que me marchaba porque nada me importaba?
Zane se encogió de hombros.
—Me marché porque todavía quedaban cosas que me importaban demasiado, y no quería estropearlo.
—¿Entonces? ¿Qué hubiese pasado al saber que ibas a ser padre?
—No lo sé, Zane. La verdad es que no lo sé. Pero supongo que me hubiese gustado saberlo.
De nuevo, silencio; roto esta vez por Jake, que continuó hablando:
—Le he estado dando muchas vueltas y puede que me hubiese marchado igual. Pero también puede que hubiese mantenido algún tipo de contacto.
—¿Sabes por qué Derek está tan distante contigo?
A Jake pareció sorprenderle el cambio de tema.
—¿Por qué?
—No es por todas las broncas que hayáis tenido en el pasado, ni por lo bien o mal que os hayáis podido llevar. Es por Ari, porque creyó que ella no se merecía que la hubieses dejado sola. Ten en cuenta que nosotros fuimos los que estuvimos ahí cuando ella tenía algún bajón emocional. Y aunque no hubiese estado embarazada, tu marcha le habría afectado también, ¿sabes?
—Supongo que entonces nadie entiende que me marchara.
—En eso te equivocas. Yo sí.
Zane se giró y sujetó las manos de Jake a la vez que le obligaba a girarse también para situarlo frente a ella y poder mirar esos ojos azul océano que tanto lo caracterizaban y que tan difíciles eran de entender.
—Cuando dejas de tener ilusión por las cosas que te rodean porque sientes que te falta algo que antes hacía que tu vida tuviese cierto equilibrio, te vuelves una persona completamente distinta. Te aíslas, y da la sensación de que no te importa nada ni nadie, ni siquiera tú mismo. Y aunque no lo haces queriendo, destruyes a todo aquel que intenta ayudarte, porque tus malas palabras tienen una fuerza desmesurada. Yo ya pasé por eso una vez, y supongo que sabías que volvería a pasar porque habías vuelto a ser esa persona vacía que fuiste una vez.
Jake asintió para confirmar sus palabras, y le dio la sensación de que respiraba algo más tranquilo.
—Tú y yo sabemos lo que es perder a una buena parte de la familia —le dijo él entonces—. Lo sabemos, lo hemos superado como hemos podido y no había nada que hubiésemos podido hacer por evitarlo. Pero lo de Emma fue una cosa totalmente distinta... ¿Sabes cuántas ideas me han atormentado día y noche con teorías sobre formas de haberlo evitado? Empezando por haber quedado para aclarar las cosas y terminando por no haberle dicho cuando se presentó en la fábrica que lo último que quería en ese momento era hablar con ella, alejándola de mí y acercándola un poco más a esos hijos de puta que nos dispararon. Y eso, precisamente, lo de pedirle que se marchara sin dejarla siquiera que me ofreciera una explicación, lo hice por Ari.
A pesar de tenerle frente a ella, la mirada de Jake se había ido perdiendo poco a poco hacia un punto incierto, evadido de la realidad, y dejando que las palabras fluyeran, expulsando a través de ellas lo que sentía realmente.
Lo cierto era que Zane no tenía mucha idea de lo que había pasado aquel día, porque él no había dado muchos detalles al respecto. Lo único que sabía era que Emma había ido a la fábrica en su busca y que había habido un tiroteo estando allí. Ahora que conocía los nuevos detalles, entendía que Jake se sintiera así.
—¿Qué hay de tu hombro? —le preguntó, a sabiendas de la complicada operación que había sufrido para la extracción de una de las balas que se le había quedado dentro.
—Conseguí repararlo y dejarlo casi al cien por cien —respondió a la vez que hacía un movimiento circular para mostrarle que tenía total movilidad—, pero por lo visto no fue suficiente.
—Suficiente, ¿para qué?
—Eso es algo de lo que no me apetece hablar ahora.
—¿Tiene que ver con tu larga ausencia?
—Sí y no. Te prometo que un día de estos te lo contaré.
Zane se dio por satisfecha. Sabía que insistiendo tampoco conseguiría nada y que, cuando él quisiera o se sintiera preparado, contaría cuáles habían sido sus andanzas durante ese periodo de más de dos años.
Habían estado tanto tiempo conversando que se sorprendió cuando el claxon de Pitt sonó frente a ellos. Ya era mediodía.
—¿Vienes con nosotros a comer? —le propuso Zane.
—No, mejor me quedo a mirar un poco por dónde voy a empezar cuando decida instalarme de nuevo. Después volveré al apartamento de Louis.
—¿Seguro que no quieres venir?
—Sí, seguro.
Zane entró para recoger los álbumes, se despidió de Jake allí mismo, en el porche, y luego corrió hacia el coche.
—¿Esperamos a Jake?
—No, él se queda un rato más. —Zane se abrochó el cinturón de seguridad—. ¿Dónde vamos a comer hoy?
Le encantaba que Pitt la sorprendiera. Hasta la fecha habían probado un mexicano, una crepería y algún que otro sitio de comida rápida.
—He descubierto un italiano del que hablan muy bien, ¿te apetece?
—Se me hace la boca agua solo de pensarlo.
Pitt le sonrió y se puso en marcha.
—¿Has traído tus cosas? —preguntó Zane, consciente de que su hermano y Emily salían de viaje el próximo lunes.
—Están en el maletero.
Zane respiró, aliviada, tanto por el hecho de que él no se hubiera olvidado como por que no hubiese puesto ninguna excusa.
Viernes
13 DE DICIEMBRE 1991
Z
ane estaba en su habitación, confusa. Durante tres días había tenido la casa para ella sola, incluso Arabia consiguió llevarse a los niños al parque para así poder quedarse una tarde completamente a solas con Pitt. Pero, a pesar de que ambos lo intentaron, al final él le dijo que se sentía muy incómodo cada vez que trataban de forzar la situación. Incluso se había puesto a horcajadas sobre él, pero lo único que había conseguido era que se marchara a su casa, no sabía si asustado o enfadado, y no había vuelto a saber nada de Pitt desde el miércoles. En la última conversación que había tenido con Monique sobre lo que había pasado, esta le dijo que lo más probable era que Pitt fuese de otro planeta, que ya no le cabía la menor duda.
Llevaba ya un tiempo barajando la posibilidad de hablar con alguien de la familia sobre el tema que tanto la preocupaba, pero lo cierto era que no se veía hablando abiertamente sobre ello con ninguno de sus hermanos. Hace unos años, tal vez Derek habría sido su mejor opción, pero ahora... No sabía decir exactamente en qué momento él había cambiado tanto. Ya no era divertido, ni parecía tan dispuesto a interesarse por los quebraderos de cabeza de sus hermanos pequeños. Ella sabía que tenía mucho estrés en el trabajo, porque seguía asumiendo cada vez más y más responsabilidad, pero pese a eso no entendía que hubiese cambiado de forma tan radical el rol de hermano mayor a cabeza de familia y padre de dos hijos. Zane pensaba que podía seguir siendo las dos cosas, aunque él por lo visto no.
Se preguntaba cómo sería ella cuando fuese madre. Ese pensamiento hizo que volviera a preocuparse de nuevo. Pensó entonces en Louis... Él a veces se burlaba de Pitt y de ella con cariño por el hecho de que todavía no se hubiesen acostado. Era su hermano pequeño, así que era un tanto bochornoso, y estaba segura de que Pitt no se sentiría nada cómodo si le pidiera que hablase con él. De todas formas, ya lo había intentado ella misma solicitándole consejo sobre cómo