Klyne Snodgrass

Comprendiendo las parábolas de Jesús


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Eclesiastés 9.14-18 lamenta el fracaso del pueblo para atender la sabiduría a través de una narrativa indirecta simple y breve sobre un hombre pobre y sabio que libra la pequeña ciudad del asedio de un poderoso rey, pero nadie se acuerda de aquel hombre.

      Podemos señalar otrasanalogías,27 como las parábolas de actuación o actos simbólicos. Se puede relatar como una parábola pero en vez es un acto simbólico que luego se explica conforme a su relevancia a la vida del pueblo. Probablemente se conoce mejor a Jeremías por emplear parábolas de actos simbólicos como la del cinto podrido (Jer 13.1-11),28 aunque encontramos otros ejemplos en Isaías, Ezequiel y Nehemías.29

      También son importantes las visiones simbólicas y los sueños en el Antiguo Testamento. En las visiones y los sueños, que los profetas reciben (o alguna persona que necesitará la ayuda del profeta para interpretar la visión o el sueño) se revelan imágenes que describen la realidad de la relación de la nación con Dios o una perspectiva de eventos futuros.30

      Casi todos los pasajes mencionados anteriormente están en libros proféticos o salen de la boca de los profetas. El lenguaje parabólico es un instrumento de los profetas en su conflicto con Israel y sus líderes.31 Estos textos proféticos son reflejo de la nación, de su rey y del destino que le espera. Los profetas emplearon parábolas para confrontar a la nación, advertirle del juicio y producir un cambio. Estos ejemplos del Antiguo Testamento son importantes en sí mismos, pero también son relevantes porque proveen a Jesús y a otros relatores de parábolas de un género, las imágenes y unas formas para construir las parábolas. Todo es indicativo que Jesús aprendió el método parabólico de las Escrituras hebreas, especialmente de los profetas. Algunas veces empleó parábolas como los profetas, para confrontar a la nación, pero, a diferencia de los profetas, Jesús además las empleó para representar al reino de Dios, para confrontar a individuos y para enseñar sobre el comportamiento, la compasión, el uso del dinero y temas relativos con el discipulado.

      Mateo, por lo menos, estaba consciente de la conexión del uso de Jesús de las parábolas y su enfoque profético, porque considera las expresiones de Jesús en parábolas como el cumplimiento de lo dicho por el “profeta” en Salmos 78.2 “Abriré mi boca en proverbios, hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos” (Mt 13.35). En la enseñanza de Jesús, los temas parabólicos de la dureza del corazón y el juicio se entienden mejor cuando tomamos las parábolas como un discurso profético preferido. Este es el contexto en que debemos entender a Jesús.

      Con propósito he separado el material parabólico judío temprano del material parabólico rabínico para resaltar la consciencia del problema de poner fecha al empleo de los materiales rabínicos. No podemos simplemente agrupar todas las parábolas judías con las de Jesús e ignorar los siglos que pueden separar sus orígenes.

      Jesús no creó el método parabólico; lo perfeccionó y lo empleó con maestría. Era obvio que otros emplearon las parábolas en la Palestina del primer siglo, como atestiguan los dichos de Juan el Bautista (Mt 3.10). Uno se sorprendería si este no fuera el caso, debido a la popularidad de formas similares en el mundo greco-romano. A pesar de todo, la evidencia de las parábolas en el judaísmo temprano es, cuando mucho, incompleto, en parte debido al carácter de los documentos que poseemos. Si incluimos solamente lo que sabemos que es anterior o contemporáneo de Jesús,32 encontramos importante material parabólico, pero poco que tiene el carácter, la forma o la perspicacia de las parábolas narrativas de Jesús. Hasta donde sabemos, nadie empleó las parábolas con tanta frecuencia o fuerza como Jesús en los evangelios sinópticos. Pero cuando aparece el material parabólico, con frecuencia refleja el enfoque profético y antagónico de las parábolas del Antiguo Testamento.

      Al evaluar el material parabólico antiguo, la Historia de Ahiqar merece la primera mención. Existen varias versiones de esta historia, era muy popular entre los judíos, e influenció las fábulas de Esopo. Las versiones posteriores tienen algún material parabólico, pero la versión más primitiva (encontrada en Elefantina) es inconclusa y contiene solamente algunos dichos que la califican para su consideración.33 Es difícil fechar las versiones más tempranas, y uno debe emplearlas con cautela. No se sabe si los dichos en las versiones posteriores que son muy semejantes a las parábolas de Jesús se incluyeron en la versión elefantina. Aún así, no se debe ignorar la influencia de las tradiciones de Ahiqar en la producción de las parábolas34 y probablemente también en Jesús.35 La Historia de Ahiqar es material sapiencial utilizado en un escenario de confrontación.

