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Grandes retos del siglo XXI


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de la creatividad”. Pero el rápido avance de estas investigaciones y desarrollos tecnológicos suscita graves y justificadas preocupaciones.

      Como podemos ver, los retos y perspectivas de la biología del siglo XXI son enormes, complejos y muy esperanzadores. Mas no debemos perder de vista que la biología (y la ciencia toda) de este siglo no ha de concebirse sin una profunda base bioética que la encauce hacia objetivos humanistas y que dote a los científicos de principios y valores irrenunciables como la responsabilidad, la honestidad y la búsqueda de generar conocimientos e innovaciones que reditúen en beneficio de la humanidad, sin dañar o destruir a nuestra casa planetaria ni a la diversidad de la vida que lo engrandece.

      Es en verdad estimulante que estemos en una situación no muy alejada a la de los inicios de la ciencia, en la que una de las preguntas centrales era: ¿Cuáles son los límites del conocimiento? Hoy sabemos que éstos se expanden conforme más avanzamos, y que es indispensable el comprometernos éticamente en nuestra búsqueda de nuevos saberes, en el desarrollo de nuestras investigaciones y en el uso que le demos a nuestros descubrimientos e innovaciones. Hay que ser audaces, sí, pero siempre con un compromiso ético y desde una postura responsable que contemple que nuestro quehacer puede y debe buscar la sustentabilidad, salvaguardar la vida planetaria y los recursos naturales no renovables; asegurarle a las generaciones futuras un medio libre de los riesgos creados por nosotros mismos y que aún estamos a tiempo de disipar, y trabajar en beneficio de la humanidad al resolver las problemáticas más graves que pueden tener consecuencias catastróficas e incluso amenazan nuestra supervivencia como especie.

      DE LA CLONACIÓN MOLECULAR A LA CLONACIÓN DE ANIMALES (REPROGRAMACIÓN GENÓMICA PARA LA TERAPIA CELULAR)

      Luis Covarrubias*

       CLONACIÓN MOLECULAR (ÁCIDO DESOXIRRIBONUCLÉICO, ADN)

      El término clonación se ha utilizado en biología para referirse a organismos genéticamente idénticos (clones). Se aplicó, acorde a este concepto, en la tecnología para la amplificación de fragmentos de ácidos nucleicos (ADN y ARN) en una bacteria, desarrollada en la década de los setenta. En la clonación molecular de ADN, un clon es una bacteria que, además de su genoma, replica un adn exógeno específico por medio de un vector (e. g., plásmido). Sin lugar a dudas, la clonación de fragmentos de ácidos nucleicos fue uno de los grandes logros del siglo XX y base de lo que ahora conocemos como ingeniería genética.

      Proyectos de gran envergadura derivaron de este desarrollo; por ejemplo, la clonación fragmentada del genoma humano en bacterias hizo posible conocer su secuencia nucleotídica, es decir, la información codificada de los componentes funcionales que dan al ser humano sus características. Procedimientos de secuenciación (nucleotídica) cada vez más eficientes están generando información del genoma de otros organismos en tiempo y costo muy inferiores a los que se requirieron para el genoma humano; sin embargo, el reto actual no es determinar más secuencias nucleotídicas sino decodificar esa información en forma comprensible para que cada gen se pueda asociar con una función específica en el desarrollo y fisiología de los organismos, en especial del humano. En este sentido y como un fruto de la ingeniería genética, ahora es posible manipular el genoma de muchos organismos, tanto de plantas como de animales. Destaca el ratón, no sólo por la extraordinaria versatilidad que existe para modificar su genoma, sino porque los hallazgos encontrados en esta especie, consecuencia de alteraciones en genes específicos, tienen implicaciones directas en el entendimiento de la biología del humano y, en especial, la asociada con enfermedades.

      La biología molecular de vanguardia depende frecuentemente de las manipulaciones genéticas como medio para revelar los mecanismos moleculares que sustentan la vida de las células y los organismos, pero la clonación de adn también se ha orientado a producir proteínas de utilidad terapéutica de una manera sencilla y económica, o generar plantas y animales transgénicos con ventajas agropecuarias, o derivar procedimientos de aplicación médica directa como es la incipiente terapia génica.

