Alma Patricia de León Calderón

Gobernanza rural en México


Скачать книгу

es que la sola posibilidad de concretar paulatinamente un escenario en el que la participación sea realmente una alternativa y una contribución en la atención de los asuntos públicos y las problemáticas sociales funciona, a la manera de una idea reguladora kantiana, como brújula de navegación en la transformación de la realidad pública-gubernamental en un país en el que hasta hace no mucho tiempo prevalecía un modelo preponderantemente Estado-céntrico en las tareas de coordinación social y política.

      FUTUROS DESARROLLOS DE INVESTIGACIÓN Y AGENDAS INTERDISCIPLINARIAS

      Con base en lo expuesto hasta aquí, se puede suponer que la agenda de investigación sobre gobernanza en México rebasa y desborda a la que está enfocada directamente en el análisis de lo rural, que como se apuntó previamente, es todavía parte de una producción académica muy incipiente y limitada. Sin embargo, el desarrollo de otras perspectivas de la gobernanza, que están muy relacionadas con las cuestiones rurales es, por el contrario a lo observado hasta aquí, bastante prolífica y vive en la actualidad un proceso de crecimiento y expansión temática acelerado. Se trata de agendas de investigación en las que se pone atención a temas que afectan o influyen directa o indirectamente a las áreas rurales mexicanas, pero que, por un lado, en algunos casos van más allá de ellas hablando en términos geográficos o, por el otro, se limitan a unidades de análisis más específicas.

      La primera de estas perspectivas complementarias es la que trata de la gobernanza ambiental (Alfie Cohen, 2013; Martínez y Espejel, 2015). Particularmente en el caso mexicano, este tema de análisis se hizo cada vez más relevante y, podríamos decir, punta de lanza en los estudios de la gobernanza en el país, debido a que, derivado de la firma de pactos y acuerdos internacionales por parte de los gobiernos mexicanos desde la década de 1990, particularmente lo convenido en la Cumbre de Río y la llamada Agenda 21, fue en el sector ambiental en el que se comenzó a construir redes, espacios o estructuras de gobernanza como un nuevo enfoque para tratar los asuntos públicos (Hevia, 2012). Manejo de biodiversidad (Álvarez-Icaza, 2014); promoción del desarrollo sostenible (Cassio y Sánchez, 2018); cambio climático (Moreno, 2017); impulso de la producción orgánica y agricultura sustentable (Mestiza, Vázquez y Rappo, 2016); protección de áreas con valor ecológico, gestión de Áreas Naturales Protegidas (Paré y Fuentes, 2007; Brenner, 2010; López de Lara, Murillo y López, 2018); conflictos socioambientales (Paz, 2015); desarrollo de nuevas políticas públicas, instrumentos de gestión ambiental (Peniche y Guzmán, 2018), entre otros, son sólo algunos de los temas en los que se observa un cruce con el imaginario rural, es decir, son procesos que, por lo general, ocurren y se desarrollan en áreas consideradas rurales, de acuerdo con el debate y el posicionamiento teórico que se presentó en el apartado previo. Y algo muy similar ocurre con la literatura orientada a lo que se ha denominado gobernanza forestal (Merino, 2018), relacionada con la administración de zonas boscosas y generalmente enfocada en promover un aprovechamiento sostenible en conjunto con las comunidades que dependen de ellas.

      Otra área de análisis con un enorme potencial de interrelación con la gobernanza rural son los estudios de la gobernanza territorial o gobernanza del territorio (Torres y Ramos, 2008; Iracheta, 2008; Rosas, Calderón y Campos, 2012). Este tema está muy relacionado con lo que se señalaba con anterioridad, con respecto a la enorme dificultad teórica de distinguir entre un área rural y una urbana (Rosas, Rogel y Colín, 2016). Desde la lógica del análisis de la gobernanza territorial, se plantea que cada unidad territorial o cada área geográfica que se pretende analizar posee características únicas que hacen imposible arribar a generalizaciones mayores con respecto a los distintos problemas y contradicciones que se expresan en ellas, por lo que las redes de gobernanza de esos territorios también deben tener características únicas. Desde el ángulo de la gobernanza territorial, lo importante son las configuraciones concretas, específicas, en términos de la composición de actores presentes y las relaciones de poder entre ellos, de fisonomía geográfica y de intercambios existentes con otros territorios afuera de dicha unidad (Torres y Ramos, 2008). Si bien pareciera insalvable la diferencia que existe entre un área de análisis que se basa en una definición de lo rural y un área que plantea la imposibilidad de definir de manera generalizada al territorio, es posible encontrar puntos promisorios de confluencia al analizar espacios en donde la interacción de agentes sociales y fuerzas naturales ocurre como principio.13 Desde esta lógica, el enfoque de la gobernanza rural puede ofrecer un valor añadido al análisis sobre los mecanismos o modos de coordinación de unidades territoriales, en donde la confluencia de actores heterogéneos es la única vía para resolver asuntos que generan un cierto nivel de interdependencia y, a su vez, éstos se encuentran íntimamente relacionados con elementos propios del ecosistema. En este sentido, es importante señalar que el análisis de la gobernanza del territorio no pone especial énfasis en áreas urbanas o rurales, sino en unidades de territorio que son definidas específicamente y de manera ad hoc. Es justo ahí en donde las posibilidades que ofrece el estudio de la gobernanza rural se hacen perfectamente compatibles y una oportunidad para profundizar la investigación en un cierto tipo de territorios desde enfoques trans y multidisciplinarios.

