G. Gregory Haff

Principios del entrenamiento de la fuerza y del acondicionamiento físico NSCA (Color)


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monómero de GH de peso molecular 22 kDa. Esto nos hace pensar que solo hemos atisbado brevemente lo que la GH desempeña en el cuerpo. Como demostración de que no tenemos completamente claro el papel fisiológico del monómero de peso molecular 22 kDa, en el campo de la medicina se ha relacionado con cáncer debido a sus interacciones con la liberación hepática de IGF-I (154). Por tanto, las formas de agregados de la GH tal vez sean la GH relevante, biológicamente importante, implicada en la adaptación al ejercicio (128).

      De nuevo, la mayoría de los estudios en el campo de la endocrinología aplicada a la actividad física han examinado la isoforma 22 kDa debido a la simplicidad y popularidad de los inmunoanálisis (con frecuencia denominados radioinmunoanálisis [RIA], ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas (ELISA) o inmunoanálisis enzimático [IAE]). Estas técnicas dependen de las interacciones de los anticuerpos para determinar la cantidad presente en la sangre. Los anticuerpos usados son generalmente específicos de la variante GH 22 kDa y, por tanto, muchas otras formas se mantienen sin detectar o infradetectadas con tales técnicas de ensayo. La multitud de mecanismos fisiológicos y tejidos destinatarios que se han vinculado con la mediación de la GH han puesto de manifiesto durante un tiempo la necesidad de que sea una superfamilia de hormonas la que alcance tal diversidad de efectos.

      La hormona del crecimiento es importante para el desarrollo normal de los niños, aunque también parece desempeñar un papel vital en la adaptación a los esfuerzos del entrenamiento resistido. En un estudio de McCall y colaboradores (139) se halló una correlación positiva entre las respuestas de la GH y la hipertrofia de las fibras musculares después de 20 semanas de entrenamiento resistido, aunque es posible que otras variantes de la GH sigan un patrón de incremento similar al de la forma 22 kDa y también podrían explicar la relación. Esto revela los problemas asociados con el uso de una regresión simple para determinar los efectos de una hormona; y como las relaciones de «causa y efecto» no se prueban con una regresión simple, hay que andarse con mucha cautela al hacer tales interpretaciones sobre cualquier hormona. Los tejidos destinatarios de la GH son muy variables, dado que las variantes con diferente peso molecular tienen distintos tejidos de destino, como el hueso, los inmunocitos, el músculo esquelético, los adipocitos y el tejido hepático. Las principales funciones fisiológicas de la GH y su superfamilia son las siguientes (aunque falte claridad sobre la forma molecular de la superfamilia de la GH directamente responsable de esas funciones):

      •Reducción de la utilización de glucosa.

      •Disminución de la síntesis de glucógeno.

      •Aumento del transporte de aminoácidos a través de las membranas celulares.

      •Aumento de la síntesis de proteínas.

      •Incremento de la utilización de ácidos grasos.

      •Aumento de la lipólisis (catabolismo de las grasas).

      •Incremento de la disponibilidad de glucosa y aminoácidos.

      •Aumento de la síntesis de colágeno.

      •Estimulación del crecimiento del cartílago.

      •Incremento de la retención de nitrógeno, sodio, potasio y fósforo.

      •Incremento del flujo y filtración del plasma en los riñones.

      •Favorecimiento de la hipertrofia renal compensatoria.

      •Mejora de la función de los inmunocitos.

