D. Elementos para un diálogo con Alexis de Tocqueville (1805-1859)
III. La poliarquía: teoría de Robert A. Dahl
A. La poliarquía: una teoría sobre la igualdad política
B. El poder, la participación política y la autoridad en el pluralismo poliárquico
C. La función de la oposición política en las poliarquías
D. El papel de las élites en las poliarquías
Notas al pie
Aunque la democracia ha sido señalada de ser la mejor forma de gobierno, en los últimos años se ha tejido un manto de duda sobre qué tan realmente democráticos son los Estados del mundo ¿Estamos acaso ante un declive de la democracia tal como lo advirtió Dahl hace poco menos de un siglo?, ¿será que las promesas incumplidas de la democracia que trabaja Bobbio han resultado en un ocaso de ese sistema político?
El libro que nos presenta hoy la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, es el cuarto de la serie Manual de historia de las ideas políticas: Los clásicos, Ideas políticas y religión, Marxismo y ahora Democracia, uno de los planteamientos más comunes y no por ello menos controversiales en la materia.
El presente Manual es un compendio de estudios, escritos por los profesores Arnovy Fajardo, Daniel Del Castillo, Enrique Ferrer, Mario Gallego y Ricardo García, que abordan algunas de las principales ideas que han dado forma al constructo democrático. Desde los principios del liberalismo conservador institucionalista de Burke, que a mediados del siglo XVIII ya planteaba algunos de los valores que fundamentan hoy esa forma de gobierno, hasta teóricos más modernos de la talla de Robert Dahl y Norberto Bobbio.
El presente volumen permite un recorrido por los planteamientos fundamentales que dan vida a la democracia: la igualdad, de especial interés para Dahl y Tocqueville; la libertad, desarrollada como fundamento político en la obra de Hannah Arendt y en enclave de igualdad por Bobbio; la justicia, centro del pensamiento político de Rawls y Burke, y el binomio poder y legitimidad, abordado de forma especial en Webber y Dahl.
Igualmente, se encuentran entre las líneas de este libro, referencias de importancia coyuntural como la relación de la democracia con la paz (Bobbio); con el terrorismo (Arendt); con la justicia como valor colectivo y objetivo institucional (Rawls) y como ordenamiento político funcional (Dahl) y con la corrupción que, tal como resalta Tocqueville, es un riesgo definitivo para los sistemas democráticos.
Dichos riesgos y amenazas han tomado fuerza con el transcurso del escaso siglo del que da cuenta la implementación de la democracia como forma de gobierno que se presenta hoy, en mayor o menor medida, en casi todos los países del mundo que se dice democrático. Es así como este esfuerzo, promovido por el decano fundador, Roberto Hinestrosa Rey, pretende brindar herramientas para el análisis argumentativo y la discusión académica en este fundamental tema.
Ana María Arango
Profesora
Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales.
Universidad Externado de Colombia.
ENRIQUE FERRER-CORREDOR*
Burke: un estadista liberal en sus opiniones conservadoras sobre la revolución francesa (1729-1797)
Este sicofante, que, a sueldo de la oligarquía inglesa, se hizo pasar por romántico frente a la revolución francesa exactamente lo mismo que antes, al estallar los disturbios de Norteamérica, se había hecho pasar a sueldo de las colonias norteamericanas por liberal frente a la oligarquía inglesa, no era más que un burgués ordinario.
KARL MARX
Burke escribió una obra revolucionaria contra la revolución.
NOVALIS
Nadie aprende en libertad.
ELIAS CANETTI
Nacido en 1729, Burke recorre su vida de 68 años en un período de posrevolución inglesa (1688) y durante su madurez vive la revolución francesa (1789), antes de su muerte en 1797. Su crianza transcurre entre la clase media de la Dublín católica, hijo de padre anglicano y de madre católica (aunque convertida al anglicanismo por regla tras el matrimonio), su familia decide educarlo como anglicano, como a su hermano y a diferencia de su hermana (las mujeres irlandeses eran educadas bajo preceptos católicos), para no afectar una probable carrera pública del joven Edmund en el mundo de la burocracia estatal inglesa. Edmund Burke se destacó por ser un hombre educado en las artes y la filosofía, incluso en el derecho. Esa mezcla entre el hombre técnico de la leyes y el filósofo culto de la estética produjo un político anclado en las costumbres, en las tradiciones, con un profundo “sentido común” sobre aquellos valores asentados por el tiempo y por la lidia histórica entre los ciudadanos, en particular aquellos privilegiados bajo el cultivo de las ideas y los refinamientos.
El recorrido académico de Burke crece desde su acercamiento a los autores clásicos, griegos y latinos, de 1743 a 1748 en el Trinity College de Dublín; en 1750, en Londres, estudia derecho en el Middle Temple, aunque pronto abandona este claustro. Más allá de sus credenciales desde la academia, Burke es un consumado intelectual y estudioso del derecho británico y europeo, un erudito en materia jurídica, un intelectual de la estética y de la filosofía. Este horizonte de su perfil como pensador es fundamental para sopesar la perspectiva desde la cual se le tilda como anti-ilustrado (este hecho será tratado más adelante en este ensayo).
Sus primeros libros Una vindicación de la sociedad natural: Una visión de las miserias y males de la humanidad (1756) e Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello (1757), ya dejan trazos de su rigor intelectual, de su capacidad para construir conocimiento desde el entramado mismo del lenguaje. Burke es un profesional de la palabra, de la capacidad de mostrar los argumentos en torno a la construcción de juicios filosóficos, sociales y jurídicos. Al año siguiente publica apartados de Abridgement of the History of England, en 1759 inicia la publicación del Annual Register, un texto de anales dirigido por él.
Burke no es acaudalado, es un hombre de Estado cuya formación y agudeza lo llevan a ejercer como asesor y consejero político. En 1765 ya actúa como secretario privado de Rockingham, primer lord del Tesoro. Pronto iniciará una brillante carrera en el Parlamento gracias a sus dotes en la oratoria y la filosofía, pero además por el rigor y la profundidad de su pensamiento. Invocaba en sus argumentos razones de humanismo, razones ilustradas y razones jurídicas. Incluso viaja a París en 1773 y toma contacto con la nobleza francesa y con los enciclopedistas. Su talante de liberal moderado (Old Wighs), lo expone en el marco consuetudinario del derecho, en el marco de la tradición de los juicios.
Burke,