      Algo similar ocurre con el campo de estudio que aborda la gobernanza local y cuyos desarrollos también están ampliamente difundidos en México y América Latina (Zaremberg, 2012). De nueva cuenta, lo local en esta literatura se aborda desde un punto de vista casuístico, por lo que la distinción rural-urbano es poco importante.14 Por esta razón, lo local puede ser urbano o rural o urbano-rural (rururbano, como se le llama en algunas ocasiones), es decir, presenta una lógica transversal. El análisis de la gobernanza rural en este caso puede aportar a esta literatura importantes reflexiones sobre lo local-rural, particularmente la manera en la que se abordan asuntos públicos que requieren del concurso de actores diversos y que se coordinan para tratarlos y, eventualmente, darles alguna solución satisfactoria para el mayor número de participantes involucrados (stakeholders).15

      Finalmente, otra área de estudio en donde se ha desarrollado consistentemente la literatura sobre las redes o espacios de gobernanza en México es la relacionada con el manejo de los recursos hídricos (Pacheco-Vega, 2014; Pliego y Guadarrama, 2019). Esta área temática también ha generado un enorme interés por parte de especialistas en México, ya que la cuestión hídrica representa un tema de urgencia nacional y afecta, por igual, al campo como a la ciudad. En este caso, la participación social, en cuanto al aprovechamiento de un recurso que se ha hecho paulatinamente más escaso y cuyo potencial de conflictividad aumenta en proporción, es fundamental (Guerrero, Gerritsen y Martínez, 2010). Temas relacionados con acceso (Ruelas y Travieso, 2015); distribución, gestión (Gutiérrez, Zapata, Nazar et al., 2019); consumo sustentable (Lirios, Carreón, Hernández et al., 2015); polarización social, movimientos ciudadanos, relación con ecosistemas, entre muchos otros (Salcido, Gerritsen y Martínez, 2010; Venancio y Bernal, 2019), pueblan el imaginario académico de las últimas décadas en nuestro país, y en ese crecimiento la teoría sobre la gobernanza ha sido un punto de partida cardinal.

      De lo anterior se puede concluir que, más que exclusivas, estas agendas de investigación ofrecen una enorme potencialidad de inclusión y de trabajo colaborativo y se pueden sumar a otras como los estudios sobre la gobernanza del turismo o la gobernanza costera, por mencionar sólo un par de ejemplos. Lo que queda claro es que la amplia agenda de gobernanza en nuestro país es una fértil área de estudio, que abarca todo tipo de actores, regiones y espacios, en donde se han desarrollado, en algunas ocasiones, novedosos mecanismos y formas, con fisonomía de redes, para el tratamiento y atención de los asuntos de interés público y abrir la posibilidad de incidencia ciudadana en ellos. En este concierto polifónico de la gobernanza en México, lo interesante es que la categoría de lo rural sigue siendo necesaria e importante, dado que tiene una unidad de análisis específica, que ningún otro desarrollo aborda de manera directa.

      CONCLUSIONES

      La presente contribución ha tenido como objetivo central encontrar los componentes teóricos fundamentales de la gobernanza rural y explicar por qué este concepto resulta útil y conveniente para estudiar y analizar un verdadero entramado de redes y relaciones sociales que se ha desarrollado en el campo mexicano en las últimas décadas con el afán de atender problemáticas, contradicciones y carencias sociales que parecieran tener un certificado de perpetuidad.