Klyne Snodgrass

Comprendiendo las parábolas de Jesús


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interpretación que no sea del ambiente del primer siglo no puede ser correcta. Esto requiere que oigamos en un contexto diferente del nuestro y supone cierta familiaridad con ese contexto. No podemos ser arcaicos, pero podemos ser muy sensibles con la cultura bíblica para entender lo que leemos. Por este motivo, el análisis de cada parábola en este libro incluirá el tratamiento de factores culturales pertinentes para entenderla. Especialmente importante serán las ideas y las metáforas del Antiguo Testamento y la vida religiosa judía. Jesús no fue el primer judío que relató parábolas. Él pudo haber sacado de una fuente común de parábolas que usaban los maestros judíos. Aunque hay problemas significativos en usar materiales rabínicos, las parábolas rabínicas pueden proveer tanto el conocimiento cultural como la comprensión del funcionamiento de las parábolas (véase el capítulo siguiente).

      Nótese cómo cada parábola y su forma de redacción es afín con el propósito y plan de cada evangelista. Esto incluirá la búsqueda de ayuda en el contexto que aparece la parábola, y el reconocimiento de que no se ha preservado el contexto específico de muchas de las parábolas. Ellas son historias utilizadas dos veces, una vez por Jesús y otra por los evangelistas. Historias incluidas en narrativas mayores, parábolas tejidas en las narrativas evangélicas. Las narrativas proveen un campo interpretativo en el cual la parábola como la narrativa mayor se iluminan mutuamente.119 Se recuerdan las parábolas por su relevancia para entender la historia mayor. Debemos leerlas en doble dimensión, por la intención de Jesús y la de los evangelistas. Estos propósitos no son idénticos, pero si no se los coordina o que al menos sean compatibles, no tenemos esperanza de entender a Jesús.

      Tales prácticas se dan por sentado y se aplican a cualquier texto en los evangelios, pero las normas específicas para las parábolas son más instructivas y más críticas:

      Determine específicamente la función de la historia en la enseñanza de Jesús. Este es uno de los puntos cruciales del asunto, y es necesario que tratemos algunos asuntos. Empiezo con la frase “en la enseñanza de Jesús”, el contexto de las parábolas. Si sacamos las parábolas del contexto de la enseñanza de Jesús, podemos hacer que ellas signifiquen cualquier cosa, que es precisamente lo que ha pasado con varios estudios.120Aunque no se ha preservado el contexto específico de muchas parábolas, sí se ha preservado el contexto general en la enseñanza de Jesús. Creo que debemos insistir en el contexto general de Jesús, no en el pensamiento existencial, ni en la situación de los pobres, aunque me cause mucho dolor esta tragedia, ni la psicología de Freud, o cualquiera de otros muchos contextos en que se ha puesto las parábolas de Jesús. El contexto es factor determinante de significado, en realidad es el único que determina el significado, porque las palabras por sí mismas solamente tienen probables significados aparte de su contexto. Si la meta es oír la voz de Jesús, ningún otro contexto podrá funcionar. Si ponemos las parábolas en contextos de nuestra elección, la apartamos del propósito comunicativo de Jesús. Si no podemos confiar en el contexto general de las parábolas de Jesús, entonces no habría esperanza de entenderlas.

      Debemos interpretar cada parábola como un todo para determinar cómo funciona la analogía. Si el significado es la determinación de, y el valor otorgado a, un conjunto de relaciones,121 las parábolas proveen una imagen que permite, y a veces fuerza, un entendimiento de las relaciones en cuestión, o sea, las relaciones de Jesús y sus contemporáneos con Dios y los propósitos divinos. A través de esas relaciones comprendemos las realidades relativas a nuestra relación con Dios y sus propósitos. El asunto crucial es cuánto de la parábola es pertinente. Puede que haya más de un clímax y más de un punto de comparación. Los límites de Jülicher no funcionan.122

