Akal / Ciencia
Director
Francisco Javier Espino Nuño
Agustín Blasco
Ética y bienestar animal
Diseño cubierta: Sergio Ramírez
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© Agustín Blasco, 2011
© Ediciones Akal, S. A., 2011
Sector Foresta, 1
28760 Tres Cantos
Madrid - España
Tel.: 918 061 996
Fax: 918 044 028
ISBN: 978-84-460-3528-2
A David y a Lorena, porque tenían razón
Agradecimientos
Mi interés por nuestras obligaciones para con los animales se despertó cuando me invitaron a formar parte de un comité de la Agencia Europea para la Seguridad Alimentaria que tenía que examinar las condiciones de bienestar de los conejos de granja. El presidente del comité era David Morton, entonces catedrático de Ética de la Facultad de Medicina de Birmingham y, a lo largo de interminables discusiones en múltiples reuniones en diversos países, logró convencerme de que el tema era menos trivial de lo que yo creía. Convencido de que era así, hice un curso en Cambridge sobre este tema dirigido por Donald Broom, un conocido autor de textos sobre bienestar animal, e impartido por ambos con la colaboración de filósofos morales y biólogos. Invité posteriormente a David Morton a dar un curso en mi universidad sobre el mismo tema y decidí que era una materia lo suficientemente interesante como para que formara parte de nuestro plan de estudios. A David y a Donald, particularmente al primero, les debo mi interés por el tema y una parte considerable de mi formación. A Javier Espino, mi director de colección, le debo una infinita paciencia con mis retrasos en presentarle el manuscrito, y a José Bonet el que me iniciara en las lecturas de ética. Fernando Madalena y Daniel Gianola me propusieron el desafío de hablar de ética para con los animales en foros en el que el tema iba a ser discutido por primera vez; el primero en la sesión inaugural del Congreso Mundial de Genética Aplicada a la Producción Ganadera en 2006, y el segundo en las Chapman Lectures de la Universidad de Wisconsin en 2008. Este libro trata de muchos temas, por lo que encargué a mis amigos Ana Pérez Tórtola, Miguel Ángel Toro y Antonio Torres, especializados en diversos campos de los que trata el libro, que me revisaran el manuscrito. A todos ellos les estoy agradecido.
Introducción
De qué trata este libro
El 5 de noviembre de 2001 el diario El País informaba de la siguiente noticia:
Unos desconocidos cortan las patas con una sierra a 15 perros de la protectora de Tarragona. «No se entiende –explica Anna Duch, presidenta de la protectora–, vinieron a hacer daño, sólo a hacer daño. Porque si lo que querían era matarlos, les podían dar un golpe en la cabeza, los podían envenenar, pero esto…». Un trabajador del centro descubrió el sábado a primera hora de la mañana los cuerpos de los 15 perros, algunos de ellos todavía vivos. «No se quejaban, incluso algunos menearon la cola al vernos a nosotros y al veterinario.» Muchos habían muerto desangrados, pero los que sobrevivieron tuvieron que ser sacrificados para evitarles sufrimiento. La presidenta de la protectora presentó ayer denuncia en la comisaría de policía de Tarragona. Los hechos se produjeron durante la noche del viernes al sábado. Unos desconocidos consiguieron entrar en la nave por una de las ventanas, forzaron la puerta de entrada metálica y se prepararon para su macabra acción. Uno por uno, fueron eligiendo a los perros, a los que sacaron y ataron con cuerdas a un olivo cercano. Los cubrieron con una manta para evitar ser mordidos y con una sierra o un gran cuchillo de cocina, según las primeras investigaciones, les fueron cortando las extremidades delanteras a la altura de la primera articulación. Su objetivo no era llevárselas: también las dejaron allí.
Lali CAMBRA, El País, 5 de noviembre de 2001.
Un lector normalmente constituido habrá sentido un cierto horror por la noticia y habrá calificado interiormente el acto cuando menos de vandálico. Muchos lectores creerán también que el autor de semejante gamberrada merece un castigo, y sólo unos pocos considerarán que los únicos perjudicados eran los propietarios, en este caso la Sociedad Protectora de Animales. La mayor parte de nosotros probablemente creeremos que este acto es reprobable no sólo porque dice muy poco de la catadura moral de los sujetos que lo cometieron, sino porque los perros no merecían semejante sufrimiento. La catadura moral del sujeto la determinaríamos por el hecho de que ha sentido placer al producir un sufrimiento, y normalmente sentiríamos una cierta sensación de compasión hacia los pobres perros. Da la impresión de que tengamos ciertas obligaciones para con los animales, por lo menos la de no hacerles sufrir innecesariamente.
Este libro trata de una parte de la ética humana, la que se refiere a nuestras obligaciones para con los animales. La mayor parte de libros publicados sobre estos temas lo están por profesores de Ética o de Filosofía moral. Esto en principio es adecuado porque tratamos de unos imperativos que obligan a los humanos y que no son necesariamente exigidos por la ley; pero, al deducir cuáles son nuestras obligaciones para con los animales, parece necesario un conocimiento de la biología animal que suele echarse en falta en estos tratados. Si en la actualidad conviviéramos con otras especies humanas menos dotadas que la nuestra, como neandertales, Homo ancestor, o algún tipo de Homo habilis –y es mera casualidad que hoy día esto no sea así–, quiero pensar que habría pocas dudas con relación al respeto a su libertad o a sus costumbres, incluso si su inteligencia fuera por término medio inferior a la nuestra, sus habilidades para construir instrumentos fueran más elementales y su cultura más rudimentaria. Respetaríamos las diferencias y presumiblemente los ayudaríamos a progresar y a obtener sus fines; o tal vez los dejaríamos tranquilos con su civilización más primitiva, pero no los consideraríamos como seres que podemos utilizar para nuestro servicio. Sin embargo el hecho de que las especies más próximas en la escala evolutiva sean los chimpancés nos coloca en una situación más delicada: ¿hasta qué punto sufren?; ¿hasta qué punto son dueños de sus destinos?; ¿hasta qué punto gozan de algunas características que consideramos solamente humanas? Por otra parte muchos discapacitados psíquicos tienen una inteligencia no muy diferente de algunos primates superiores, ¿debemos respetarles como humanos a unos sí y a otros no? ¿Es la especie la línea de separación? ¿Por qué establecemos separaciones entre especies y no dentro de especie?
Este libro pretende abordar las preocupaciones éticas desde un examen de la biología de los animales, y pretende también exponer cómo podrían abordarse algunos de los problemas éticos que se presentan en la actualidad. Hasta hace muy poco estas preocupaciones estaban prácticamente ausentes en la sociedad con la excepción de ciertos grupos de defensores de los animales que, en general, pretendían simplemente acabar con los comportamientos crueles con éstos, pero desde los años setenta la preocupación por la ética para con los animales está creciendo exponencialmente y está teniendo consecuencias reflejadas en una legislación cada vez más protectora de su bienestar. Los informes de los comités éticos que examinan los experimentos con animales son ya necesarios si se quiere obtener la autorización para realizar los experimentos, y el tema de nuestras obligaciones con los animales va a estar cada vez más presente. Estemos de acuerdo o no, la ética para con los animales va a formar muy pronto parte de la vida cotidiana y de la formación de las generaciones que nos sigan.
De cómo un investigador en ganadería intensiva se preocupa por el bienestar de los animales
Quiero hacer notar al lector que todo lo que aquí afirmamos acerca de los animales no es menos aplicable a los vegetales, e incluso