de Villavicencio.

      DESDE LOS ESPACIOS profesionales de la arquitectura y la esencia de la universidad de servicio, el crear espacios de reflexión crítica por medio de la investigación y el definir estrategias de acción con los diferentes actores han permitido establecer lineamientos iniciales a fin de desarrollar lo que se conoce como resiliencia urbana. En el mundo de la generación del conocimiento varios autores han precisado este concepto desde la mirada de los términos urbanísticos. En este sentido, Mallqui Shicshe (2013), citando a Ultramari y Denis (2007), lo define en principio como

      aquella capacidad que tienen los ecosistemas urbanos —o mejor aún, sus gestores— de anticipar eventos que afectarán la dinámica urbana; y de cómo las implicaciones que ciertos factores económicos, sociales o culturales de dicha dinámica trasferirán a la ciudad elementos que le permitirán responder a las adversidades que se puedan presentar en el proceso de la gestión urbana. (p. 2)

      La esencia de la resiliencia urbana se encuentra estrechamente relacionada con los ecosistemas ecológicos y sociales que se aprecian en los espacios de las ciudades. Para Holling (1973), uno de los primeros investigadores en el área, el principio entre la resiliencia urbana y los ecosistemas ecológicos está en alcanzar “el restablecimiento de la estabilidad del medio natural a través de la aplicación de principios urbanos que permitan lograr equilibrio paulatino y de resistencia entre la población y un hecho externo de amenaza” (p. 12).

      El intervenir de forma estratégica espacios urbanos a fin de establecer principios de diseño ajustados a preservar el medio natural y, a la vez, a mitigar el riesgo que conlleva el impacto de las inundaciones hace pensar que el desarrollo de proyectos urbanos para la recuperación de las rondas de las fuentes hídricas puede ser la línea de acción conjunta que permita alcanzar los objetivos a largo plazo de la investigación. Para ello, todas las estrategias de gestión o lineamiento urbano deberán contener estudios previos que ayuden a conseguir una mirada al análisis de los mecanismos de adaptación y reacción que asumen la población y los actores gubernamentales, y la capacidad de recuperación que estos adopten a través de las dimensiones físico-urbanas, culturales, económicas y políticas del lugar. Para Escalera Reyes y Ruiz Ballesteros (2011):

      la resiliencia de un socio-ecosistema debe ser entendida como su capacidad para hacer frente a los cambios, no para resistirse a ellos —pues son inevitables—. Se trata, por tanto, de la habilidad de un socio-ecosistema para absorber creativamente la trasformación sin perder su identidad como tal. Una débil resiliencia da paso a la vulnerabilidad de los socio-ecosistemas, que verían comprometida su continuidad ante las transformaciones externas o internas que no son capaces de integrar o asimilar. La resiliencia es un concepto paradójico, ya que refiere a la capacidad de un sistema de no cambiar sustancialmente aun cuando el cambio es su atributo permanente. (p. 115)

      En este sentido, cada uno de los actores debe poder generar y gestionar de manera conjunta acciones que permitan mejorar la capacidad de la ciudad a través de su infraestructura y su estructura social de adaptación, de crecimiento frente a la adversidad y de recuperación ante hechos fortuitos que la hagan vulnerable en escenarios de riesgos naturales o socionaturales. Esto se debe entender como un proceso de reconstrucción de las piezas que han quedado sueltas y que no se han estructurado para que puedan soportar y recuperarse ante hechos de amenazas o posdesastre como lo indican algunos autores.

      El involucrar a todos los actores en discusiones para que de manera crítica puedan establecer principios de diseño ajustados a los procesos de resistencia y recuperación ante riesgos por amenazas naturales o socionaturales permitirá no solo generar una sociedad empoderada y responsable desde sus respuestas urbanas, sino también establecer una reducción económica de impacto en situaciones de riesgo a través de la toma de decisiones planificadas, con identidad y oportunas ante los desafíos de la naturaleza. Así, la resiliencia urbana se debe entender como una necesidad colectiva para afrontar de forma eficiente y efectiva situaciones externas. Además, en definitiva, esta se tiene que enfocar a partir de los requerimientos locales de participación comunal con un alto apoyo profesional y gubernamental, sin dejar de lado la historia de los acontecimientos previos.

      EL DESARROLLO de la investigación se dirigió con la técnica o el método científico documental y de campo, a fin de obtener, registrar y organizar la información de las fuentes vivas o documentales y del sitio de estudio. Se siguió una lógica secuencial que permitió obtener el acercamiento, el conocimiento y la comprensión del problema ante una realidad que va en crecimiento sobre una afectación cada vez más frecuente en las poblaciones y el medio ambiente del planeta, a tal punto que se ha llegado a cuestionar la existencia en el espacio y el tiempo.

      Arias (1999) define la investigación documental como “un proceso basado en la búsqueda, recuperación, análisis, crítica e interpretación de datos secundarios, es decir, los obtenidos y registrados por otros investigadores en fuentes documentales, impresas, audiovisuales o electrónicas” (p. 25). Esta técnica da indicios sobre la generación de conocimientos que va más allá de la elaboración de documentos que recopilan datos de diferentes fuentes. Asimismo, Arias (1999) indica que la investigación de campo “consiste en la recolección de datos directamente de sujetos investigados, o de la realidad donde ocurren los hechos (datos primarios) (y secundarios en caso de datos provenientes de fuentes bibliográficas) sin manipular o controlar variable alguna” (p. 28).

      Con estas técnicas se definieron variables de forma exploratoria, descriptiva y explicativa, las cuales permitirán profundizar en las condiciones reales de riesgo directo e indirecto en el caso de estudio establecido y en su influencia en los ámbitos local, municipal, regional, nacional e internacional.

      La investigación se definió en función de su propósito principal: desarrollar procesos de gestión estratégica en zonas de riesgo afectadas por inundaciones a través de la caracterización detallada de afluentes, humedales y comunidades del municipio de Villavicencio, departamento del Meta. Para ello se propusieron tres pasos:

      1. Revisión documental. Esta permite fundamentar de modo teórico el desarrollo de la investigación por medio del conocimiento de temas relacionados con desastres, riesgo, amenazas, vulnerabilidad, inundación, gestión de riesgos, participación comunitaria, diseño constructivo en zonas vulnerables, sistemas, componentes constructivos, experiencias tecnológicas, entre otros.

      2. Análisis de campo. Ayuda a obtener datos generales importantes para establecer y plantear criterios en el diseño de procesos de gestión estratégica, a través de la caracterización detallada de afluentes, humedales y comunidades en zonas de riesgo afectadas por inundaciones.

      3. Identificación y desarrollo de variables.