      La secreción de las GH se regula por un sistema complejo de mecanismos de retroalimentación neuroendocrina (23, 39, 128, 136, 157, 170, 193). Muchas de las acciones hormonales podrían estar mediadas por una serie de hormonas secundarias o incluso ser resultado de otras formas de GH, aunque la GH en sus muchas formas interactúa directamente con los tejidos destinatarios. La variante GH 22 kDa estimula la liberación de IGF a nivel autocrino de la célula, contribuyendo a los cambios generales del IGF en el cuerpo y aumentando la disponibilidad de aminoácidos para la síntesis de proteínas. Esto genera situaciones que favorecen la reparación tisular en general y, tal vez, la recuperación tras un ejercicio resistido. El factor de crecimiento tipo insulinoide se puede liberar de tejidos no hepáticos (p. ej., grasa, leucocitos), incluyendo el mismo músculo, lo cual tal vez no produzca tanto IGF endógeno como otros tejidos corporales (28, 45, 77). No obstante, la GH desempeña un papel crucial en las interacciones celulares directas al ser una de las hormonas anabólicas más potentes (139). La secreción de la variante GH 22 kDa y, por tanto, el volumen de sangre, varía según el momento del día, habiéndose observado los niveles más altos de noche durante el sueño (40, 98, 170). Sin embargo, no se ha demostrado que esas cantidades más elevadas de GH bioactiva guarden relación con un ritmo circadiano. La forma de liberación de GH 22 kDa es pulsátil o a ráfagas; estas descargas también presentan distintas amplitudes durante el día, y el ejercicio parece aumentar su amplitud y número. Se ha planteado la hipótesis de que los incrementos nocturnos intervienen en los distintos mecanismos de reparación tisular del cuerpo. Por tanto, es posible que la secreción y liberación de GH influya directamente en las adaptaciones de la unidad contráctil del músculo y en la posterior expresión de fuerza (139). Diversos factores externos, como la edad, el sexo masculino frente al femenino, el sueño, la nutrición, el consumo de alcohol y el ejercicio alteran los patrones de liberación de la GH (16, 17, 19, 152, 185). La hormona del crecimiento se libera en la circulación periférica, donde se une a proteínas transportadoras específicas, por lo que representa el dominio extracelular del receptor de la GH. En general, la hormona del crecimiento actúa uniéndose a los receptores de GH en la membrana plasmática de las células de destino. Las interacciones con la GH bioactiva o sus agregados y las variantes de corte y empalme de GH siguen siendo objeto de investigaciones ahora que consideramos que la GH tiene más de una variante molecular (65, 125, 181).

       Respuestas de la hormona del crecimiento al esfuerzo

      Las hormonas hipofisarias (p. ej., proopiomelanocortina [POMC], GH y prolactina) responden a diversos factores estresantes del ejercicio, entre otros el ejercicio resistido (26, 29, 56, 60, 113, 116, 132, 134). Las concentraciones de la hormona del crecimiento (22 kDa) aumentan como respuesta a la apnea voluntaria y a la hiperventilación (33), así como a la hipoxia (177). Parece que un estímulo importante para la liberación de GH 22 kDa son las concentraciones de lactato y de iones de hidrógeno (caída del pH) (64). No todos los protocolos de ejercicio resistido muestran elevaciones en la concentración de GH sérica. Vanhelder (184) observó que, cuando se usaba una carga ligera (28% de 7RM) con un alto número de repeticiones en cada serie, no se producían cambios en la concentración sérica de GH 22 kDa. Parece que se debe alcanzar cierto umbral de intensidad para obtener una respuesta significativa de la GH 22 kDa al ejercicio resistido, sobre todo cuando se opta por períodos más largos de descanso (>3 minutos) (113). Tal vez esto se deba a la conexión metabólica con el metabolismo glucolítico (al menos para la variante GH 22 kDa).

      Dependiendo de la carga, descanso, volumen de ejercicio y selección de ejercicios de un protocolo de ejercicio resistido, se producen distintas respuestas de la GH 22 kDa (5, 43, 44, 139, 143, 166, 167, 174). En un estudio pensado para determinar las distintas variables relacionadas con los incrementos de la GH, Kraemer (113) halló que los incrementos séricos de la GH 22 kDa son sensibles a las diferencias en el volumen de ejercicio, al descanso entre series (menos descanso, mayor concentración de GH 22 kDa) y a la resistencia usada (10RM obtiene mayores valores de lactato y mayores respuestas de la GH 22 kDa). Cuando la intensidad empleada fue 10RM (gran resistencia) con tres series de cada ejercicio (aproximadamente 60.000 J de trabajo total) y períodos cortos de descanso (1 minuto), se observaron grandes incrementos en las concentraciones séricas de GH 22 kDa. Los incrementos más acusados ocurrieron como respuesta a un período de descanso de 1 minuto cuando la duración del ejercicio era mayor (10RM frente a 5RM). Como tales diferencias están relacionadas con la configuración de la sesión de ejercicio (p. ej., la duración del período de descanso), parece que hay que prestar más atención a las variables del programa diseñado cuando se evalúan las adaptaciones fisiológicas al entrenamiento resistido.

       En la