Aina Ramis

Cómo formar una banda de rock


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te recomiendo que, si tienes canciones propias, las enseñes de buenas a primeras, ni siquiera delante de ellos de manera libre cuando os veáis por primera vez. Es mucho mejor curarse en salud: cuida tus composiciones y no se las enseñes a la primera persona que pase. Este es un consejo que te puede salvar de algún que otro plagio. Con esto no quiero decir que el mundo esté plagado de malas personas y de músicos al acecho esperando a que reveles tus invenciones, pero si puedes esperar a tener más confianza con tus músicos, mucho mejor.

      Partiendo de la base de que todos los miembros del grupo tenéis más o menos la misma experiencia, voy a recomendarte una serie de canciones que puedes proponer. Es importante que sean canciones sencillas que cualquiera pueda aprenderse en poco tiempo. No buscamos conocer las carencias de cada uno (todos podemos evolucionar), buscamos una canción que podamos tocar de manera conjunta y con la que nos podamos hacer una idea sobre cómo suenan todos los instrumentos juntos. Aquí tienes una lista de canciones fáciles que podéis tocar en cualquier grupo que tenga, como mínimo, una persona que toque la guitarra, un batería, un bajista y una persona que cante:

       «American Idiot», Green Day. Esta canción tiene un ritmo de guitarra rápido pero la batería y el bajo prácticamente no cambian durante toda la canción. La voz es perfectamente asumible para cualquier tipo de cantante de rock. En general, la mayoría de canciones de Green Day no presentan muchas dificultades.

       «Another Brick In The Wall Pt.2», Pink Floyd. La parte dos, no la parte uno, del «Another Brick In The Wall» es una bestialidad de canción, y sorprendentemente fácil para grupos que empiezan. Las voces femeninas pueden quedar especialmente bien con esta canción y si el guitarra aún no puede hacer un solo, os lo podéis saltar. Si no, esta canción también te da el espacio para explayarte e improvisar una parte del solo. Es un muy buen comienzo.

       «Agradecido», Rosendo. No hay que pretender sonar como Rosendo, que tiene una voz peculiar, recordemos que estas canciones son para ver cómo sonamos en conjunto. «Agradecido» es una canción rockera cañera, propia de los años dorados del rock español, muy fácil de aprender para todos los instrumentos.

       «Smoke On The Water», Deep Purple. El bajo tiene unas variaciones muy chulas y no demasiado rápidas, la batería es muy cuadrada y seguro que el guitarrista ya se la sabe. Si no, ¡despídelo! Es la primera canción que se aprenden todos los guitarristas, ¡que no te mienta!

       «Out For Blood», Lita Ford. Canción pesada donde las haya, de la década de los ochenta y de la mano de una de las voces femeninas que más repercusión tuvo entre el elevado nombre de grupos con voces masculinas rockeras. Echadle un vistazo, la batería es casi siempre igual, pero la guitarra tal vez tiene que esforzarse un poco, aunque siempre os podéis saltar el solo.

       «Una foto en blanco y negro», El Canto Del Loco. Una de las canciones más fáciles y emotivas del pop-rock español. No es difícil para ningún instrumento, ni siquiera para la voz. Las variaciones son mínimas y con todos los instrumentos, la canción tiende a sonar compacta.

       «(I Can’t Get No) Satisfaction», The Rolling Stones. Salvando el hecho de que a lo mejor el cantante no tiene una pandereta, y quitando esa pequeña parte de la canción (que por cierto, le da mucha vida), esta canción es buena para empezar. La batería es casi aburrida. La guitarra es repetitiva y el bajo aquí sí que puede destacar de manera notable. Además, puedes comprobar qué tal le va la voz a tu cantante en cuanto a potencia. Cuando esta canción se canta sin energía, se nota.

       «Starman», David Bowie. Con una guitarra acústica y una buena voz, esta canción puede sonar brutal. David Bowie, nuestro camaleón, permite al cantante modificar la voz como más le guste. Es una canción sencilla, de batería simple y con un protagonismo medio para el bajo.

