Perpectives, Londres, Routledge, 1996 y Descola, La nature domestique: Simbolisme et praxis dans l'écologie des Achuar, París, Éds. de la maison de l'Homme, 1986. [Regreso]
55 Francis Chateauraynaud, "Forces et faibleses de la nouvelle anthropologie des sciences, Michel Callon et Bruno Latour: La science telle qu'elle se fait", en Critique, tomo XLVII, X, 1991: 529-530. [Regreso]
56 Michael Lynch, Art and Artifact in Laboratory Science: A Study of Shop Work and Shop Talk in a Research Laboratory, Londres, Routledge and Keagan Paul, 1985a. [Regreso]
57 Latour y Woolgar, op. cit., 1988. [Regreso]
58 Knorr-Cetina, The Manufacture of Knowledge: An Essay on the Constructivism and Contextual Nature of Science, Oxford, Pergammon, 1981. [Regreso]
59 Law, op. cit., 2004. [Regreso]
60 Callon, "Pour une sociologie des controverses technologiques", en Fundamenta Scientiae, vol. 2, 3-4, 1981: 381-399 y Dominique Raynaud, Sociologie des controverses scientifiques, París, PUF, 2003. [Regreso]
61 Habermas, op. cit., 2002: 27. [Regreso]
62 Latour, op. cit., 1999. [Regreso]
63 Latour, op. cit., 1991. [Regreso]
64 Arellano, op. cit., 2000. [Regreso]
65 Michel Foucault, et al., "L'enjeu de Foucault", en Bulletin peridique du champ freudien, 10, julio 1977: 62-93. [Regreso]
66 L. H. Morgan, J. G. Frazer, Marcel Mauss, entre otros. [Regreso]
La filosofía política de la ciencia
y el principio de precaución
Alfredo Marcos
Introducción
Si uno consulta en Google la expresión "filosofía política de la ciencia", 1 aparecen unas pocas páginas relacionadas con la actividad que se realiza en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM y con una mesa redonda que bajo ese título tuvo lugar en la Universidad de Valladolid el pasado mes de noviembre. Poca cosa y muy reciente todo. Si uno consulta la expresión correspondiente en lengua francesa obtiene tan sólo resultados relacionados con la obra de Bruno Latour. 2 En inglés sí aparecen algunos sitios más, no muchos, la mayoría de ellos referidos a un libro de Joseph Rouse, 3 a otro más reciente de James Brown 4 y a una ponencia de Thomas Uebel. 5 Por supuesto, otras muchas obras y líneas de investigación que no aparecen bajo el rótulo de "filosofía política de la ciencia", pueden, sin embargo, ubicarse dentro de este campo temático. Una parte de los estudios CTS, una parte de los de bioética y biopolítica,6 así como muchos estudios sobre ciencia y género, sobre sociología e historia de la ciencia, sobre ética ambiental, sobre racionalidad, sobre modernidad y postmodernidad, sobre políticas científicas o sobre filosofía de la tecnología, contienen elementos propios de una filosofía política de la ciencia. Obras más clásicas del ámbito de la filosofía de la ciencia, como el texto de Paul Feyerabend titulado La ciencia en una sociedad libre, también entran de lleno en este territorio. Hay que considerar, además, que muchos filósofos de la ciencia estuvieron interesados también en cuestiones políticas y que difícilmente podríamos trazar una separación radical entre ambos intereses. Podemos recordar los casos de Otto Neurath y de Karl Popper, por citar tan sólo dos de los más notables. Por otro lado, autores que solemos ver como pensadores políticos o sociales, como por ejemplo Jürgen Habermas, tienen también un considerable interés para la filosofía de la ciencia. La conexión estrecha entre epistemología y pensamiento político aparece reiteradamente a lo largo de la historia de la filosofía. Un par de casos obvios son Platón y John Locke, pero, como todos podemos ver, el listado sería realmente largo.
Así pues, en cierto sentido, la filosofía política de la ciencia es una disciplina muy reciente, casi más un proyecto que una realidad, pero, en otro sentido, las raíces intelectuales de la misma llegan muy lejos en el tiempo y pueden ser rastreadas en algunos de los más prestigiosos filósofos actuales y no tan actuales. Es un fenómeno al que estamos acostumbrados en filosofía, cada vez que aparece un nuevo territorio temático comenzamos a leer retrospectivamente a nuestros clásicos bajo otra luz, lo cual hace que aparezcan también innumerables precedentes de los temas que creíamos nuevos. Sin embargo, esto no les resta novedad, es más, pone de manifiesto precisamente la novedad de la perspectiva que ahora adoptamos. Quizá sea esto lo que suceda con la filosofía política de la ciencia. Pero, si nos hallamos ante una perspectiva nueva, tendremos que preguntarnos por las razones que han favorecido su surgimiento, lo cual nos ayudará a comprender también su especificidad. Esa será la tarea que abordaré más adelante. Veremos que no se trata de una nueva superespecialización de la filosofía, sino precisamente de lo contrario, de un intento de crear zonas de solapamiento entre disciplinas filosóficas que no pueden permanecer separadas por más tiempo. La razón es que los problemas tradicionales del pensamiento político sobre la justicia, la libertad, la legitimidad y la democracia, se presentan hoy muy especialmente en relación con la tecnociencia. Hoy estas cuestiones dependen en gran medida de cómo se regule la tecnociencia, el acceso a los bienes que produce y la distribución de los riesgos que genera. Por su lado, la tecnociencia se entiende cada vez más como acción, lo cual ha forzado una ampliación de la filosofía de la ciencia hacia cuestiones prácticas, de modo que los problemas clásicos sobre la racionalidad y el realismo empiezan a ser tratados bajo la forma de razón práctica y verdad práctica.
En este espíritu, trataré de explorar esa zona de solapamiento. Intentaré mostrar los problemas filosóficos que dicho territorio nos depara. Confío en que se aprecie que son problemas reales –por utilizar la expresión de Popper–, y no meros artificios académicos. Tan reales son, que de hecho han sido los propios problemas los que nos han salido al paso. Casi se podría decir que la comunidad de filósofos de la ciencia ha tratado de esquivar este tipo de problemas hasta que su inexorable presencia nos ha hecho ya imposible la huida.
Por último, en el apartado 4 me centraré en una de las cuestiones que deben ser objeto de tratamiento dentro de la filosofía política de la ciencia. Me refiero a las nuevas relaciones entre una ciencia que no aspira ya a la certeza y una acción política que aspira todavía a la justicia; me refiero a las nuevas relaciones entre dos importantes ámbitos de la vida humana que no tienen por qué renunciar a sus pretensiones de racionalidad