superficie. Gritó en negación cuando Kyou desapareció con Kyoko en su apretado abrazo. El sonido rebotó, no dejando nada más que el rugido de la tormenta que seguÃa asolando el bosque.
SabÃa que la habÃa fallado por ahora, pero encontrarÃa una forma de liberarla de su hermano. Kyou estaba en lo cierto por regañarle por su falta de vigilancia sobre Kyoko, pero besarla ... tocarla asà ... y luego sacarla de su protección. ¿Por qué?
La sangre de Toya hervÃa mientras el eco de la amenaza de Kyou resonaba en su mente. ¿Desmarcado? Oró para que Kyou no quiso decir que tomarÃa a Kyoko como su compañera sólo para protegerla. Toya gruñó al pensarlo.
¡Ni hablar!â Gritó al espacio vacÃo. Ãl era el que siempre estaba a su lado, no Kyou. Kyou odiaba a los humanos y nunca habÃa mostrado interés en Kyoko. ¿Por qué de repente harÃa algo tan precipitado? El aire que rodeaba a Toya se volvió vivo con la furia suprimida mientras sus poderes guardianes se elevaban peligrosamente con su ira.
¡Kyou, maldita sea! ¡No lo permitiré! La voz de Toya se oÃa por todo el bosque.
CapÃtulo 3 "Descendiendo a la Oscuridad"
Shinbe aterrizó detrás de Toya que habÃa llegado justo cuando Kyou y Kyoko desaparecieron. Los otros descendieron detrás de él mientras observaban la poderosa aura de Toya expandiéndose a su alrededor en ondas azules fluorescentes.
El rostro de Kamui mostró la conmoción de lo que acababa de presenciar como los reflejos morados dentro de su pelo indomable que se agitaba por los vientos de la explosión de Toya. Sus ojos parecÃan cambiar de color con cada latido del corazón que le siguió. ¿Kyoko? Su voz sonaba sin aliento mientras su labio inferior temblaba de rebelión. De sus alas translúcidas brotó un polvoriento polvo multicolores mientras los levantaba en un poderoso golpe, con la intención de perseguir al que habÃa quitado a Kyoko de ellos.
Un destello de relámpago silueteaba las oscuras alas del enemigo mientras brillaba a la vida justo en el camino de Kamui. El largo cabello de medianoche de Hyakuhei se elevó en la corriente causado por su repentino descenso. Sus ojos de ébano se bloquearon con Kamui haciendo que el guardián retrocediera en su precipitación para rescatar a Kyoko.
"Pobre niño ... ¿has perdido algo?" La voz de Hyakuhei contenÃa una nota de preocupación, pero sus ojos de ébano daban sus verdaderas intenciones. Moviéndose hacia adelante, extendió la mano para tocar la mejilla pálida de Kamui, sólo para reÃrse cuando el guardián retrocedió varios pies para evitar el contacto.
"Siempre tan asustadizo." Haciendo caso omiso del otro guardián que aún está en el suelo, Hyakuhei acechó al muchacho de ojos brillantes mientras se retiraba, "Ven ahora Kamui, ¿cómo vas a poder vencerme realmente ... si no tienes a tu sacerdotisa contigo?" ConocÃa los temores del muchacho mejor que nadie. Sus labios insinuaban una sonrisa sádica. Después de todo, el fue quien enseño a Kamui todos esos miedos.
Kamui casi se atragantó con el pánico que estaba subiendo más alto por el momento. Ver el monstruo delante de él era casi tan malo como sentir el monstruo escondido dentro ... del demonio de los sueños. PodÃa sentirlo allà delante de él, detrás del rostro de su enemigo, los recuerdos de pesadillas que hacÃa tiempo habÃa enterrado volvieron a perseguirle mientras luchaba contra el impulso de huir del hombre ante él.
Sintiendo el terror de Kamui inundar el área Shinbe gritó: "¡Déjalo en paz, traidor!" Alzando su bastón, utilizó su telekinesis para enviar un ataque de rocas y tierra a su tÃo y distraerlo el tiempo suficiente para que Kamui escapara.
Con una ola de su mano, Hyakuhei creó una barrera para que los proyectiles rebotaran inofensivamente, sus ojos negros se volvieron hacia el guardián amatista en ira. "No interfiera con algo que no tiene conocimiento de su querido sobrino."
