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Islas griegas


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      Sociedad y costumbres

      Sociedad y costumbres - Collar de boda.

      © Alamer – Iconotec

       La familia, especialmente con la crisis, es el núcleo básico de la sociedad griega. Centraliza una importante red de solidaridad que, entre otras cosas, cubre la falta de atención social. Y no es una forma de hablar: desde 2009, ya no es raro ver a las familias abandonar Atenas y volver al hogar paterno de provincia, a falta de un empleo. O, por el contrario, familias que acogen a sus mayores privados de una jubilación digna… Por eso varias generaciones viven bajo el mismo techo y las residencias de ancianos están vacías. El pueblo natal tiene una fuerza de atraccón importante, por lo que no es raro asistir a una vuelta masiva de los «emigrados» nacionales e internacionales en época de fiestas. La red familiar sigue siendo fuerte y contribuye a mantener una solidaridad más amplia.

      Las empresas familiares son numerosas, tendencia que podrá apreciar claramente en las actividades turísticas.

       Al fin se puso en vigor un registro de parejas de hecho desde 2015. Tras una primera versión restringida votada en 2009 y, en un principio, limitada a las parejas heterosexuales, el Parlamento griego, la Vouli, ha aprobado un pacto civil que otorga a las parejas del mismo sexo los mismos derechos que las parejas casadas.

       En cuanto a la mujer, como en muchos países mediterráneos, su imagen está a menudo ligada a la de un machismo que roza la caricatura con un macho griego que habla fuerte, lleva la camisa abierta con una cadena alrededor del cuello y juega con su kombolói… En realidad, las mujeres griegas adoptan un estilo de vida a la occidental, pero las diferencias entre generaciones, entre el medio rural y el urbano, son factores determinantes. En general, una mujer soltera está socialmente aceptada. Aunque el objetivo sagrado, a los ojos de la Iglesia ortodoxa, continua siendo casarse y tener hijos, niños que se malcriarán…

      

      Religión

      SKIATHOS CHORA – ΧΩΡΑ - Campanario de la iglesia San Nicolás de Skíathos.

      © Newfocus1 - iStockphoto

      Los griegos son, en su inmensa mayoría (88%) cristianos ortodoxos, el resto son musulmanes (5,3%) o de religiones diversas (0,5%). La iglesia griega ortodoxa es autocéfala y tiene sus propios estatutos, pero su doctrina está indisolublemente unida a la del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Los popes son funcionarios del Ministerio de Educación y Cultos, muy presentes tanto en la vida privada como en la pública. Pueden casarse y tener hijos. No se reconoce la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

      La institución religiosa tiene varios privilegios en la sociedad griega; especialmente sus funcionarios, no se ven afectados por las medidas de austeridad que sufre el resto de la población. De hecho, no existe una separación entre Iglesia y Estado. La religión es uno de los pilares fundamentales del Estado, junto con el ejército (nueve meses de servicio militar para los jóvenes). La religión ortodoxa se practica y se enseña en las escuelas públicas; es más, el ministerio que se encarga de estas se llama «Ministerio de Educación y Religión». En el año 2000, bajo la presión de la Unión Europea y con un gran contencioso con la Iglesia, el Gobierno suprimió finalmente la mención de la religión en el documento de identidad. Es difícil evaluar la influencia política y económica de la Iglesia, pero es habitual consultar al patriarca antes de tomar la mayoría de las grandes decisiones políticas. Además, muchos representantes de la Iglesia forman parte de los consejos de administración de las grandes empresas griegas. También corre el rumor que la Iglesia controla el 6% del Banco Nacional de Grecia y que sigue siendo el primer propietario immobiliario del país. Lo demuestra el famoso monte Athos, situado al sureste de Macedonia en la península de Halkidiki, territorio autoadministrado con numerosos monasterios, que forman desde hace un milenio un centro monástico ortodoxo.

      Los griegos, creyentes sin ser muy practicantes, prefieren casarse por la iglesia y respetar las fiestas religiosas tradicionales que marcan el ritmo del año: desde celebrar una gran fiesta de varios días para la Pascua a encender una vela en la iglesia el día de la celebración de su «fiesta» (día en que se celebra el santo del que se lleva el nombre).

      Las iglesias son muy numerosas tanto en Atenas como en los pueblecitos. Los griegos las frecuentan regularmente, a veces más por seguir la tradición que por convicción. En el metro, es corriente ver a los creyentes persignarse cuando pasan delante de una iglesia o de una estación con el nombre de un santo. También temen el mal de ojo —kako mati— del que se protegen usando el color azul o llevando un amuleto. La fiesta más importante es la Pascua, para la que cada lugar tiene sus propias tradiciones. Por ejemplo, en la isla de Corfú se arrojan ánforas desde el balcón —señal de que se libran del año pasado—. En las Cícladas, una especie de espantapájaros encima de un burro representa a Judas y, después de una procesión donde el sacerdote canta, es quemado en la plaza pública. La influencia religiosa es tal que se refleja también en el lenguaje: exclamaciones e injurias suelen apelar a menudo a Dios o a los santos. De la misma forma, el «Papá Noel» griego es San Vassili, lo que demuestra la omnipresencia de la religión desde temprana edad.

      Lo que se observa en el comportamiento religioso en Grecia es ante todo que la población se inclina cada vez más a la religión cuando envejece, después de crecer con todos estos códigos en su vida cotidiana. Se percibe rápidamente que las personas mayores están mucho más implicadas en la práctica de la religión y en el respeto de los valores que desprende. Sin embargo, en el seno de la juventud griega no solo hay un desinterés creciente, sino que aparece una animosidad respecto a la creencia, sobre todo debido a su relación con la política; el nuevo opio del pueblo para estos jóvenes. A menudo son de blasfemia fácil, resultado del cansancio de los discursos ultrareligiosos que escuchan con frecuencia, en sus familias o fuera. Esta generación reclama que se distancien la religión y la política, que es lo que les promete el gobierno de Syriza. Continuará…

      Sin embargo, dada la importancia simbólica y práctica de la religión, no se aventure a criticar las tradiciones.

      Popes e impuestos en tiempos de crisis

      Signo de los tiempos, los griegos están cansados. Aunque siguen siendo muy creyentes y respetuosos con su iglesia, cada vez toleran menos que los popes esten exentos de pagar impuestos. En 2011, el Gobierno de Yorgos Papandréu había exonerado del impuesto especial de la crisis, que pagan todos los griegos, a las propiedades religiosas. Desprestigiada desde entonces, la Iglesia Ortodoxa (por otro lado el mayor propietario immobiliario del país) se defiende invocando su ayuda social a los necesitados. Una débil defensa, poco convincente a ojos de la opinión pública. Pero de ahí a que el gobierno tome medidas drásticas…

      Arte y cultura

      Amal Clooney, ¿abogada de los frisos del Partenón?

      A pesar de su matrimonio glamuroso con el actor estadounidense George Clooney, la brillante abogada londinense Amal Alamuddin mantiene los pies en la tierra y los ojos sobre los frisos del Partenón. De visita en octubre del 2014, habló con el Primer Ministro Andonis Samarás de los recursos judiciales que permitirian a Grecia recuperar los frisos del Partenón, todavía «conservados» por el British Museum de Londres y extraidos de Grecia en 1801 por el ex embajador de Inglaterra en Constantinopla, lord Elgin. Más que un debate artístico, se trata de una verdadera disputa diplomática. De hecho, a pesar de las repetidas peticiones de Grecia, el Museo Británico ha argumentado durante mucho tiempo que los frisos están mejor conservados allí. Pero desde 2009, y con la apertura del flamante museo