de hacer ciencia ha cambiado durante los últimos 20 años, por lo que hoy es un reto reformar los parámetros de evaluación, tanto del Sistema Nacional de Investigadores como los de las universidades, a fin de promover el contacto entre grupos de científicos que permita identificar los liderazgos y los llamados nichos de oportunidad.
*Instituto de Física, UNAM.[regresar]
LA NUEVA BIOLOGÍA
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LA BIOLOGÍA DEL SIGLO XXI
Rosaura Ruiz Gutiérrez*
Cada centuria tiene una disciplina del saber que impulsa una gran revolución social. La química y la física han sido las protagonistas de los dos siglos que nos han precedido. Ahora toca el turno a la biología. De la mano de los genes y el genoma, las ciencias de la vida son uno de los grandes motores del cambio que estamos viviendo.
Lo interesante de hablar de la biología del siglo XXI es que ésta se encuentra de lleno en su proceso de construcción. Se podría decir, de manera un tanto reduccionista, que la biología, tal y como la entendemos actualmente, no existía en el siglo XIX y que, en ese sentido, es un invento del siglo XX. El reto para los biólogos en la actualidad es explorar lo que se puede hacer en el siglo XXI desde esta ciencia y encaminar de manera responsable los pasos que la lleven a la plenitud de su madurez. En este siglo que apenas comienza se demostrará lo mucho que a la biología le falta por descubrir y se constatará que, más allá de que con lo conocido hasta ahora se ha hecho y avanzado bastante, en el futuro próximo los horizontes de acción de la biología se dilatarán exponencialmente y la influencia de sus conocimientos, avances y descubrimientos será una que tal vez hoy ni siquiera sospechamos.
Son varios los temas y objetos de estudio tratados por la biología contemporánea que despiertan el interés público y que han generado vivos debates tanto dentro de la biología como desde otras disciplinas. (De hecho, aquí ya podemos vislumbrar una de las principales particularidades de la biología hoy en día: su carácter transdisciplinario y su necesidad de dialogar y colaborar en sus desarrollos e investigaciones con otras ciencias y áreas del conocimiento, pues gran parte de su campo de estudio se encuentra en áreas fronterizas hasta hace poco inéditas y desatendidas.) Uno de estos temas es el referente a los alimentos transgénicos, sobre los que cabría señalar no se ha llegado a un consenso sobre las ventajas y desventajas que tiene el desarrollarlos y utilizarlos. Aquí se evidencia que uno de los problemas que la biología ha de enfrentar y superar de inicio es la necesidad de fortalecer y promover la divulgación científica, ya que la mayoría de las personas, sobre todo las que tienen la responsabilidad de tomar decisiones y generar políticas públicas, no poseen una opinión lo suficientemente documentada ni la información pertinente sobre los distintos temas y avances científicos de nuestra época. Lo anterior ha generado tanto prejuicios y suspicacias por parte de algunos, como intentos de influenciar al público con información tendenciosa a favor de particulares, tal es el caso de los alimentos transgénicos, desarrollados y promovidos por empresas privadas que principalmente responden a finalidades comerciales y que nada tienen que ver con una intención real de beneficiar a las mayorías o, por ejemplo, con combatir la hambruna en el planeta. Sin embargo, esto no excluye el que podamos vislumbrar los muy interesantes y diversos caminos por los que los alimentos biotecnológicos o genéticamente modificados pueden beneficiar a la humanidad, pero sin perder de vista, claro está, las problemáticas bioéticas, políticas, culturales y sociales que su utilización indiscriminada pueden acarrear.
Otro objeto de estudio de gran interés en la biología de este siglo y en el que apenas nos encontramos en sus albores es el referente al genoma humano; no obstante, en este caso las opiniones también son muy diversas. Sydney Brenner (Premio Nobel de Medicina de 2002) dijo en una ocasión que “el genoma humano no es más que la guía de teléfonos de una ciudad” y que, siguiendo esta metáfora, no se puede pretender conocer una ciudad a plenitud contando tan sólo con esta guía. Lo anterior, sin demeritar los enormes avances que se han dado en el estudio del genoma humano, hace énfasis en que la biología y los científicos en general hemos de mantener la mesura y reforzar el trabajo en esta área, puesto que apenas se ha comenzado a andar por estos senderos, así como en señalar lo mucho que aún falta por hacerse; como por ejemplo, el explicarnos detalladamente y entender la relación que el genoma guarda con la persona, así como entender las relaciones entre las células y el organismo, pues aquí podemos ver uno de los grandes retos de la genética y de la biología del siglo XXI.
