Klyne Snodgrass

Comprendiendo las parábolas de Jesús


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teológica, pero son relevantes para determinar si un elemento tiene importancia teológica. Eso se podrá determinar tanto de la totalidad de la parábola como de la enseñanza de Jesús.

      No propongo una nueva teoría de interpretación de parábolas, pero mi método es diferente al que se emplea en estudios recientes de parábolas. Varios comentarios, de asuntos respecto a los estudios técnicos del Nuevo Testamento, pueden servir para entender el análisis individual de las parábolas a continuación.

      Respecto a la autenticidad de las parábolas, prácticamente todos garantizan que son el fundamento más seguro que tenemos sobre la enseñanza de Jesús.136 De todas maneras, la autenticidad será un asunto en varias parábolas debidas a las suposiciones de algunos respecto de la naturaleza del material de los Evangelios, de la forma de las parábolas, o por desagradarles la teología de ciertas parábolas. Se discutirá donde la autenticidad sea un asunto relevante en una parábola específica. Estoy convencido, sin embargo, que las parábolas son en realidad el lugar más indicado para encontrar la enseñanza de Jesús. Como se indicó anteriormente, la iglesia primitiva casi nunca relató parábolas.137

      Más problemático es el intento de algunos estudiosos de reconstruir simples versiones prístinas de las parábolas que aquellas que los evangelistas preservaron. Sin duda, los evangelistas han organizado su material, lo cual fácilmente observamos en las comparaciones de relatos paralelos. Ellos han dispuesto las parábolas en sus narrativas para lograr efectos teológicos y retóricos. Han editado la redacción para ayudar al lector en la comprensión del propósito de Jesús o para enfatizar la relevancia de su enseñanza. A veces no se ha preservado el contexto original. Lamentablemente, sin embargo, la reconstrucción de las parábolas que ofrecen los eruditos del Nuevo Testamento nunca ha tenido base suficiente para inspirar confianza. Sólo han convencido a unos pocos y nunca han alcanzado suficiente influencia para volverse la base del pensamiento ético o la autoridad para instruir la iglesia o aquellos que procuran entender a Jesús. Estas reconstrucciones no son interpretaciones de parábolas sino escrituras editadas conforme el editor piensa que ellas debían ser desde un principio, y de esta manera las parábolas revelan más sobre los proponentes que las parábolas de Jesús. Las reconstrucciones permiten lograr cualquier conclusión que se desee. Según comenta U. Luz: “¡Es sorprendente lo que se puede conjeturar con un texto de Jesús hipotéticamente reconstruido!”138 Algunos eruditos con muy diversículos puntos de vista han obviado los intentos de reconstrucción y buscan entender la imagen completa que ilustra los Evangelios.139

      Hay varias suposiciones cuestionables detrás de los intentos de reconstrucción:

      • que había una forma “original”,

      • que probablemente se añadieron datos con significado alegórico,

      • que el manejo de material tradicional sigue ciertas “leyes”, de tal forma que el más breve es más prístino, el más detallado es posterior, etc.,

      • que los trazos de estilo de los evangelistas demuestran el origen del material140

      • que las parábolas se pueden leer como reflejos de espejo de los sucesos en las comunidades de los evangelistas, o sea, comunicación indirecta que reflejan la iglesia en vez de comunicación directa de Jesús, yque se pueden desechar el contexto de los evangelistas, y las introducciones, conclusiones e interpretaciones de las parábolas.

      Estas suposiciones requieren algún comentario, pero no es una base válida para reconstruir parábolas. Hay algunas parábolas tan precisas en su contexto (como la de los labradores malvados y la de los dos deudores) que quizás se relataron una vez, pero la mayoría de las parábolas se habrían relatado muchas veces con mínimas variaciones. La idea de reconstruir un original ni siquiera es un objetivo legítimo, y mientras más tomemos en serio la naturaleza de la tradición oral, menos podemos pensar en reconstruir un original. No es útil pensar solo en la reconstrucción de la estructura original,141 porque las mismas suposiciones ilegítimas están en juego, y las versiones que se ofrecen son subjetivas, omitidas y, opacas, muy contrarias a todo lo que Jesús probablemente contó, al menos según indica la evidencia.

