T. M. Bilderback

Soy Tu Hombre Del Saco


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aquí con nosotros, tía Margo. Es mejor a que esté sola en el bosque, aunque su casa esté camuflada con espejos. Al menos, tendría la sensación de que estaría más segura.

      Margo abrió la boca para rechazar cortésmente la oferta, pero se detuvo.  Finalmente, dijo: ―Lo voy a pensar, sobre todo si la oferta es de corazón.

      Alan miró a la anciana a los ojos.

      –Lo es, por favor quédese. Bueno, ahora debo irme― les dijo a ambas.

      Capítulo 2

      Algunas mañanas a Phoebe Smalls Napier le resultaba muy difícil mantener a los niños en movimiento para poder sacarlos a todos de forma segura y así ella poder llegar a tiempo a su turno como cajera en Mackie’s.

      Cuando Phoebe y Billy se casaron, Billy intentó que ella dejara el trabajo de cajera, ya que, como comisario, Billy ganaba el dinero suficiente para mantener a la familia alimentada, vestida y con una casa donde vivir. Además, su actividad paralela de criar Boston Terriers le daba dinero extra, es decir, era más que suficiente para mantener a la familia.

      No obstante, Phoebe se negó a dejar el trabajo y le explicó a Billy que no se trataba de dinero.

      –Bill, trabajar me mantiene sana y cuerda. Si no tuviera ese trabajo, ¿qué haría conmigo misma todos los días que tú estás en el trabajo y los niños en la escuela?  Tendría todas esas horas libres… y una alcohólica en recuperación no necesita tiempo para estar a solas con sus pensamientos. Muy a menudo, eso es lo que hace volver a beber alcohol.

      Abrazó a su marido.

      –Así que, en lugar de caer en tentación, trabajaré en Mackie's. Esto me mantendrá con los pies en la tierra y estaré en la ciudad por si alguna vez me necesitas.

      Billy estuvo de acuerdo con ella, pero de mala gana.

      A pesar de esto, Billy ya había hablado con Martin Mackie, el nieto del fundador del local, para pedirle que Phoebe no trabara los fines de semana y solo tuviera turnos de día. Martín había aceptado y todos estaban felices. Aunque en una mañana de un día de la semana todo se volvió la ley de la selva y, cuando eso ocurrió, nadie más estuvo feliz.

      – ¡Pam!  ¡Cuelga el teléfono y ayúdame con los pequeños! ― Phoebe estaba intentando cocinarle un par de huevos a Mary.

      Pamela, la hija mayor de Phoebe, estaba en el último año de escuela secundaria en Perry. Su cabello era castaño y tenía algunos reflejos rubios, sus ojos eran azules, casi como el hielo azul y sus labios no eran ni tan gruesos ni tan delgados. Era una joven muy bonita a sus 18 años y el parecido entre Pamela y su hermana Mary era sorprendente. Era casi como si Mary fuera un mini Pamela y ya mucha gente se los había comentado.

      Mary era la segunda hermana y tenía 13 años, Catherine era la tercera hermana y tenía 10 años y también se parecía a su madre y a sus otras hermanas, aunque se notaban algunas diferencias en sus rasgos, lo que hacía pensar que tenía un padre diferente.

      Por último, Derek tenía tan solo 8 años y se parecía un poco a su madre y su hermana Catherine.

      Catherine y Derek llamaban “Papi” a un hombre que había sido la pareja de Phoebe en ese entonces, su nombre era John Clark y era el líder de un laboratorio de metanfetaminas. John había estado en este laboratorio al otro lado de la ciudad y había probado algunos de los productos que él y su hermano acababan de cocinar. Estas sustancias habían resultado demasiado fuertes, de modo que ambos hermanos murieron casi instantáneamente de una sobredosis o eso se rumoreaba.

      Billy no había dirigido la investigación esa vez, ya que se encontraba de vacaciones. Por lo tanto, el fallecimiento de los dos había quedado a disposición de la jurisdicción de la ciudad, es decir, Godfrey Malcolm estaba a cargo del caso.

      De todas formas, sus muertes se podrían deber a cualquier cosa.