      Estas canciones pueden serviros como referencia si no tenéis la menor idea de por dónde empezar, aunque seguramente no sea así. Si buscas a tus músicos en base a las influencias, es posible que tengáis más de un grupo en común que os guste y por donde podéis empezar. Intentad, eso sí, que las canciones sean relativamente fáciles. Imagina estar practicando una semana una canción que a lo mejor no te termina de entusiasmar para un grupo que al final no tiene recorrido. Está bien, sí, el saber no ocupa lugar, pero tal vez podríamos haber dedicado el tiempo a practicar canciones que nos interesan y nos gustan de verdad. Cada integrante del grupo se encargará por su cuenta de buscar las partituras que necesite para aprenderse la canción, eso se da por sentado. Como también se da por sentado que todos deberíais estar cómodos con lo que toquéis, porque si no, la habilidad que algunos integrantes muestren puede no ser la real. Tocar algo que no te gusta le quita mucha actitud a la hora de tocar, y eso lo sabemos todos los músicos.

      Tu amigo el metrónomo

      El dibujo de la siguiente página es un metrónomo. Haz el favor de usarlo, ¡que existe para eso! No hace falta que te compres uno si no lo tienes ya, porque existe una infinidad de aplicaciones para el móvil y online que te puedes poner en los auriculares y que realizan la misma función. Por si no sabes aún lo que es, un metrónomo te marca el tempo de una canción, el pulso de la misma. Es una herramienta que se usa poco y que muchos músicos deberían incorporar a su rutina diaria de práctica. Tocar fuera de ritmo puede tener consecuencias catastróficas para vosotros como grupo musical. Si tocas solo no es tan importante. Si tocas con los demás... es casi esencial.

      Cuando practiques canciones por tu cuenta, tanto si son canciones que tú has escogido como si son para poner en común con el grupo, te recomiendo que sigas estos pasos:

       Busca la canción que quieras practicar y escúchala con calma. Presta atención a todos los instrumentos que suenan, por separado, y a la pieza musical en su conjunto. Interiorízala y escúchala durante unos días: de camino a tu centro de estudios o a tu trabajo, en el transporte público, mientras realizas tareas. Absorbe e interioriza la canción hasta que no te suene ajena y te sepas todas las filigranas y pequeños guiños que tiene, sean del instrumento que sean.

       Busca la partitura específica para tu instrumento (a menos que quieras aprenderte la voz), o, en su defecto, la tablatura. Observa en qué partes puedes tener más problemas e intenta practicar las partes que te parezcan más fáciles, las que puedas asumir de manera más rápida. Con la canción en la cabeza te será muy fácil identificar si te equivocas porque ya te la habrás estudiado. En caso de que quieras practicar la voz, algo que funciona muy bien es ir cantando encima de la canción en cuestión para cogerle el truco.

       Cuando tengas las partes más fáciles asumidas, puedes empezar con las más difíciles. Si te estás aprendiendo la voz, no te olvides de calentar antes de cantar. Tu voz es un instrumento delicado, más que una guitarra, un bajo, un teclado o una batería, así que cuídala lo mejor que puedas.

       Mientras estés practicando, al principio encima de la canción o con la canción de fondo y, más tarde, a solas, recuerda hacerlo a la velocidad que habéis acordado en el grupo. Las canciones que no os gusten cómo son, o que queráis modificar de alguna manera (el cantante la prefiere más lenta, las filigranas tan rápido al bajo no le salen), podéis modificar su tempo. Lo único que tenéis que hacer es determinar la velocidad de la canción. Es decir, los Beats Per Minute, en inglés, o golpes por minuto. Los BPM sirven para determinar, en una canción, cuántas figuras de un tiempo (negras) podemos encontrar en un minuto de la canción. Por consiguiente, las canciones con más BPM serán más rápidas (se utilizan en los gimnasios para acelerarte), y las que menos BPM tengan serán más lentas (comúnmente usado en las baladas).

Inciso: existen muchas herramientas en Internet que te permiten cambiarle los BPM a una canción. Lo que suele pasar es que estos programas, que no son de pago, te ralentizan la canción natural, lo que hace que, inevitablemente, suenen un poco chistosas, porque se tiene que incluir información musical en un tiempo que antes no existía, porque la canción era más larga y no tan corta. El vibrato del cantante que antes duraba tan solo dos segundos ahora dura tres segundos, así que al alargarlo suena gracioso. Esto se puede corregir con programas de música como el GuitarPro, que te puedes descargar gratis