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PLUTÓN EDICIONES, 2020
Diseño de cubierta y maquetación: Saul Rojas
Edita: Plutón Ediciones X, s. l.,
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I.S.B.N: 978-84-18211-15-7
Introducción
“(…) Nadie tiene el poder de robarme o negarme
la felicidad si yo no lo permito. Ahora entiendo, ahora sé,
que el único que tiene ese tremendo poder, ese maravilloso poder, soy yo. Por eso asumo la responsabilidad total de mi vida”.
¿Toda acción o decisión del ser humano está determinada solo por sí mismo o interviene el Universo o un Dios? ¿Existe en verdad el tiempo, o nosotros lo creamos? ¿Tiene límites el tiempo? ¿Existe el mal o solo es una ausencia del bien? Toda duda es razonable y objeto de debate, con lo cual no serán verdades absolutas, si no miradas y versiones distintas de entender una realidad, que a lo mejor hemos determinado según nuestras propias vivencias. Rafael Vidal, autor del presente libro, nos llevará por un viaje de introspección sobre estos y otras ideas que a diario nos cuestionamos para encontrarle sentido a nuestra existencia en el mundo.
La inmersión del ser humano en su propio subconsciente le permite reflexionar sobre sus actos, sus miedos, sus inseguridades, analizar y ponerle significado a sus sueños, cuestionarse si existe un Absoluto y un tiempo que rige nuestras vidas. Qué pasa si después de nuestra muerte hay algo más allá que simplemente nuestra propia inexistencia física en la tierra. Todo esto, son algunos de los caminos que pasamos como etapas o fases dentro de pequeñas cámaras secretas, a los que los obstáculos y retos son pilares fundamentales para entender nuestra existencia en el Universo.
Cada evento cotidiano, cada montaña que se asciende, será un camino de lucha constante con nuestro propio subconsciente, y, salir de cada una de ellas, se convertirá en enseñanzas y lecciones de vida, que nos permitirá entender nuestro objetivo terrenal, además de mitigar o poner fin a tabúes que hacían de nuestra existencia un reto más por sobrellevar.
Los Sellos Secretos, no es un libro de autoayuda que encuentras a menudo, de hecho, posee elementos reflexivos y analíticos que nos ayudarán a confrontar y pensar cómo estamos interactuando con nuestros propios sellos místicos, cabalísticos, filosóficos y religiosos, permitiendo que cada acción que realicemos la hagamos con la firme convicción de ser los únicos responsables de nuestros propios actos. El Universo como Absoluto y Usted como parte de él, determinarán la fuente de todo lo real como principio de autoconocimiento, fuente primaria, génesis, de la existencia misma del hombre.
El libro nos llevará a un viaje en el que cuestionaremos todo aquello que nos rodea; reflexionaremos sobre lo que existe y lo que no, lo efímero, lo tangible y lo intangible, lo espiritual y religioso, lo humano y lo divino. Nos permitirá abrir una nueva posibilidad de entender la vida y cómo podemos desenvolvernos mejor en ella. Visiones y reflexiones distintas sin ser verdades absolutas.
A veces en lo más simple, llano y sencillo de la vida, se encuentran las respuestas a las preguntas más trascendentales de nuestra existencia, y es allí, donde aprendemos a valorar y a disfrutar de la misma tal cual se nos presenta con sus cosas buenas y malas. Y aunque el ascenso a la montaña se torne difícil y creamos no poder lograrlo, es mirar nuestro entorno y saber que siempre podemos tomar atajos y seguir adelante y lograr la tan anhelada cima.
“(...) vivir el aquí y el ahora a plenitud (…)”
“…Si vives la vida que otro pretenda para ti, esta no será tu historia personal, y si no vives tu historia personal no puedes autorrealizarte.
Para vivir tu historia personal lo único que necesitas es ser tú (…)”
El Adiós
El viejo no podía morir. Él lo sabía. Y, sin embargo, en su mirada había un dejo de nostalgia como el de quien sabe que está próximo a partir.
Hoy era un día especial, y por eso había escogido particularmente este lugar. Uno de los rincones favoritos en su incomparable jardín. ¿Cuántos días y cuántas noches había pasado aquí? Disfrutando del frescor de la vegetación, la humedad de la tierra, el silencio de la naturaleza, y la protección de la penumbra. ¿Cuántas veces no había sido este su propio universo personal?
La clara luz de la primavera penetraba el tupido follaje de su refugio, y se convertía en haces danzantes que jugueteaban con el rostro del viejo. Mil caras parecían emerger de ese rostro ausente. Sin embargo, su verdadera mirada se hallaba perdida en la eternidad.
Abstraído como estaba, el viejo comenzó a hablar. Su voz era profunda, pausada, y estaba llena de una inmensa paz. Su hablar era reflexivo, como si más que hablarles a otros, se estuviera hablando a sí mismo.
Y fue así como el viejo, sumergido en sí mismo y en el universo a la vez, comenzó su despedida...
Todo sucedió hace mucho tiempo ya, cuando solo era un joven muchacho. En ese momento de mi vida, lleno de vitalidad, lleno de deseos, de ilusiones y de expectativas del futuro, una noche tuve un sueño. Yo solía soñar, dormido y despierto, pero ese sueño en particular fue diferente. Ese sueño, si es que en verdad fue un sueño, me tocó profundamente, me marcó adentro, y cambió mi vida.
»Ese sueño, tan real, tan tangible, acabó de una vez y para siempre con mis otros sueños. Nunca más volví a soñar como antes. A partir de entonces mi realidad cambió y con ella el mundo que me rodeaba, el universo entero. A partir de ese momento mis sueños dejaron de ser anhelos irrealizables, para convertirse en decretos que se hacían realidad una y otra vez, cada vez que lo deseara. En ocasiones ni siquiera tuve que decretar, pues el Universo, en su Infinita Inteligencia siempre me proveyó de lo que yo necesitaba realmente, dándome más veces que menos, mucho más de lo que yo hubiera pedido.
»Ese sueño me permitió emprender un gran viaje, un viaje que me llenó de grandes riquezas, de fama, de poder, de triunfos y de éxito. Recorrí los confines del planeta, vestí las más finas prendas y joyas, conocí las más variadas culturas y personas, levanté un imponente imperio comercial y ocupé los más altos cargos en el gobierno del pueblo. Al mismo tiempo formé una bella, sana y numerosa familia, fortalecí mis amistades, e incrementé en general la cantidad y calidad de mis relaciones interpersonales. Pero más aún, ese sueño me enseñó dónde encontrar armonía, paz, serenidad, felicidad y amor. Me llenó de sabiduría más allá de todo el conocimiento almacenado en todas las bibliotecas de la Tierra.
»Ese sueño fue el comienzo de un camino que, sin saberlo, me llevaría al destino más lejano al que puede llegar ser humano alguno. Ese camino me llevó a mí mismo, y en él encontrarme conmigo mismo, no al final del camino, sino a lo largo de mi interminable periplo por él. Logré entender mi origen, misión y destino, trascendiendo la vida y la muerte, y autorrealizándome en la unicidad con el Absoluto.
»Sí, hace muchos años que tuve ese sueño. Hace tantos años que quizás ocuparían varias vidas. Pero eso no importa en realidad, pues yo dejé de tener edad desde la misma noche en la que tuve ese sueño. Ahora ha llegado el momento de trascender a otros planos de existencia y por eso ha llegado el momento de decirles adiós. Y en este adiós quiero dejarles lo más valioso que yo en verdad tuve a lo largo de estos largos siglos de existencia...