      Las dos niñas mayores no sabían quiénes eran sus padres y Phoebe tampoco lo sabía, puesto que cuando las concibió se había desmayado por beber demasiado…o por ingerir muchos “ludes”, una droga recreativa, o a causa de cualquier otra sustancia. Por esta razón, no podía recordar y en realidad tampoco era algo muy importante. En el caso de Pam, la concibió cuando se encontraba en su último año de secundaria y a pesar de las diarias y acaloradas discusiones con su madre, Phoebe ganó cada una de ellas y se quedó con su bebé.

      En el caso de Mary, la concibió cinco años después.

      Los dos embarazos habían ocurrido de manera idéntica y, aunque una tenía 5 años más, sus cumpleaños solo tenían algunos días de diferencia.

      Además, Mary había heredado la magia.

      Por un lado, se encontraba Mary que cuando estaba con Carol Grace Montgomery poseía una magia poderosa.

      Por otro lado, se encontraba Pam que no tenía absolutamente nada de magia o al menos eso era lo que Phoebe sabía.

      A veces, cuando Phoebe pensaba en ello detenidamente, le parecía que las dos concepciones habían sido demasiado parecidas con solo cinco años de diferencia, algo así como si Mary fuera una segunda copia o como si la hubieran rebobinado.

      Si eso fuera cierto, significaría que alguien… o algo… la había violado dos veces para intentar crear a niños mágicamente superdotados.

      Eso indicaba que por alguna razón la eligieron para ser el recipiente de una niña mágica.

      Pensar en ello la había asustado hasta la médula, pero tenía otros dos miedos que la asustaban aún más. Uno de ellos era tener que dejar a los cuatro niños en el autobús escolar y el otro el Descuartizador de Sardis.

      Billy no le había contado mucho a Phoebe sobre los asesinatos y si bien ella sabía que él no quería preocuparla, la gente comenzaba a comentar.

      Además, era común que las especulaciones se desataran en los pueblos pequeños y ella trabajaba en el centro de los chismes. Su cargo como cajera en Mackie's le permitía escuchar todo tipo de cosas.

      Algunos decían que el asesino era el viejo Ricky Jackson, el hombre que llevaba algún tiempo desaparecido y cuya casa se había quemado. Otros mencionaban que era Margo Sardis, lo que claramente Phoebe sabía que no era cierto y, el resto, rumoreaba que se podría tratar de demonios, lo que en este caso sí lo consideraba como una posibilidad.

      La persona o cosa que fuera el asesino tenía a Phoebe muy asustada. Temía por sus hijos, temía por Billy y Alan y temía por todos los que vivían en el condado de Sardis.

      –Mamá, tengo que trabajar esta noche desde las cinco hasta las nueve.

      Pam trabajaba en la tienda Big box, la cual no tenía clientes en el condado de Sardis o, mejor dicho, del condado de Sardis. Al menos, los visitantes del condado compraban allí con frecuencia, principalmente para cambiar su rutina, ya que en sus lugares de residencia compraban en las tiendas cuyos nombres terminan con “mart”.

      A pesar de que la tienda Big box rebajaba todo, desde los comestibles hasta la ferretería y los neumáticos con precios mucho más bajos que sus competidores locales, no podían atraer a sus propios lugareños. Los trabajadores de la tienda pasaban el tiempo limpiando el polvo y empujando las cosas de un lado a otro, así que a nadie le molestaría realmente trabajar ahí. De hecho, cualquiera estaría feliz de tomar su salario por hacer prácticamente nada****

      –Le diré a Billy que te pase a buscar a las nueve— dijo Phoebe, mientras colocaba los huevos de Mary en un plato.

      –Le puedo decir a Jeff que me traiga a casa.

      –Me sentiré mejor si Billy lo hace, cariño. No significa que piense mal de Jeff, pero hasta que Billy no atrape a este asesino, prefiero que lo esperes.

      Phoebe miró a su hija mayor.

      –Complazca a esta pobre anciana, por favor.

      Pam sonrió.

      –Está bien, mamá. Dile a Billy que lo estaré esperando al frente a las nueve.

      Mary