Морган Райс

Obsesionada


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alguna manera, el colgante.

      Las dos mitades plegadas se abrieron y la luz blanca inundó la cueva, iluminando a Scarlet y a Sage. En el medio de la luz resplandeciente había una imagen. Scarlet la examinó. Era un castillo en el medio del mar, pero no era el castillo Boldt. Éste era más alto y más angosto, más como una torre elaborada que un castillo real.

      Scarlet sacudió el hombro de Sage.

      "Mira", le dijo.

      Sage logró abrir sus ojos cansados por la mitad.

      Scarlet lo oyó tomar una inhalación brusca.

      “¿Sabes donde está?", ella le preguntó.

      Sage asintió. “Lo sé"

      Luego, dejó caer su cabeza hacia atrás en su regazo, estaba exhausto.

      Algo dentro de Scarlet le dijo que donde quiera que este lugar estuviera, era algo importante. Y si Sage lo conocía, entonces debía ser significativo para los inmortalistas. ¿Por qué su collar le mostraba un lugar así? ¿Y por qué sólo se abrió cuando sus lágrimas cayeron sobre él? Sin duda, era una pista.

      Scarlet cerró el collar y el resplandor blanco desapareció, llevándose consigo la imagen del  castillo torcido en el medio de un mar embravecido. De alguna manera, supo, dentro de ella, que si llevaba a Sage a ese castillo, él iba a vivir. Pero se le estaba acabando el tiempo.

      Reclinó al inconsciente Sage sobre su espalda. Era pesado, pero esta vez Scarlet estaba más determinada que nunca, y estaba más segura de que había alguna esperanza. Ella se elevó al cielo.

      Ella lo salvaría. No importaba lo que se necesitara hacer.

      CAPÍTULO SIETE

      Caitlin se esforzó por recuperar el aliento mientras caía por el cielo nocturno. No bien Caleb había golpeado el botón de expulsión, el avión ya no estuvo a su alrededor. Estaba en el aire negro de la noche, cayendo hacia el mar embravecido.

      Miró a la derecha, buscando a Caleb. Él no estaba allí. Con angustia, miró a su alrededor y, finalmente, vio a Caleb por encima de ella, con su paracaídas desplegado. Estaba señalando su cuerda del paracaídas. Ella no podía oírlo por el sonido del aire rugiente.

      Entonces se dio cuenta: él estaba tratando de decirle que tirara de su cordón. Ella lo hizo y de un vez la caída en picada se detuvo mientras su cuerpo hacía un chasquido. Pronto todo estuvo en calma. Ella se movía, flotando, el paracaídas blanco se extendió abierto por encima de ella como alas de ángel.

      Caitlin respiró profundamente varias veces para calmar su corazón acelerado. Volvió a mirar a Caleb y lo vio levantar sus dos pulgares. Caleb, que tenía mucha más experiencia con este tipo de cosas, logró maniobrar su caída y estaban casi al mismo nivel.

      “¡Va a ser frío!", le gritó a ella.

      Caitlin miró hacia abajo. El agua estaba muy cerca, y antes de que tuviera la oportunidad de pensar de las olas congeladas que la golpearían, una enorme explosión hizo temblar todo el mundo.

      Presa del pánico, Caitlin miró a su derecha para ver que el avión se había estrellado contra algo. Se dio cuenta, con una sensación de hundimiento,que era el edificio que había visto en el horizonte, el que sus sentidos le habían dicho que era donde se encontraba Scarlet.

      "¡No!" gritó.

      Llamas y pedazos de fuselaje en llamas cayeron en el mar mientras una enorme columna de humo se elevaba en el aire negro.

      Entonces Caitlin cayó en el mar.

      Caitlin se quedó sin aliento cuando golpeó contra el agua helada. Estaba tan frío que se sentía como si sus huesos se hubieran convertido en hielo.

      Pero la punzada aguda causada por el mar glacial palidecía en comparación con la angustia en su corazón. Un momento después, el edificio donde, Caitlin estaba segura, estaba su hija,  estaba en llamas. Observó, como si fuera un sueño, cuando el techo se derrumbó. Un momento después, toda la pared que daba al mar se derrumbó, abriendo un profundo agujero en el exterior.