Kamui cayó al suelo, aterrizando en sus pies mientras empujaba los recuerdos oscuros hacia atrás con la esperanza de que permanecerÃan ocultos por un tiempo más. Eran sus secretos para guardar y mantenerlos que debÃa. Kamui parpadeó ... sus ojos volvieron a su normal estado brillante. Nunca recordarÃa lo que Hyakuhei le habÃa atrevido a recordar ... volvió a mirar a los otros guardianes que deseaban que la mentira fuera verdad.
Toya habÃa visto lo suficiente y se quebró. Con la velocidad más rápida de lo que el ojo humano pudo detectar, Toya parecÃa desaparecer y reaparecer detrás de Hyakuhei. Envolviendo su brazo alrededor del cuello del enemigo en un asalto de muerte, gruñó: -¿Y qué diablos crees que puedes hacer al respecto ... querido tÃo?
Los ojos de Hyakuhei se convirtieron en rajas cuando se dio cuenta de que la ira de Toya habÃa liberado el poder que igualaba el suyo propio. Viendo que Kamui habÃa escapado de su alcance por ahora, sonrió engañosamente. -¿Cómo piensas detenerme cuando ni siquiera puedes proteger a una niña pequeña? -Ya perdió.
SabÃa que todavÃa podÃa torturar a la sacerdotisa con los recuerdos seductores escondidos en lo profundo de los sueños. El duende del sueño verÃa que permanecieron vinculados. Tarde o temprano ... ella vendrÃa a él de buena gana. Kyou no la tendrÃa por mucho tiempo. Incluso ahora podÃa sentir su sueño ... esperando que se uniera a ella en sus sueños.
Con una risa perversa, el cuerpo de Hyakuhei desapareció dejando a Toya una vez más gritar de rabia.
*****
La oscuridad rodeó a Kyoko en su turbidez y de alguna manera ella supo que estaba una vez más dormida. La realidad se desvaneció en el fondo y se encogió interiormente, sabiendo que el sueño habÃa encontrado una manera de continuar. Trató de luchar contra ella ... para despertarse para que no pudiera alcanzarla, pero la calma del mundo de los sueños era demasiado fuerte.
El tiempo y el espacio no tenÃan sentido ya que el sueño se hizo real para ella. Kyoko se sentÃa caliente, casi demasiado caliente y la sensación hacÃa difÃcil para ella despertar. Luchó para tratar de sacudir la oscuridad que la dejaba tan débil y perdida. Moviendo sus dedos a su lado, sintió la suavidad de la piel. Se dio cuenta de que estaba acostada en algún tipo de piel.
Abriendo los ojos, miró a un techo de piedra y dejó que su visión la atravesara hasta los muros de piedra que la rodeaban. Estaba en una cueva de algún tipo. La luz parpadeaba en todos los colores a su alrededor desde un pequeño fuego que estaba a sólo unos tres metros de distancia. Fue realmente impresionante como sólo el sueño podrÃa ser.
Intentó sentarse, pero instantáneamente se arrepintió del movimiento, recostándose tan despacio como pudo. Le dolÃa la cabeza y ella era débil ... como si toda la fuerza acabara de ser zapped de ella. ¿Qué habÃa pasado?
Sus labios se separaron cuando los recuerdos comenzaron a volver a ella. Esta vez se sentó rápidamente sin preocuparse por el dolor, pero aún sostenÃa su cabeza en sus manos esperando conseguir su visión.
ParecÃa que estaba profundamente dentro de la tierra debido a las formaciones de cristal a lo largo del techo y las paredes. Sólo habÃa una entrada que podÃa ver y era pequeña, asà que el fuego estaba haciendo un buen trabajo de calefacción de la habitación. Sin duda sin ella, la cueva habrÃa sido muy frÃa.
Cerrando los ojos otra vez y frotándose las sienes trató de pensar racionalmente. El Guardián del Corazón de Cristal Lo habÃa destrozado para evitar que Hyakuhei lo obtuviera. Eso fue lo último que recordó. Al abrir sus ojos nuevamente, pudo ver con claridad.
Mirando hacia abajo, se dio cuenta de que estaba tumbada en el pelaje del color de la medianoche. Kyoko gimió ... Hyakuhei la tenÃa. Ella lo sabÃa. ¿Por qué otra cosa estarÃa tendida en lo