Josemaria Escriva de Balaguer

Cartas II (Edición crítico-histórica)


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del documento, donde además de las referencias —bíblicas, patrísticas, etc.— encontramos la transcripción latina de las citas empleadas en castellano en el texto de la Carta, como es habitual en este género de escritos de san Josemaría.

      En el volumen de 1968 (v5) la Carta ocupa de la página 3 a la 41.

      La impresión de 1985 (i5) cuenta 31 páginas (en formato 17 x 24 cm), y está encuadernada en cartulina amarilla. Existen dos ejemplares, i51 e i52 en AGP, el primero de los cuales contiene unas pocas correcciones a mano del beato Álvaro del Portillo, escritas a bolígrafo rojo. Se trata de pequeñas diferencias con m5 que se debieron de anotar en ese ejemplar para corregir futuras impresiones. Las notas están aquí a pie de página, con la transcripción latina habitual.

      3. CUESTIONES DE CRÍTICA TEXTUAL

      Las diferencias entre las diversas versiones son mínimas, como podrá observarse en el aparato crítico, y proceden del proceso de revisión que ya hemos explicado en la introducción a esta edición.

      La revisión m52 fue consistente: en las cuartillas mecanografiadas se observan abundantes correcciones autógrafas de san Josemaría, pertenecientes a esta fase, que después se encuentran en i5, por lo que debieron trasladarse también al borrador desaparecido α.

      En el n.º 10a ha sido preciso tomar una decisión crítica difícil. Un párrafo de m51 no se encuentra en v5 y todo parece indicar que fue suprimido al elaborar esa edición, en 1968. Nos hemos ya referido a él: Escrivá explica que está añadiendo ese párrafo en 1948, para sentar el criterio de que el Opus Dei no abrirá colegios de segunda enseñanza, al menos por el momento. Aunque luego aclara el motivo de esa indicación temporal, es claro que este añadido se contradice con lo que afirma al principio del mismo párrafo y con la historia misma, pues sabemos que ya entre 1946-1947 estaba pensando en abrir un centro de esas características, como hemos explicado. El resultado es un texto algo confuso. Sin embargo, al revisar la carta en la fase m52, posteriormente a la edición del volumen II, san Josemaría no lo eliminó. ¿Fue un olvido o decidió dejar aquel breve texto que había quitado en 1968?

      Hay razones para sostener la validez de ambas opciones. Mantener el párrafo de 1948 serviría solo para dejar constancia de que en ese año el fundador del Opus Dei estaba preocupado por subrayar que la Obra se diferenciaba de las tradicionales instituciones religiosas dedicadas a la enseñanza. Era probablemente así, pues después de la aprobación como instituto secular pudo haber querido recalcar que el ámbito de acción de los miembros del Opus Dei por excelencia es el mundo secular, no confesional, aunque no excluyera la posibilidad de promover más tarde colegios, cuando la naturaleza laical de la institución fuera ya bien comprendida por todos.

      4. CONTENIDO

      La Carta comienza recordando el derecho y la libertad que la Iglesia tiene de enseñar el camino de la salvación. Los seglares participan de esa misión evangelizadora, por ser «miembros vivos de la Iglesia de Dios» (n.º 3a) y en el Opus Dei esa tarea se lleva a cabo por medio del trabajo. Entre las profesiones más importantes para el bien de la Iglesia y de la sociedad, san Josemaría destaca las relacionadas con la enseñanza y la educación, de ahí su interés en que haya «hombres y mujeres que ejerzan esa profesión con mentalidad laical» (4b), convirtiéndola en «un instrumento de progreso civil y un instrumento de santificación para sí y para los demás» (4c). Este será el leitmotiv de buena parte de la Carta.

      Alude a la necesidad de formar maestros y profesores laicos, con espíritu cristiano y competencia profesional, que estén presentes tanto en la enseñanza pública como en la no estatal (5d-6d). Este trabajo —explica Escrivá— tiene alguna diferencia con la benemérita labor educativa que llevan a cabo los religiosos (7d-9c).

      Después de estas primeras páginas, que tienen carácter introductorio, se detiene en uno de los principales temas que desea tocar: los centros de enseñanza que dirigirá el Opus Dei. Entre otras cosas, recuerda que el principal apostolado de sus miembros es el que se realiza en el propio trabajo. Explica que esos colegios no serán «reductos defensivos» (11a) y glosa algunas de sus características inspiradoras, especialmente la libertad.

      Unas páginas adelante volverá sobre este tema, explicando que esos centros serán relativamente pocos, y que la mayoría de los que trabajarán allí no serán del Opus Dei (17a-18d). También dará otras indicaciones (19a-20c), como evitar todo clasismo o discriminación; facilitar que personas de escasos recursos las puedan frecuentar, y procurar realizar un amplio apostolado. Además, dedica varias páginas a tratar de la educación de los estudiantes (21a-22b), en donde insiste en la necesidad de respetar y potenciar el ejercicio de su libertad y en la importancia de atender a sus familias. En varios momentos se referirá también al carácter no eclesiástico que tienen esos instrumentos (23a-24c).

      A lo largo de la Carta aludirá también a «la inmensa labor apostólica» (13b) que podrán realizar los miembros del Opus Dei con su trabajo en los centros oficiales de enseñanza, para lo que necesitan prestigio profesional y sólida preparación, apertura y espíritu de servicio (13a-16b).

      En una segunda parte (26a-30b) la Carta trata de las residencias universitarias, enumerando algunas de las principales características que han de tener: ambiente de familia, espíritu de libertad y clima de estudio intenso, entre otras.

      5. Texto crítico anotado

      CARTA N.º 5

      [Sobre la misión del Opus Dei y de los laicos cristianos en el campo de la educación y la enseñanza; también designada por el íncipit Euntes ergo, lleva la fecha del 2 de octubre de 1939 y fue enviada el 21 de enero de 1966]

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