La clonación o la investigación con células madre (troncales o estaminales) son otras áreas que han despertado enorme interés, ríspidos debates y en los que aún nos encontramos en sus albores. Aquí es necesario, aparte de seguir explorando y de contemplar las implicaciones éticas que ambas conllevan, hacer una tarea de desmitificación, pues son muy extendidas las opiniones desinformadas; por ejemplo, la falsa idea de que al clonarse algo se tiene una copia idéntica del original, cuando en realidad no es así. Pensemos en las primeras terneras clonadas en Nueva Zelanda que a pesar de tener el mismo genotipo presentaron patrones de manchas diferentes, en este sentido cabría señalar que un clon no es más que un mellizo. Así pues, podemos entender que los genes sólo crean posibilidades que luego se modelan de muy diversas maneras y que aún hay mucha investigación, divulgación y reflexión filosófica que la ciencia de este siglo debe hacer en esta área en particular.
Actualmente hay un uso extendido de técnicas propias de la biología sintética que son realmente interesantes y de enorme importancia debido a la utilidad y trascendencia de sus innovaciones y desarrollos. La diversidad de áreas en que se está trabajando desde la biología sintética va desde la biomedicina, la ingeniería de biomateriales, la nanotecnología hasta la energética, y al ver estas aplicaciones nos podemos explicar el porqué de las enormes expectativas que se tienen de ésta al empezar el siglo. Pensemos en los grandísimos beneficios que nos puede traer el desarrollo de fármacos inteligentes, la medicina personalizada, la terapia génica, la reparación y regeneración de tejidos, la reprogramación celular o el procesamiento de biomasa como fuente de combustibles, entre muchas otras posibilidades.
Por otra parte, no podemos dejar de lado una problemática que ha surgido en los últimos tiempos, esto es: la distorsión que introduce la investigación con intereses en un rendimiento económico inmediato en uno de los primordiales objetivos de la ciencia: la profundización de los conocimientos al servicio de la Humanidad. La financiación privada de investigaciones orientadas a la obtención de patentes para su comercialización conduce a nuevos peligros potenciales. No es ningún secreto que los científicos necesitan dinero para investigar y desarrollar innovaciones, pero esto muchas veces puede medrar en un aspecto de trascendental importancia: la honestidad científica. Ha habido casos en los que algunos científicos falsean los resultados de sus investigaciones para conseguir financiamiento (un caso paradigmático es el de Woo Suk Hwang, el coreano que falsificó los resultados sobre sus investigaciones de clonación de embriones humanos). Un episodio de fraude en el ámbito científico puede ser devastador en muchos sentidos debido a su potencialidad de poner en duda los avances de investigaciones sobre un tema en todo el mundo. Es por ello que considero que otro de los retos de la biología del siglo XXI es, por un lado, romper la divergencia entre lo mediático y la ciencia, y, por otro, generar las bases que aseguren un comportamiento ético, responsable y honesto en toda investigación científica.
Hace 40 años el humano biónico era un personaje de la ciencia ficción, hoy se trata de un hecho científico. Nuevas tecnologías que intervienen en el cerebro construyen capacidades sobrehumanas y permiten a los usuarios operar armas o sillas de ruedas con el poder del pensamiento; están ya en el mercado o en desarrollo. Se ha mostrado que electrodos implantados en lo profundo del cerebro de los pacientes estabilizan los movimientos temblorosos de la enfermedad de Parkinson. Asimismo, se ha demostrado que un cable eléctrico enredado en un casco o adosado a la cabeza con una banda que aplica impulsos eléctricos al cerebro alivia los síntomas de la depresión severa y eleva el desempeño mental en adultos