Angie Guerrero Zamora

Cartas al general Melo: guerra, política y sociedad en la Nueva Granada, 1854


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del 14 de agosto de 1833 en Cartagena”, Revista Complutense de Historia de América, vol. 37 (2011), 73-92; Marixa Lasso, Myths of Harmony: race and republicanism during the age of revolution, Colombia, 1795-1831 (Pittsburgh: University Pittsburgh Press, 2007); Aline Helg, Libertad e igualdad en el Caribe colombiano, 1770-1835 (Bogotá: Banco de la República, Fondo Editorial de la Universidad Eafit, 2011). Ramón Mercado afirmó que los ataques de los flageladores de Cali a mediados de siglo se dieron por resentimientos de las gentes del común contra algunas personalidades notables: Ramón Mercado, Memorias sobre los acontecimientos del sur…, LXVII.

      46 Sobre la lucha de la población “negra”, parda y mulata por liberarse de la esclavitud en el suroccidente colombiano, consultar: María Camila Díaz Casas, Salteadores y cuadrillas de malhechores. Una aproximación a la acción colectiva de la “población negra” en el suroccidente de la Nueva Granada, 1840-1851 (Popayán: Universidad del Cauca, 2014); también es útil: Mateo Mina (seudónimo) Esclavitud y libertad en el valle del río Cauca (Bogotá: Publicaciones La Rosca, 1975), 43-59; para el Caribe se sugiere revisar el trabajo de Aline Helg, Libertad e igualdad en el Caribe…, 287-455. En el suroccidente había una fuerte actividad clandestina plebeya de defraudar los estancos de tabaco y aguardiente, expresada en la proliferación del cultivo ilícito de la hoja, lo mismo que de alambiques para la producción artesanal del licor sin patente de permiso. Al respecto, véase: Ángela Rocío Sevilla Zúñiga, “ ‘Miserables’, ‘infelices’, ‘pobres delincuentes’: una representación jurídica de la mujer contrabandista en las provincias del Cauca, 1830-1850” (Popayán, Tesis de pregrado en Historia, Universidad del Cauca, 2018). Sobre la deferencia social, véase: James Sanders, Contentious Republicans. Popular Politics, 47, 64-65.

      47 Peter Guardino, en su investigación en Oaxaca, demostró cómo el marco hegemónico mutó en las primeras décadas del siglo XIX y adoptó los principios republicanos, y cómo los grupos plebeyos los instrumentalizaron para sus intereses y beneficios. En el caso colombiano, Angie Guerrero Zamora, en su estudio sobre las demandas de pensiones por parte de las viudas de oficiales fallecidos en servicio en la Nueva Granada, muestra cómo, en las primeras décadas de vida republicana dichas demandas estaban modeladas por el marco hegemónico colonial, pues las mujeres, al verse desamparadas, las expresaban como peticiones en un tono de súplicas y gracia. Pero desde los años cincuenta en adelante este discurso cambió por el de los derechos, dado que era un deber del Estado otorgarles pensión a ellas y a sus hijos por los servicios que prestó su marido a la patria. Ambos autores muestran, desde ángulos y problemáticas diferentes, cómo el nuevo marco hegemónico sirvió para interpretar los viejos conflictos o peticiones, para retar al sistema o para reclamar sus derechos. Peter Guardino, The time of liberty. Popular political culture in Oaxaca, 1750-1850 (Durham: Duke University Press, 2005), 275-291; Angie Guerrero Zamora, “Miserables, indigentes y desgraciadas: del luto de la supervivencia en periodos de guerra. República de la Nueva Granada (1820-1860)” (Popayán, tesis de pregrado en Historia, Universidad del Cauca, 2018).

      48 Hasta ahora, el mejor trabajo sobre el tema para el Cauca es el de James Sanders, Contentious Republicans. Popular…, 23. Para México: Peter Guardino, The Time of liberty…, 223-274; en este libro se describe cómo las comunidades rurales resignificaron las elecciones y cuestionaron el sistema de cargos, una estructura de autoridad típica del México colonial que pervivió en el siglo XIX, pero que a la luz de las ideas republicanas fue objeto de disputas. También, véase: Michael T. Ducey, Una nación de pueblos. Revueltas y rebeliones en la Huasteca mexicana, 1750-1850 (Xalapa: Universidad Veracruzana, 2015), 171-213; Cecilia Méndez, La República plebeya. Huanta y la formación del Estado peruano, 1820-1850 (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2014); con esta misma temática, se recomienda: Cecilia Méndez, “Pactos sin tributo. Caudillos y campesinos en el Perú post independiente: en el caso de Ayacucho”, en: Leticia Reina (Coord.), La reedianización de América, siglo XIX (México: Siglo XXI Editores, Ciesas, 1997), 163-185.

