Amy Blankenship

Ángel De Alas Negras


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Kamui señaló una lista de nombres de la guardia infantil del hospital. “Todos estos niños están en coma, y todo ocurrió durante la última semana. Los médicos están desconcertados, porque en todos los casos los niños se encontraban afuera después del anochecer, y todas las pruebas que les hicieron no revelaron ninguna lesión. Simplemente no se despiertan”.

      Kyoko frunció el ceño intentando concentrarse en la reunión. Era difícil, porque no podía sacudirse esa extraña sensación que había permanecido en ella desde que vio a aquél hombre al otro lado de la calle, y luego sintió lo que podría jurar que eran sus brazos rodeándola.

      Apartando el recuerdo por un momento, su rostro se entristeció pensando en todos esos niños del hospital. Una vez había leído que si una bruja toma una parte de tu alma, caes en un profundo sueño. Luego tienes pesadillas por siempre, a medida que la bruja se alimenta de tu miedo. ¿Acaso todos esos niños estaban atrapados en aquellos sueños, gritando para que alguien los salvara?

      â€œNo creo que echarle un cubo de agua en la cabeza funcione, pero yo quiero ir a la caza de algo tan cruel. ¿Cómo reconoceremos a la bruja si la vemos? ¿Alguien ha visto una alguna vez? ¿Acaso no son solo seres humanos que accedieron a una potente magia?”. Comenzó a disparar preguntas mientras intentaba incorporarse, pero Kyou le puso la mano sobre los tobillos para impedírselo.

      Kyou no miró a Kyoko, esperando que ella pensara que no era intencional, mientras rodeaba sus tobillos con sus dedos como si fuera un brazalete. En ese momento sostenía una barrera protectora sobre ella, que se mantenía en su lugar solo mediante su toque… además, todavía no estaba listo para perder contacto con ella.

      Ã‰l había sentido la poderosa aura que la rodeó justo antes de que se desmayara. Y si bien la había apartado de ella… todavía sentía el rastro de su presencia. Eso solo era suficiente para enojarlo. Había colocado barreras contra demonios en todo el edificio, y en cada esquina de cada piso, ocultas dentro del panel de yeso para que no las notaran.

      Sus ojos dorados se elevaron hacia la gran ventana panorámica que se hallaba en medio de la pared exterior. Se suponía que durante ese día y esa noche el clima estaría despejado y fresco…entonces, ¿de dónde había salido esa tormenta? Mientras miraba la lluvia de cerca, advirtió una silueta que no era traspasada por la lluvia.

      Sin querer que la aparición supiese cómo la había ubicado, Kyou puso su atención en la entusiasmada descripción que Shinbe hacía de las brujas.

      â€œLas brujas reales nunca fueron humanas. Sus almas son demoníacas y eternas. Se mantienen vivas tomando la fuerza vital de los niños, alimentándose de sus pesadillas. Ese es su alimento. En cuanto a su aspecto, como tantos niños han sido sus víctimas, a esta altura deben haber adoptado una forma inusual…jóvenes, hermosas, e incluso de apariencia angelical”.

      Shinbe aclaró su garganta y borró la imagen erótica que rondaba su cabeza. “No muestran su verdadera forma hasta el momento en que toman la fuerza vital de otra persona, o en plena batalla. Cuando se alimentan, su aspecto es verdaderamente espantoso”.

      â€œTú debes saberlo”, afirmó Toya con voz lúgubre.

      Shinbe dirigió a Toya una mirada que le ordenaba permanecer en silencio y, por única vez, Toya tuvo la decencia de dejarlo ahí.

      Yuuhi se encontraba parado junto a la silla en la que estaba sentado su hermano Amni, pero sus ojos estaban fijos en la lluvia que caía afuera. “Ella estará en el centro de la ciudad, dentro de la zona de fiestas, cerca del festival infantil, pero no será el único demonio en el lugar. Se cuida de los que tienen poderes superiores a los suyos. Es por eso que tiene tanta ansiedad por comer…quiere almacenar energía para la pelea que sabe que se avecina. Esta noche añadirá nuevas víctimas a su frenesí alimentario”.