       CLONACIÓN DE ANIMALES (MAMIFEROS)

      En el ocaso del siglo XX (1997), el término clonación regresó a los encabezados de los artículos científicos y periódicos en general, en un ámbito distinto del anterior y como resultado del nacimiento de la oveja Dolly, la primera oveja clonada. En el laboratorio del doctor Ian Wilmut se derivó a Dolly partiendo del núcleo (donde se encuentra el genoma) de una célula especializada, y su incorporación a un ovocito sin material genético (transferencia nuclear); aquí el clon es genéticamente idéntico al donador de la célula especializada. Este hallazgo impactó simultáneamente a la ciencia, la biotecnología y la bioética, presentando panoramas contrastantes que perturbaron conceptos fundamentales. La clonación por transferencia nuclear hace evidente que el genoma de una célula especializada no está irreversiblemente diferenciado del de sus células precursoras y, por tanto, puede ser reprogramado hasta el estado más basal, presente en el huevo poco después de la fertilización. Debe reconocerse que aproximadamente 40 años antes de este trascendente acontecimiento no había evidencia contundente que indicara que no hay alteraciones estructurales en el adn durante la diferenciación celular que acompaña la formación de un organismo, y ya en la década de los años sesenta el doctor John Gurdon había demostrado, también mediante transferencia nuclear en un sapo, que el núcleo de una célula diferenciada era capaz de derivar a todos los tipos celulares que constituye el organismo adulto. Entonces, ¿por qué sorprendió la clonación de una oveja? Después de la primera clonación por transferencia nuclear realizada por el doctor Gurdon, muchos grupos intentaron clonar mamíferos sin alcanzar un éxito equivalente al del sapo, llevando inclusive a algunos investigadores a pensar que era imposible y que más bien la clonación de animales por transferencia nuclear era una peculiaridad de los anfibios. Sin embargo, después de la clonación de la oveja Dolly renació el interés en la clonación de mamíferos por transferencia de núcleos de células diferenciadas y, en poco tiempo, se llegó a la conclusión de que sí es posible pero a muy baja eficiencia (menos de 1%). El ratón fue el principal modelo para consolidar esta conclusión abriendo una puerta con nuevos retos para el siglo XXI.

       BENEFICIOS Y RIESGOS LATENTES DE LA CLONACIÓN POR TRANSFERENCIA NUCLEAR

      La similitud en el proceso de desarrollo entre las diferentes especies de mamíferos permite estimar que todas podrían clonarse por transferencia nuclear, lo que poco a poco se ha ido confirmando. Desde el punto de vista pecuario, la posibilidad de tener clones es invaluable pues, en principio, sería un medio para producir animales con características genéticas idénticas, lo que se reflejaría en la calidad y rendimiento del producto animal (e. g., leche, lana, carne). También pudiera ser valioso para la conservación de especies de mamíferos en riesgo de extinción. En este contexto, un reto para el siglo XXI será incrementar la eficiencia de la clonación, pues la actual depende de una gran cantidad de ovocitos, haciendo el procedimiento inviable en la práctica. Otro aspecto que debe considerarse es la salud del animal clonado; indicios provenientes de ratones clonados, algunos respaldados por observaciones en la oveja Dolly, sugieren que puede haber envejecimiento prematuro y susceptibilidad a desarrollar ciertas enfermedades. Por lo tanto, la aplicabilidad pecuaria de la clonación requerirá contender con este problema aún poco estudiado.

      La clonación que dio lugar a la oveja Dolly trajo rápidamente la fantasía a la realidad: la clonación de seres humanos. Ya en la época de los experimentos de Gurdon en el sapo, y como consecuencia de los intentos por clonar mamíferos, hubo historias con poco sustento que hablaban de humanos clonados. Ahora es innegable que hay suficiente evidencia para pensar que es posible clonar humanos y, por tanto, todas las preocupaciones éticas que derivan de ello deben considerarse y analizarse. Hay consenso a nivel científico y entre organizaciones internacionales como la onu de que la producción de humanos clonados (clonación reproductiva) es éticamente inaceptable y reprobable; muchos países ya incluyen en sus leyes la prohibición de la clonación