Norma Rubiano

El modelo BIT PASE para la planeación territorial con perspectiva poblacional


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vez que se ha reconocido un número importante de tensiones, el modelo aborda la comprensión integral del territorio, identificando el hilo conductor que articula el conjunto de eventos y situaciones que han dado origen a su textura social, económica y ambiental y que han fraguado un orden social y económico particular, a partir del que se definen las condiciones de posibilidad de la vida humana y no humana en ese territorio. Para ello se trabaja en la construcción de configuraciones5. Estas permiten abordar la complejidad del análisis, estableciendo las relaciones que ligan las tensiones unas con otras, bien sea porque provienen del mismo generador, tienen impactos similares o comparten reforzadores y liberadores.

      En una configuración, cada una de las tensiones queda explicada por el tipo de relaciones que guarda con las demás; esto ofrece una visión integral de la realidad de la entidad territorial y de su cambio en el tiempo. Este ejercicio permite identificar los grandes ejes que las articulan, los cuales se van a convertir luego en los grandes retos para la planeación del desarrollo local.

      En una configuración, cada elemento juega un rol específico en la construcción del territorio, en la forma particular de ocuparlo, habitarlo, reproducirlo o agotarlo. Una configuración expresa una forma particular de pensar, de organizar y regular la actividad humana, una forma particular de compartir o acumular, y por tanto una forma particular de recrear, o de agotar el entorno, y de proteger la vida.

      Una configuración es única y representa la huella digital del territorio. En ella se hacen comprehensibles aquellos elementos que de manera aislada parecen incomprensibles o fruto simplemente del azar. Incluye un juicio ordenador sobre lo que debería ser, sobre lo que es deseable o indeseable, lo necesario y lo pertinente.

      La comprensión del territorio a partir de configuraciones permite avanzar hacia su transformación, confrontando la imagen actual del territorio con el paradigma de sociedad y desarrollo al que se aspira. La clave para la superación de las tensiones y situaciones indeseables está contenida en las mismas tensiones y en la configuración que las sintetiza. La acción planificadora puede orientarse así hacia la modificación de los elementos que las originan, de sus reforzadores o de sus liberadores para avanzar en la construcción de un nuevo equilibrio o restaurar el anterior si fuera el caso, es decir, obtener una nueva configuración deseada.

      La configuración deseada expresa el paradigma de sociedad al cual se aspira y en ella están contenidos todos los elementos para definir la visión de territorio que orientará la acción planificadora. La construcción de estrategias estará orientada al logro de esa nueva configuración y los objetivos y metas del componente estratégico del plan quedarán articulados de manera integral a la concreción de esa visión concertada.

      El campo de aplicación del modelo es muy amplio, y aunque se ha utilizado con mayor intensidad en la evaluación de planes de desarrollo y de ordenamiento, también se aplica con éxito a la formulación de políticas derivadas (juventud, salud) o al fortalecimiento de organizaciones sociales regionales y locales, de organizaciones públicas y privadas, y en general al fortalecimiento del trabajo de todos aquellos que están en busca de nuevas opciones de desarrollo.

      Para su aplicación en procesos específicos de planeación, el modelo incluye también un conjunto de desarrollos conceptuales, técnicos y pedagógicos y una estrategia de asistencia técnica y formación activa, denominada PASE al desarrollo. Esta permite a los actores locales apropiar el modelo y utilizarlo eficientemente en la formulación o evaluación de instrumentos de política pública.

      En esta, en sesiones de aprendizaje colaborativo, un equipo especializado pone a disposición de las municipalidades y las comunidades organizadas información, conocimiento, legislación, tecnología y les da soporte para la construcción de conocimiento colaborativo. Este conocimiento combina el saber y la experticia local con el conocimiento técnico-científico para producir un conocimiento nuevo y único sobre el territorio, su población y los eventos que han dado lugar a esa particular configuración territorial, con base en la cual se formula la política pública concertada.