      Sin embargo, el reconocimiento de múltiples características relevantes no es una licencia para alegorizar. Hay que dejar de buscar consonancias alegóricas. El asunto en la interpretación de las parábolas no es responder a las preguntas, “¿qué simboliza este elemento?” o “¿cuántas concordancias hay aquí?”, aunque haya consonancias y se las puedan identificar. Tratar de encontrar las concordancias con algunas parábolas sería un fracaso (p.ej., el mayordomo infiel en Lc 16.1-9).123 La única razón de identificar las concordancias es para saber a qué se refiere la analogía. Sin embargo, las parábolas no son analogías donde la interpretación de una sirva para todas. Ellas reflejan parcialmente realidades verdaderas, con el propósito de que las personas piensen y cuestionen y con frecuencia emplean hipérboles, sorpresas y no tienen precisión.124 Puede que el asunto de la parábola lleve a un propósito, que no sea precisamente reflejar realidades teológicas sino que fuerza a la reflexión y el análisis. Por ejemplo, Dios no tiene verdugos (Mt 18.34), ni debemos suponer que Dios es duro y recoge donde no esparció (Mt 25.24 / Lc 19.21). Ambas afirmaciones sirven como advertencias hiperbólicas. Algunas veces hay disparidad entre la parábola y la realidad, con las parábolas de Jesús y con las de los rabinos.Algunas veces la realidad se oculta tras la parábola, y a veces la realidad parece estar casi al frente de la parábola. Se debe esperar tales diferencias. Puede que las concordancias combinen exactamente, o pueden ser parte del misterio de la parábola para hacernos buscar y encontrar la verdad. En la parábola de Natán a David, el rico corresponde a David, el pobre a Urías, y la oveja a Betsabé, pero el que muere es Urías, y no Betsabé.125

      Las analogías tienen concordancias por necesidad. La comprensión de las parábolas resulta usualmente de condiciones obvias en la analogía o por captar una revelación de una afirmación (como la de Natán: “¡Tú eres aquel hombre!”), y no por deducir las concordancias. Cuanto más procure deducir las concordancias, más probable es que no capte la fuerza de la parábola. El poder de una parábola está en el momento que las situaciones obvias de la analogía o la comprensión de ella produce una transferencia. Es en ese momento que las concordancias son obvias. David no dedujo las coincidencias con la parábola de Natán sino hasta que éste forzó la comprensión. Lo mismo sucede aun con parábolas que no son jurídicas o las que no tienen explicaciones explícitas.

      Las parábolas tienen correspondencias, pero igualmente tienen muchas otras cosas. De igual forma tienen características con significados, aunque no “representen algo en particular”. Los cerdos en la parábola del hijo pródigo no indican un “asunto” en la vida, pero se los menciona para expresar la baja condición del pródigo. Algunas características de una parábola, debido a las asociaciones metafóricas comunes, activan efectos que pueden clarificar o encubrir, según el propósito de la narrativa. Las parábolas sobre viñedos aumenta la expectativa de que el tema es Dios y su pueblo, pero el resultado con frecuencia es diferente de lo que se espera.

      John Sider acertadamente afirma que la habilidad para determinar un significado simbólico en las parábolas es la perspicacia que va más allá de las reglas, pero también ofrece criterios para tomar decisiones respecto del significado de las características en las parábolas. Sin embargo, una discusión de tales criterios se aplica en la mayoría de los casos solamente a las parábolas de narrativa de doble directa, y no a las similitudes, parábolas interrogativas y parábolas indirectas simples. Los criterios de Sider son:126

      El criterio de la proporción: Por lo general, cuanto más central es una característica, más probable es que sea simbólica; mientras más marginal, menos probable es que sea simbólica.

      El criterio de la similitud: Si el criterio de la disparidad busca lo que es único de Jesús, el criterio de la similitud centra en las posibilidades simbólicas que no se pueden negar fácilmente que pertenecen a Jesús porque son muy características de su mensaje.

      El criterio de la indispensabilidad: ¿Se requiere tal elemento para que la narrativa funcione, o es simplemente “parte de la maquinaria” de la historia? ¿Es el elemento muy central o inusual que debe tener significado simbólico?

      El criterio de la analogía: El conocimiento de un detalle de la analogía ayuda a la comprensión de otros elementos de la analogía. Si la Última Cena es escatológica, la coherencia de la imagen da noción sobre la identidad de los personajes de la historia.

      Solamente advierto que se puede abusar de estos criterios fácilmente. Para determinar cómo funciona una analogía no es cuestión de seguir algunas fórmulas o una lista de reglas. Requiere entendimiento