      “¡Caitlin!" escuchó la voz de Caleb que venía de una cierta distancia.

      Caitlin sacudió la cabeza y regresó a la realidad. Caleb estaba nadando hacia ella, ya se había desprendido su paracaídas que flotaba lejos, empujado por la fuerte corriente.

      “¡Quítate el paracaídas!" Caleb le ordenó al segundo que estuvo a su lado.

      Caitlin se quitó eso pesado, sintiéndose más ligera  al instante. Sin embargo, su cuerpo todavía estaba cansado, y su ropa empapada la jalaba hacia su abajo.

      "Tenemos que llegar a tierra," dijo Caleb.

      Él puso su brazo alrededor de su esposa. Podía sentir que estaba temblando violentamente. Estaba tratando de ser fuerte para ella, pero en realidad estaba igualmente en peligro.

      "¿Crees que puedes nadar así de lejos?" él agregó, señalando el desmoronamiento del castillo de Boldt.

      Caitlin apretó los dientes castañeteando.

      "¿Y si el avión la golpeó?" ella logró decir.

      Caleb negó con la cabeza. "No lo pienses."

      "No puedo evitarlo. Es nuestra hija. Y si-"

      Pero Caleb no la dejó terminar. Él apretó su mano sobre el corazón de Caitlin.

      "Si ella está muerta, lo sabrías," dijo. “¿No es así? Si puedes percibir a nuestra hija, la seguiste a este lugar, entonces lo sabes en tu corazón. Estoy en lo cierto, ¿verdad? "

      Caitlin se mordió el labio.

      "Sí", dijo, por fin. "Tienes razón. Lo sabría si ella estuviera muerta. Lo sentiría.”

      Pero, aun mientras decía las palabras y, a pesar de que ella lo creía, no podía evitar sentir la misma sensación de miedo. Incluso si Scarlet estuviera viva, sin duda todavía estaba en peligro.

      Caitlin sintió que sus brazos comenzaban a fatigarse de pedalear en el agua durante tanto tiempo.

      "¿Qué vamos a hacer?", le gritó a Caleb. "La única tierra está en esa dirección."

      Ella señaló el castillo de Boldt, el agujero abierto en su pared. Caleb siguió su dedo extendido.

      "Lo sé," él dijo con inquietud.

      Caitlin asintió. Mechones de pelo mojado se pegaban a su cara. Se los quitó y empezó a nadar hacia el castillo.

      En ese momento, un ruido llamó la atención de Caitlin. Sonaba como un chirrido distante, de naturaleza mecánica. Era algo familiar. Se escuchaba cada vez más fuerte.

      Caitlin miró por encima del hombro a Caleb.

      "Un helicóptero", dijo.

      Caleb hizo una pausa a mitad de una brazada y se quedó mirando hacia el cielo mientras el ruido se hacía más y más fuerte.

      “¿La policía?", dijo. "No puede ser que todavía nos estén persiguiendo, ¿o sí? A menos de que estuvieran monitoreando el avión.”

      Repentinamente, Caleb golpeó palmas de las manos abiertas contra el agua, haciendo un gran chapoteo. Pero el ruido fue casi completamente ahogado por las aspas del helicóptero que zumbaban mientras se acercaba rápidamente.

      Su rostro se dejó caer en la resignación.

      "Prepárate", dijo. "Esto se va a poner mucho más peligroso."

*

      Les tomó varios minutos nadar hasta el castillo de Boldt. El lado más cercano a Caitlin y Caleb había quedado totalmente destruido, era donde se había estrellado el avión. Piedras y escombros habían caído en el mar, creando una especie de pendiente que ahora ellos estaban subiendo. Era algo precario pero finalmente lograron entrar al castillo Boldt.

      Había un fuerte olor a combustible del avión en el aire, que se mezclaba con el olor del polvo, el humo, y la sal del mar. Caitlin escuchó un clamor a lo lejos, de gente gritando, discutiendo y gritando de dolor. Supo de inmediato