      Tasuki se frotó los brazos para despejar los escalofríos. “Odio cuando haces eso”, murmuró mirando a Yuuhi a los ojos. La única diferencia entre el muchacho y un auténtico albino era el hecho de que Yuuhi tenía ojos profundamente oscuros, y su negrura se acrecentaba cuando recibía una visión…lo cual era simplemente espeluznante.

      Mientras Tasuki lo miraba, Yuuhi volteó su vista hacia él, y sus pupilas color ébano se tornaron enormes y luminosas.

      â€œNo será una bruja lo que deberás enfrentar esta noche”, Yuuhi retrocedió para mirar la lluvia como si no acabara de dar un susto mortal a Tasuki.

      Tasuki apretó los puños, sabiendo que el niño no le diría a qué debería enfrentarse. Decidiendo ignorar al resto de las personas en esa habitación, la mayoría de las cuales resoplaban divertidos por lo bajo, caminó hacia los armarios que contenían todo tipo de armas contra los demonios, y extrajo un pequeño saco de sal marina, deslizándolo rápidamente dentro de su bolsillo.

      Sabía algunas cosas de verdadera magia, y si la sal marina no mataba a la bruja o a los demonios que la acompañaban… al menos le daría una ventaja inicial.

      Amni sonrió con suficiencia al ver cómo Tasuki tomaba la sal. Era demasiado bueno como para dejarlo pasar. Luego de aclarar su garganta en silencio, hizo una muy buena imitación de la malvada bruja del oeste.

      Tasuki debió saltar como una milla por encima de sus botas, volteándose con una mano en el corazón y mirando furiosamente al psíquico rubio.

      â€œÂ¡Buena, Amni!”, exclamó Toya.

      â€œÂ¡Vete al infierno!”, gruñó Tasuki.

      â€œÂ¡Tasuki!”, Kyoko lo regañó. “¿Quieres que llame al abuelo otra vez?”.

      Tasuki se quedó inmóvil y sintió cómo un escalofrío le recorría el cuerpo hasta los huesos. Sí, había asuntos de la agencia que le daban mucho miedo… pero nada era peor que una visita del maestro del terror… el abuelo Hogo.

      â€œNo necesariamente, Kyoko, tan solo mantén a ese loquito lejos de mi esta noche”, atinó a decir finalmente Tasuki, esperando que el viejo no apareciera en el centro de la ciudad esa noche. Tenía la costumbre de aparecerse de la nada durante sus cacerías de demonios.

      Amni volvió a sonreírle burlonamente, haciéndole un guiño sugestivo a Tasuki para lograr que palideciera antes de volver a dirigirse al grupo. Presionó las puntas de los dedos y cerró los ojos, invocando su poder de videncia. Detrás de sus párpados, el tiempo se aceleró, el día se volvió noche, y se encontró volando por los rascacielos del centro de la ciudad. De forma abrupta, Amni se vio en medio de la ciudad después del anochecer, rodeado de humanos vestidos con disfraces de Halloween.

      Dirigiendo su vista sobrenatural en todas las direcciones, inhaló lentamente, buscando sentir los elementos que no pertenecían allí… había tantos. Sombras distorsionadas se retorcían a su alrededor, absorbiendo personas en todas las direcciones antes de desaparecer de vista. Espectros que no parecían otra cosa que vaporosas telas de araña volando a su alrededor como si desearan atacar, pero no había nada allí.

      Al borde de la conciencia, Amni comenzó a escuchar algo siniestro, casi como unas garras de demonios rascando contra metal. Algo gritó al pasar junto a él, y se vio regresado abruptamente al presente. Sintió una pequeña mano sobre su hombro, y luego miró hacia los ojos cómplices de Yuuhi. En ese momento, Amni notó que se encontraba en el piso, y la silla en la que antes estaba sentado se había dado vuelta.

      â€œNadie debe salir solo hoy”, fue todo lo que dijo Amni mientras se apartaba de su hermano y ambos miraban afuera hacia la lluvia. La silueta se desvaneció, dejando que