Guido Pagliarino

Creación Y Evolución


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      Guido Pagliarino

      Creación y evolución

      Una comparación entre evolucionismo teísta, darwinismo casualista y creacionismo

      Ensayo

      Traducción del italiano al español de Mariano Bas

      Publicado en lengua española en formatos electrónicos y libro en papel de Tektime

      1a edición italiana, en formato papel y diversos formatos electrónicos, Copyright © 2011-2012 Edizioni GDS (fuera de catálogo desde 2013)

      2a edición italiana, actualizada por el autor con los últimos datos, en formato electrónico, Copyright © 2014 Guido Pagliarino

      Desde 2103, los derechos sobre esta obra, literarios, cinematográficos, televisivos, de radio, Internet y relacionados con cualquier otro medio de comunicación han vuelto y pertenecen al autor, en todo el mundo.

       Breve prólogo del autor

       Guido Pagliarino, Creación y evolución, una comparación entre evolucionismo teísta, darwinismo casualista y creacionismo, ensayo

       1 En la base de todo, hay un acto de fe

       2 Nociones históricas de las teorías evolutivas

       3 Nociones de las acusaciones de los ateos contra Dios

       4 Filosofía, ideología e investigación científica

       5 Discusiones a veces inútiles

       6 Sobre el creacionismo-fijismo

       7 Sobre la teoría de la evolución a saltos o del equilibrio puntuado

       8 Pareceres de algunos de los últimos papas

       9 Sobre dos grandes teólogos evolucionistas cristianos del siglo XX Rahner y Teilhard de Chardin

       10 Una perspectiva grandiosa: la divinización del singular Homo sapiens sapiens

      En mi opinión no es posible, a causa de la visión personal ontológica del mundo, que ningún oyente o lector o bien autor de conferencias o ensayos sobre el argumento de la persona, ya sea creyente, agnóstico o ateo, sea del todo objetivo, aunque tenga esa intención. Hay quien afirma lo contrario para sí. Puede darse el caso, pero en las conversaciones sobre el ser humano no he conseguido advertir nunca una completa objetividad en el interlocutor y naturalmente tampoco en mí.

      Una cosa es segura: que sobre los temas del creacionismo, el evolucionismo creyente (en el cual declaro situarme desde ahora) y del evolucionismo agnóstico-ateo (darwinismo en sentido propio) florecen prejuicios e imprecisiones. Por ejemplo, se oye pronunciar los términos «evolucionismo» y «darwinismo» como si fueran sinónimos, aunque las teorías evolucionistas son múltiples: presentaré en el segundo capítulo un rápido y breve apunte histórico. Antes me referiré, sin embargo, a ese acto de pura fe existencial que, todos, incluidos los ateos, cumplen en la vida y me referiré a la situación de las diversas corrientes religiosas con respecto a la teoría de la evolución: me entretendré un poco con la situación en el Islam, porque la considero la menos conocida, pero con la invitación a pasarla por alto si no interesa esta argumentación. Trataré después el significado del término «azar» y me referiré en un breve capítulo a las acusaciones más comunes contra Dios de los ateos tanto de ayer como de hoy. Recordaré en el cuarto capítulo que la base de la investigación científica es siempre una postura filosófica y a veces también teológica o incluso visceralmente ideológica. Pasaré luego al creacionismo y a sus argumentaciones que, fuera de los círculos fundamentalistas, no consisten en referencias bíblicas, sino en consideraciones científicas. Volveré al evolucionismo y en particular a la teoría del equilibrio puntuado, que resulta ser combatida por los creacionistas y vista sin embargo con simpatía por los evolucionistas, creyentes o no. Presentaré a continuación las opiniones sobre la evolución de algunos de los últimos papas desde la mitad del siglo XX, refiriéndome posteriormente a la antropología de los dos teólogos evolucionistas más notables del siglo XX y acabaré con la entusiasmante perspectiva, según los creyentes, de la divinización del hombre: no como especie Homo sapiens sapiens, como querría cierta teología, sino como ser humano singular, gracias a lo que se podría llamar, por semejanza, la evolución del corazón.

      Guido Pagliarino

       Creación y evolución

       Una comparación entre Evolucionismo teísta, Darwinismo casualista y Creacionismo

       Ensayo

      1

       Mundo real y solipsismo

      En la base de todas las opciones humanas está la decisión entre considerarse parte de un mundo objetivo y cognoscible gracias a la experiencia y la razón o considerarse el mundo mismo, o cuando menos un mundo completamente separado y no comunicable con otros posibles, siguiendo la filosofía solipsista, según la cual solo existiría objetivamente el propio yo, la consciencia propia, de la cual todo derivaría en una especie de proyección, en la más absoluta soledad, de manera similar a lo que se produce en los sueños nocturnos. La opción elegida por la inmensa mayoría de los seres humanos y de todos los científicos es la de la existencia de un mundo real en el que se vive y se puede investigar y eso es instintivo en la gran mayoría de los casos. Sin embargo no es posible demostrar la veracidad del realismo y la falsedad del solipsismo o, por el contrario, de la falsedad del primero y la veracidad del segundo según el cual tanto la realidad ilusoria como los sueños aparentes son solo una mera creación del ego. Por tanto todos, también quienes condenan la fe religiosa porque no es susceptible de experimentación, toman una decisión inicial de simple fe, sobre la que se basa todo el resto, incluida la teoría científica evolucionista teísta o atea. Me parece que esto basta para convertir en insignificante y hasta un poco ridículo el tesón con el que algunos se burlan de la fe trascendente.

       Mundo real y fe religiosa

      Quien además de la fe en la existencia de un mundo real acepta una fe religiosa se encuentra, después de la aparición de la teoría evolucionista (véase el capítulo siguiente) teniendo que escoger entre enfrentarse al universo desde una óptica creacionista