Víctor Antonio Hernández Ojeda

Montesquieu y la construcción de la paz internacional


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Heroico Colegio Militar.

      Dedico los frutos de este esfuerzo intelectual a todos los cadetes e instructores del Curso de Adiestramiento Militar Básico Individual (cambi) 2014. Reímos juntos, sudamos juntos, lloramos juntos. Todos dejamos ese Heroico Colegio Militar con el alma tatuada de verde pixelado. Cara al sol con mi uniforme verde.

      [1] Montesquieu, Del espíritu de las leyes, trad. Mercedes Blázquez y Pedro de Vega, Madrid, Tecnos, 2014, p. 5.

      Introducción

      La búsqueda de la paz internacional y del fin de todas las guerras ha impulsado a incontables hombres a perseguir este sueño, de apariencia inalcanzable para una humanidad herida por la guerra. De entre todas las formas de violencia, la guerra ha sido una de las principales amenazas a la seguridad de las personas y de las naciones por su especial carácter destructivo, y por ser el caldo de cultivo propicio para las peores atrocidades que el ser humano es capaz de cometer contra sí mismo y contra su entorno.

      En este libro me propongo analizar el proyecto político-arquitectónico de Montesquieu con la finalidad de articular sus propuestas para alcanzar la paz internacional.

      Las tesis más relevantes para articular una propuesta de Montesquieu para la paz internacional se localizan en los primeros doce libros de Del espíritu de las leyes. Dicha propuesta descansa sobre tres ejes:

      1. La república es, con su división de poderes y con su sistema de incentivos y desincentivos para evitar la guerra, la forma más pacífica de gobierno.

      2. El comercio como mecanismo civilizatorio.

      3. El derecho de guerra.

      Digo “una propuesta” y no “la propuesta de Montesquieu”, porque en ninguna de sus obras se fijó como principal propósito el sortear los laberintos de la guerra y la paz. Sin embargo, eso no significa que deba realizarse una ardua labor arqueológica y artificial para encontrar una propuesta de política internacional entre las letras de Charles-Luis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu. Por el contrario, en esta obra me permito trabajar, si se me permite el atrevimiento, con un feliz accidente, con un palimpsesto que sin desearlo expresamente, dejó tras de sí el barón de Montesquieu, oculto en los trazos de su arquitectura política.

      A lo largo del libro enunciaré y articularé las propuestas de Montesquieu para la paz internacional en tres niveles:

      1. Antropológico (¿el hombre es un animal pacífico por naturaleza?).

      2. Efecto de la estructura del Estado en la construcción de la paz internacional (sistema de incentivos y desincentivos para ir a la guerra, división de poderes, instituciones, imperio de la ley, etcétera).

      3. Convivencia internacional.

      En este libro me limito a integrar la propuesta de Montesquieu para la paz internacional a partir de Del espíritu de las leyes, su gran obra de madurez. Otros de sus textos serán referidos sólo de manera complementaria.

      La forma en que cito Del espíritu de las leyes es la siguiente. El primer número romano es el libro, el segundo número romano es el capítulo y, finalmente, añado la página de la edición que utilizo (con la traducción de Mercedes Blázquez y Pedro de Vega) para mayor detalle de los párrafos a los que hago alusión. Actualmente, no existe una numeración canónica para esta obra. Sin embargo, dado que los capítulos son relativamente pequeños, basta citar haciendo referencia a los libros y capítulos.

      Víctor Antonio Hernández Ojeda

      1. El método y los objetivos

      de Del espíritu de las leyes

      En este apartado mi objetivo es describir las principales líneas argumentativas y metodológicas de Del espíritu de las leyes, para ubicar el lugar de Montesquieu en la historia de la filosofía política. En ese tenor, identificaré qué elementos de la filosofía política grecorromana y de la moderna hacen eco en su pensamiento, y en cuáles se distancia para realizar una propuesta política distinta.

      Lo primero que notará cualquier lector en Montesquieu es una profunda influencia de la tradición clásica que le precede. Su conocimiento sobre filosofía, política y derecho de los antiguos griegos y romanos es patente a lo largo de Del espíritu de las leyes y otros de sus textos más destacados.

      Así expuesto, pareciera que Montesquieu estuviera escribiendo un libro que no se diferencia mucho de la tradición grecolatina y escolástica que le precede; pareciera un texto de filosofía política con las mismas categorías, presupuestos y objetivos. Sin embargo, la particularidad de Montesquieu es el tratamiento que da a estas tres formas de gobierno. No las estudia en términos morales, como antaño hicieron Platón y Aristóteles (describir qué forma de gobierno es la mejor, cuál es la peor, cuál fruto del vicio, cuál de la virtud, etc.), sino en términos contextuales y arquitectónicos.

      El primer indicio de que Montesquieu desea plantear su propuesta política no en términos absolutos (el mejor gobierno conforme a naturaleza, el mejor gobierno conforme a virtud, el gobierno más útil, etc.), sino en coordenadas contextuales, aparece en el pasaje de la refutación del gobierno paterno como modelo de todos los gobiernos.

      Refutada la idea de un modelo universal (en este caso, de imitación de la naturaleza) al cual todas