      Puesto que los aportes de la comunidad y de los funcionarios locales en la construcción de política pública son tan importantes e insustituibles, su participación en el proceso se certifica académicamente.

      La aplicación del modelo en distintas regiones de Colombia y en Paraguay ha permitido probar la eficacia del modelo BIT PASE y afianzar la propuesta de asistencia técnica y formación activa. Estas experiencias muestran que el proceso resulta tanto más exitoso cuando los equipos locales se aplican a la producción de sus propios documentos, los apropian y se responsabilizan de su aprobación y ejecución. No basta con que las administraciones municipales se comprometan con el proceso, sino que es necesario contar con el concurso y la experticia de las comunidades locales. Su participación es decisiva para asegurar apuestas de largo plazo a fin de crear las condiciones político-institucionales necesarias para la aprobación, ejecución y defensa de las políticas públicas concertadas6.

      La experiencia local y la comprensión que surge de la historia vivida no pueden ser suplidas por la investigación técnico-científica, por sofisticada que esta sea. Es el diálogo de saberes, el intercambio de conocimiento y experiencia lo que permite, por un lado, a los actores locales apropiar el conocimiento técnico, enriqueciendo sus capacidades y competencias, y por otro lado, a la academia validar y ajustar el conocimiento técnico y adecuarlo a los requerimientos del territorio. Es en este intercambio en el que la experticia de la academia se fortalece para la producción de nuevo conocimiento y para ponerlo al servicio de actores locales y en el que las administraciones y la sociedad civil organizada logran nuevos arreglos y acuerdos básicos sobre los destinos de la entidad territorial.

      En estas notas se recogen elementos sobre las dimensiones del desarrollo que han sido presentadas en publicaciones anteriores7, y cuya comprensión es fundamental para abordar el modelo BIT PASE y su aplicación a la formulación de política pública.

      Se había definido el desarrollo como el “Despliegue integral de las condiciones de posibilidad de la Condición Humana & de la trama Planetaria de la Vida8, es decir, como un proceso histórico en el que el despliegue de la conciencia de sí, del otro y de la naturaleza de la cual hace parte y con la cual forma una unidad indisoluble le permite al hombre relacionarse plenamente como ser humano, en armonía con otros y con la naturaleza, de manera que su actividad, recreando permanentemente la vida, logra la sustentabilidad tanto de la especie humana como de los ecosistemas de los cuales depende.

      Así, las dimensiones del desarrollo se derivan de la forma como están constituidos los seres humanos, y hacen parte de su condición humana. En el ejercicio de la planeación territorial se han ido agrupando de distinta manera según los autores. Inicialmente el desarrollo se entendió como crecimiento económico, como el desarrollo de la base material (Brundtland, 1987). Luego, con el “Estado de bienestar” se incorpora el desarrollo social, como la satisfacción de necesidades básicas y la calidad de vida9. Más tardíamente se reconoce el mantenimiento de la base ambiental como un elemento clave del desarrollo (Cumbre de la Tierra, Kioto). En la mayoría de las publicaciones sobre desarrollo es común encontrar mencionados estos tres elementos como las dimensiones de aquel, con una amplia variedad de contenidos asociados a cada una de ellas. Solo en la última década se empieza a reconocer la dinámica demográfica como una de las dimensiones del desarrollo, como producto de los proyectos en que la Universidad Externado de Colombia, con el apoyo del Fondo de Población de Naciones Unidas, empezó a incorporar la dinámica demográfica en los procesos de planeación del desarrollo (Consenso de Montevideo). El modelo BIT PASE surge justamente a partir de uno de estos proyectos. Aquí queremos precisar qué entendemos por las dimensiones del desarrollo y cómo puede abordarse el juego de interacciones y tensiones que se dan entre ellas.

      El modelo BIT PASE parte del reconocimiento de las cuatro dimensiones del desarrollo que son constitutivas de la organización de la existencia humana