      He dicho lo suficiente acerca de que las parábolas tienen correspondencia y características alegóricas y está bien claro que nadie debe rechazar una característica de las parábolas de Jesús por tener relevancia alegórica. Si las imágenes de Jesús no tuvieran una relación con la realidad, entonces no habría razón para que él las empleara. Las parábolas funcionan como lentes de otra realidad, y sin dudas puede haber más que un punto de comparación entre la historia y la realidad. Muchas de las ilustraciones de Jesús eran metáforas del Antiguo Testamento y del judaísmo (como el viñedo, los siervos, los señores y otros). No debe haber inquietudes respecto a las características alegóricas, a menos que Jesús no haya empleado la mencionada característica. Además, aquellos deseosos de rechazar las características alegóricas con frecuencia las vuelven a incluir en la interpretación.142

      Hace tiempo, E. P. Sanders propagó la noción de que había leyes fijas de tradición a fin de que se pudiera descubrir las formas más antiguas.143 Respecto de las parábolas, se debate mucho los “diez principios de transformación” de Jeremías.144 Solamente la traducción de las parábolas del arameo al griego, la adaptación a veces a la cultura helenista, y hasta cierto grado la colección de parábolas por temas es obvio y significativo, pero estos son necesarios para la comunicación. Sin embargo, aunque se incluyan estos, hay debates sobre específicos.

      La evidencia del estilo del evangelista no determina el origen o la validez y, de hecho, sería sorprendente si no fuera obvio el estilo de un evangelista. Algunas parábolas revelan más la escritura de un evangelista que otras, pero eso no es indicativo de que éste haya o no suministrado fielmente el contenido y el propósito del relato de Jesús. Si, como virtualmente acceden todos los que estudian los Evangelios, no tenemos la ipsissima verba, las palabras precisas citadas por Jesús, ¿por qué sorprendernos de la evidencia de la configuración del material? La estructura del material no significa necesariamente su tergiversación.

      Afirmar que las parábolas reflejan la situación de las comunidades de los evangelistas es una suposición infundada. Creo difícil que cualquiera de los evangelios se haya escrito para una comunidad local específica o que sirva primordialmente para tratar los problemas de dicha comunidad. Los Evangelios no son historias encubiertas de las iglesias cristianas o comunicaciones indirectas para tratar los problemas de una comunidad local. Son comunicaciones directas escritas para un público grande145 a fin de proveer material sobre la enseñanza y la vida de Jesús para hacer discípulos. Enfocarnos de nuevo en la tradición oral, es poner más énfasis en la tradición oral, y centrar menos en los Evangelios como ventanas a las comunidades cristianas. Por supuesto, las inquietudes teológicas y parenéticas de los evangelistas son reales, pero no hay evidencia de que esas inquietudes se dictaron debido a las condiciones de las iglesias a nivel local o incluso regional.

      Más relevante que todo es el asunto relativo a las introducciones, conclusiones e interpretaciones de las parábolas. Es inaceptable la tendencia de algunos eruditos de omitir las introducciones, conclusiones y explicaciones como procedimiento de operación común. Los eruditos han reducido reiteradamente las interesantes historias de los Evangelios a estructuras de tramas opacas con significados banales que uno se pregunta la razón de su relato.146 Las parábolas de Jesús no son como las fábulas de Esopo, que se compilaron sin ningún orden y se relataron para entretenimiento e instrucción general en sabiduría. Las parábolas de Jesús sirven para un propósito mayor y profético dentro del esquema comprensivo de la narrativa para envolver a las personas con el reino de Dios. Debido a que las parábolas de Jesús se relataron en un contexto, es natural y justo que los evangelistas las aplicaran dentro de ese contexto general y mostraran cómo ellas se relacionan con ese contexto. Las introducciones, ya sea que tengan su base en un comentario de Jesús o sean parte de la narrativa, proveen una estructura para que entendamos la parábola. Muchas de las introducciones son convencionales y tienen paralelos exactos en los materiales rabínicos. Se debe