      49 Los estudios de las rebeliones en las sociedades preindustriales señalan la importancia de la participación de nobles y otras figuras de prestigio en los levantamientos porque, debido a la autoridad que encarnaban, le otorgaban legitimidad a los rebeldes. Pérez Zagorín, Revueltas y rebeliones en la edad moderna. II. Guerras revolucionarias (Madrid: Cátedra, 1986), 70-71.

      50 Esta tesis fue pioneramente señalada por: David Sowell “La sociedad democrática de artesanos de Bogotá”, German Rodrigo Mejía Pavony, Michel Larosa y Mauricio Nieto Olarte, Eds. Colombia en el siglo XIX (Bogotá, Editorial Planeta, 1999), 189-216.

      51 Sobre la forma como los gólgotas publicitaron ser los transformadores de la sociedad neogranadina, según Germán Colmenares, Florentino González lo sintetizó en dos artículos aparecidos en el semanario El Día, en el cual afirmó que la transición del régimen colonial al republicano, gracias a la Independencia: “[…] sólo significó un cambio de nombre de los funcionarios y la adopción de un gobierno republicano representativo que se encargó de la dirección y el manejo de los negocios públicos, pero que dejó subsistente la mayoría de las instituciones coloniales”. Este argumento fue ampliamente difundido por diversos miembros de dicha ala política. Germán Colmenares, Partidos políticos y clases sociales (Medellín: La Carreta Histórica, 4.ª edición, 20089), 54, y 124-124; Gerardo Molina, Las ideas liberales en Colombia, 1849-1914, tomo I (Bogotá: Tercer Mundo Editores, duodécima edición, 1988), 35-38. Sobre las transformaciones inscritas en las revoluciones atlánticas, la reciente historiografía sobre la Independencia escrita en los años noventa del siglo XX empezó a enfatizar en este proceso de la adopción de los principios republicanos. Uno de los primeros trabajos que señaló esta perspectiva fue: Francois-Xavier Guerra, Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas (México: Editorial Mapfre, Fondo de Cultura Económica, 1.ª reimpresión, 2001).

      52 Roberto Luis Jaramillo y Adolfo Meisel Roca, “Más allá de la retórica de la reacción, análisis económico de la desamortización en Colombia, 1861-1888”, Cuadernos de Historia Económica y Empresarial, n.° 22 (2008); José Antonio Ocampo, Colombia y la economía mundial, 1830-1910 (Bogotá: Siglo XXI Editores, Fedesarrollo, 1984).

      53 Gerardo Molina, Las ideas liberales en Colombia, 17-52; sobre la cuestión religiosa ver: Fernán E. González, Poderes enfrentados. Iglesia y Estado en Colombia (Bogotá: Cinep, 1997), 140-165

      54 Sobre la descentralización administrativa, véase Robert Louis Gilmore, El federalismo en Colombia, 1810-1858, tomo I (Bogotá: Sociedad Santanderista de Colombia, Universidad Externado de Colombia, 1995), 161-224. La ciudadanía armada era una noción que consideraba que el mejor defensor de las libertades públicas y de la tiranía era el ciudadano, quien debía organizarse en milicias para defender la patria de cualquier agresión, tanto interna como externa. También comprometía el sagrado derecho a la rebelión de los ciudadanos si su levantamiento era contra un régimen tiránico. Véase: Marta Irurozqui, Ciudadanos armados de ley. A propósito de la violencia en Bolivia, 1839-1875 (La Paz: IFEA, Plural Ediciones, 2018); Flavia Macías, “El deber de enrolarse y el derecho a votar. Reflexiones en torno a la ciudadanía armada y el sufragio en Argentina, 1863-1877”, Revista de Indias, vol. LXXVI, n.º 266 (2016), 233-258; Flavia Macías, “Guardia Nacional, ciudadanía y poder en Tucumán, Argentina (1850-1880)”, Revista Complutense de Historia, n.º 27 (2001), 131-161.

      55 No hay estudios sobre los intereses políticos y económicos de los grupos plebeyos, pero sí muchos indicios de esta aspiración y la poca o ninguna voluntad de los liberales de conceder estos reclamos. Por ejemplo, el reclamo airado de las tierras ejidales ocupadas por los hacendados de Cali por parte de los democráticos que desencadenó el movimiento del perrero o el zurriago y que tuvo sus extensiones en la región de Bolo en Palmira. También, en las mismas sociedades democráticas del Valle se discutió abiertamente la idea del “comunismo territorial”, si bien no es muy claro en qué consistía dicha noción, hay evidencias de que muchos sectores plebeyos aspiraban a que se les repartieran las tierras de las haciendas, más cuando, después de 1851, contribuyeron como guardias nacionales a que el gobierno liberal triunfara. Al respecto, hay un pasaje de unas memorias decimonónicas que señala que en las sociedades democráticas de Cali las ideas radicales difundidas por algunos de sus líderes, como David Peña, “producían en ellos tan