      Hay poco en los materiales de Qumrán que pueda contribuir a nuestro análisis. No hay relatos similares a las parábolas de Jesús. La evidencia muestra que todavía había una amplia gama de significados para mashal.36 Por lo menos cuatro narrativas parabólicas se deben considerar. Primero, el Génesis Apócrifo 19.14-21 (entre los años 50 a.C. y 50 d.C.) relata el sueño de Abraham acerca de un árbol de cedro y una palmera, y que unos hombres cortarían y desarraigarían el cedro, pero la palmera objetó que ambos tenían la misma raíz y así salvó al cedro. La interpretación explica que los árboles refieren a Abraham y Sara. Segundo, el texto de 4Q302 es fragmentario, pero se clasifica como una parábola de admonición. El fragmento 2, columna 2 de este documento cuenta de un buen árbol muy bien cuidado, pero la siguiente columna indica que jabalís salvajes lo roerían y sería cortado. Probablemente esta es una parábola del juicio de Dios a su pueblo similar a la que encontramos en Isaías 5.1-7 y en Salmos 80.8-19. En tercer lugar, el fragmento 3, líneas 4 y 5 de 4Q424 tiene un mashal comparativo: “Como aquel que avienta en el viento [grano] que no se separa, así es el que habla a un oído que no oye o el que relata [algo] a uno que duerme….”. Cuarto, 4Q Cuatro Reinosa,b (4Q552 y 553) es fragmentario en ambos manuscritos, pero está claro que se interpreta cuatro árboles como cuatro reinos. Las analogías, incluso las extensas, se emplean en los documentos de Qumrán,37 pero hay pocas semejantes a las formas que empleó Jesús.

      Es problemático la cuestión de asignar fechas a varios documentos de la literatura apócrifa y la pseudoepígrafa,38 en particular las Similitudes de Enoc (1 E 37—71), y sería mejor citar algunos de estos detalles con los escritos judíos posteriores y no aquí con los escritos judíos tempranos. Si se puede usar la primera parte del segundo siglo como el límite para los escritos tempranos, entonces los siguientes documentos merecen atención para tratar de entender el pensamiento parabólico anterior e inmediatamente después de las enseñanzas de Jesús.

      Jubileos 37.20-23 emplea varias analogías para mostrar que no era intención de Esaú perdonar a Jacob (o sea, “Y si el león se convierte en amigo del buey,… entonces haré las paces contigo”). Tales analogías aparecen en varios documentos pero no contribuyen mucho al estudio de las parábolas.

      1 Enoc 1.2-3 identifica todo el documento como una parábola (mětal, en arameo, parabolē en griego; cf. 93.1 y 3). Esta no es la forma que empleamos la palabra “parábola”, pero está en consonancia con la amplitud de significados del hebreo mashal, que se usa en los oráculos de Balaam y en los discursos de Job. Las Similitudes son de una época posterior, del primero o posiblemente del tercer siglo d.C. Esta sección tiene una serie de visiones que se refieren como “parábolas” (37.5; 38.1; 43.4; 45.1; 57.3; 58.1; 60.1; 68.1; 69.29).39 En las secciones finales de 1 Enoc, que son precristianas, los capítulos 85 al 90 presentan un apocalipsis de los animales, el cual, aunque no se llame parábola, es una alegoría extensa de la historia del mundo bajo la apariencia de animales, que J. T. Milik llama una historia “zoomórfica”.40 En el capítulo 89 la historia de Israel se presenta como una historia de ovejas. En 1 Enoc 101.4-9 hay una analogía extensa de marineros que, con razón, temen al mar, que está controlado por Dios, pero, aunque los marineros temen al mar, los pecadores no temen a Dios.

      4 Macabeos 1.28-30 es más cercana a una similitud, porque considera el placer y el dolor como dos plantas que crecen del cuerpo y del alma, con causa del cultivador maestro que arranca las hierbas, poda, etc., para disciplinar los hábitos y las emociones.

      En José y Asenet 12.8 se encuentra una analogía similar