Olga Rodríguez Cruz

El 68 en el cine mexicano


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      UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE LA CIUDAD DE MÉXICO

      DIFUSIÓN CULTURAL Y EXTENSIÓN UNIVERSITARIA

      RECTORA

      Tania Hogla Rodríguez Mora

      COORDINADORA DE DIFUSIÓN CULTURAL Y EXTENSIÓN UNIVERSITARIA

      Marissa Reyes Godínez

      RESPONSABLE DE PUBLICACIONES

      José Ángel Leyva

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      COLECCIÓN: CIENCIAS SOCIALES

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       El 68 en el cine mexicano. 50 años después.

      Primera edición, 2021.

      D.R. ©Olga Margarita Rodríguez Cruz

      ©Universidad Autónoma de la Ciudad de México

      Dr. García Diego, 168,

      Colonia Doctores, alcaldía Cuauhtémoc,

      C.P. 06720, Ciudad de México

       publicaciones.uacm.edu.mx

      ISBN (ePub) 978-607-8692-32-3

      Esta obra se sometió al sistema de evaluación por pares doble ciego y su publicación fue aprobada por el Consejo Editorial de la UACM.

      Reservados todos los derechos. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, archivada o transmitida, en cualquier sistema —electrónico, mecánico, de fotorreproducción, de almacenamiento en memoria o cualquier otro—, sin hacerse acreedor a las sanciones establecidas en las leyes, salvo con el permiso expreso del titular del copyright. Las características tipográficas, de composición, diseño, formato, corrección son propiedad del editor. Hecho en México

      A mi hijo

       Introducción

      La memoria visual histórica de un país está en su cinematografía. Parto de esta premisa para plasmar en las páginas siguientes comentarios sobre las películas más representativas del movimiento estudiantil de 1968, a través de las entrevistas realizadas a cineastas, guionistas y fotógrafos.

      Hablar o escribir sobre el impacto que tuvo y tiene el 68 en la filmografía mexicana me conduce a una serie de razonamientos, que van desde entender a los jóvenes de esa época, a la familia, a la superestructura —el Estado—, a las corrientes existencialistas que empezaron a gestarse en Estados Unidos y en Europa con Jean Paul Sartre, Herbert Marcuse, filósofos que desarrollaron nuevas propuestas libertarias. Al mismo tiempo, esas corrientes se manifestaron en todas las artes, incluyendo la pantalla grande.

      Una atmósfera incandescente se dejaba sentir en un amplio territorio del mundo. Por mencionar algunos acontecimientos, estaba Francia (Mayo francés), Checoslovaquia (la Primavera de Praga), Estados Unidos (protesta contra la guerra de Vietnam, asesinato de Martin Luther King y Robert Kennedy). Este clima político y social envolvió a México y las universidades fueron el principal centro de reflexión y debate de estos acontecimientos, además de protesta por el abuso de autoridad en todos los ámbitos. A finales del mes de julio empezaron a darse una serie de sucesos, que fueron generando el movimiento estudiantil de 1968. La necesidad de registro de lo que se vivía se volvió imperante, tanto para los cineastas independientes como para los jóvenes universitarios. Sin duda, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) no quedó al margen. Los estudiantes de esa escuela participaron en la filmación de El grito, el retrato más fiel que se haya tomado hasta nuestros días. Es indiscutible que la presencia de Leobardo López Arretche y Roberto Sánchez Martínez fue de gran valía para la producción de esta obra. A la par, Óscar Menéndez, uno de los más asiduos documentalistas del país, realizó Dos de octubre, aquí México; este documental fue el primero en proyectarse en Ciudad Universitaria y dar la vuelta al mundo, siempre exhibido en círculos universitarios. Ya exiliado en Francia, Menéndez produjo Historia de un documento, en donde se observa a varios presos políticos, entre ellos a José Revueltas. Testimonios e imágenes vivas circundan en La Luz de la memoria de Julio Pliego, para dar cauce a cinco programas que exponen la década de los años sesenta, y uno más dedicado especialmente al 68, año aciago que tuvo sus secuelas con la paranoia desatada en San Miguel Canoa en el estado de Puebla. La incertidumbre ocurrida en ese lugar fue retomada por Tomás Pérez Turrent y realizada en el celuloide por Felipe Cazals.

      Veintiún años tuvieron que transcurrir para la realización de aquella tarde de Bengalas en el cielo (título original de la película) que culminó en un Rojo amanecer, dirigida por Jorge Fons, que aborda únicamente el 2 de octubre, en un departamento de Tlatelolco.

      Aquí, cine e historia y la historia del cine se enlazan una vez más, para recorrer parte de la evolución de la cinematografía mexicana, con producciones que aluden al movimiento estudiantil, como El cambio, Crates, Meridiano 100, Los meses y los días, El día en que las mulas volaron, Los años duros, El patrullero 777, entre otras que marcan ya los antecedentes de jóvenes insatisfechos con una forma de vida establecida y autoritaria.

      Gabriel Retes nos lleva a una pequeña incursión de la corriente del Súper 8 originada a finales de los años sesenta y principios de los setenta, como una nueva propuesta independiente que tiene la posibilidad de reflejar la realidad aproximada de un pasado, presente y futuro, que no son más que escenarios museísticos de cine e historia, y la historia del cine es proyectada en la visión de los cineastas a 30 años del movimiento.

      Es muy interesante también observar cómo, después de la conmemoración de los 30 años de este movimiento estudiantil, el tema retoma importancia en documentales e historias de ficción. Tenemos obras emblemáticas, en las que se muestra información relevante sobre los acontecimientos. Esto, reflejado en dos trabajos de Carlos Mendoza, como Tlatelolco, las claves de la masacre y, 1968: la conexión americana, en donde se muestran las hipótesis de que un grupo comenzó con la agresión el 2 de octubre, así como las relaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés) con el gobierno mexicano. También encontramos un documental de Alejandro Solar, titulado: El paciente interno, en donde se exhibe a un joven llamado Carlos Castañeda, quien trató de asesinar al expresidente Gustavo Díaz Ordaz, ya que se sentía implicado por los acontecimientos, no sólo porque le afectaban directamente en sus estudios, sino porque le dolía lo que le había pasado a los estudiantes. Asimismo, se recupera la memoria a través de los recuerdos de los principales líderes del Movimiento del 68, en el Memorial del 68, realizado por Nicolás Echevarría. Un trabajo ejemplar, en el que la memoria es el principal protagonista, lo mismo que sucede con el trabajo que realizó Carlos Bolado, 1968, que año con año es retransmitido por Canal 11. Estos documentales son singularmente relevantes, porque se encuentran presentes siempre elementos que están vinculados, como lo son historia, memoria y recuerdo.

      Por su parte, las películas de ficción nos muestran los acontecimientos desde varios ángulos, como el del movimiento, la política y el amor, no por ello restándole importancia a esta etapa. Esto se refleja en Borrar de la memoria, dirigida por Alfredo Gurrola, y guion de Rafael Aviña; con una idea más romántica Carlos Bolado dirige Tlatelolco, verano del 68, en donde se atreve a hablar sin problemas de la experiencia sexual que vivían los jóvenes en esa época. Finalmente, un joven cineasta como José Manuel Cravioto, en Olimpia, se interesó por mostrar no a los líderes, sino a los estudiantes comunes que participaron en el movimiento; un tema no abordado en la cinematografía mexicana. Olimpia es una cinta animada, dirigida al público joven, con el propósito de que conozca qué fue lo que sucedió