Alberto F. Roldán

Karl Barth en América Latina


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y, más recientemente, las Cuestiones cartesianas, escritas por el filósofo francés Jean-Luc Marion.2 En nuestro caso, queremos dedicar unos textos al pensamiento teológico de Karl Barth a modo de meditaciones, en este caso teológicas, que hemos titulado Karl Barth en América Latina. Se trata de un título simbólico ya que, físicamente, no nos consta que Barth hubiera estado alguna vez en América Latina. Sin embargo, la presencia de su obra y pensamiento en nuestro continente, culturalmente hablando, es notoria tanto en el ámbito protestante como en el católico. Entendemos que, junto a Rudolf Bultmann y Paul Tillich, integra acaso la trilogía más importante de la teología protestante del siglo XX. Los tres, precisamente, nacieron a fines del siglo XIX y sus obras merecen un estudio profundo que destaque la relevancia de sus pensamientos no solo para su época sino también para los tiempos actuales. Todo pensamiento profundo, tanto de naturaleza filosófica como teológica, siempre se extiende al futuro y es posible extraer de él derivaciones que nos ayuden a interpretar nuestro presente.

      Comencé a saber de Karl Barth en mis primeros años de estudio de la teología. Fueron dos los profesores que de alguna manera incipiente me sembraron la inquietud de conocer la obra de Barth: uno, el doctor Miguel Ángel Zandrino, bioquímico y antropólogo físico, y otro, el doctor Samuel Escobar, educador y teólogo peruano. En muchas de sus clases mencionaban frecuentemente a Karl Barth y no dudaban en considerarlo uno de los más importantes teólogos protestantes del siglo XX. Zandrino consideraba a Barth como el más grande teólogo del siglo. Recuerdo que varias veces señaló que Barth consideraba a la Biblia como “la palabra humillada de Dios”. En cuanto a Samuel Escobar, su conocimiento de la teología protestante de ese siglo se ponía de manifiesto en sus exposiciones en las que destacaba a Karl Barth y a los hermanos Reinhold y Richard Niebuhr. De este último citaba muchas veces su notable obra The Kingdom of God in America que analizo en el libro Reino, política y misión (Ediciones Puma, Lima, 2011). Pero en aquella primera etapa de estudios teológicos las referencias a Barth no pasaban de ser simplemente eso: referencias. No hubo estudios y ni siquiera lectura de sus textos. Posteriormente, en el Seminario Teológico Centroamericano, estudié formalmente la obra de Barth, casi exclusivamente en las clases del Dr. Emilio Antonio Núñez, con quien tenía el privilegio de platicar fuera de las aulas sobre los teólogos europeos, americanos y, sobre todo, latinoamericanos. Habiendo culminado mi carrera de bachillerato en teología en el Seminario Evangélico Presbiteriano de Guatemala y de profesorado en el Seteca, regresé a la Argentina. Tuve el privilegio de continuar estudios en el Seminario Internacional Teológico Bautista de Buenos Aires, y allí se produjo un kairós en mi estudio de la teología contemporánea, ya que los cursos del doctor Guillermo Stancil me permitieron profundizar en teólogos como Paul Tillich, Emil Brunner y, sobre todo, Karl Barth.

      Datos sobre el origen de los textos: el capítulo 1, titulado: “Karl Barth: de la crisis a la teología de la Palabra” ha sido escrito para la presente obra con la intención de ofrecer una semblanza del teólogo suizo, destacando sus orígenes en una familia reformada, su vocación para dedicarse a la teología, sus estudios en Alemania y los cambios que se produjeron en él a su regreso a Suiza. También expongo lo que Barth entendía por “teología”: una “ciencia extraña” pero a su vez, hermosa como ciencia humana. Finalmente reflexiono sobre los modos en que se ha denominado a la teología barthiana y su importancia como “teología de la Palabra”.

      El capítulo 3, referido a la contradicción entre revelación y religión según Karl Barth, es el primer texto que escribí, en noviembre del año 1990 en Bahía Blanca, para un curso que dicté en el Instituto Bíblico de esa ciudad. Unos pocos años antes, mi hijo David, casi a hurtadillas, pasaba por la puerta del aula para escuchar la exposición. Con ligeras actualizaciones, el texto reproduce lo que elaboré para el curso de referencia.