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Islas griegas


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rica en su historia y su geografía, heredó varias influencias arquitectónicas tanto en el continente como en las islas. El estilo clásico de los templos nos maravilla desde la Antigüedad, las iglesias bizantinas no han perdido nada de su encanto oriental y el barroco italiano ha marcado finamente las ciudades. Las particularidades regionales y locales, en sus colores y en sus formas, enriquecen esta herencia cosmopolita que no deja de sorprendernos.

       El arte antiguo. Majestuosamente representado por los templos, el arte antiguo se desarrolló con un estilo sobrio y elaborado a la vez en lugares, a menudo, excepcionales. El conjunto de edificios religiosos forma el santuario en cuyo templo, que encarna la cúspide espiritual, solo tienen acceso los sacerdotes y algunos fieles. Delante del templo se levanta el altar en el que se ofrecen los sacrificios.

      La decoración de las columnas coronadas por capiteles define el estilo del templo: orden dórico (simple) en el siglo VII a. C.; orden jónico (decorado) en el siglo VI a. C.; y el orden corintio (ricamente decorado) en el siglo V a. C.

       El arte bizantino. Se caracteriza principalmente por obras y edificios religiosos ortodoxos (iglesias, monasterios, basílicas, frescos, iconos…). Las iglesias bizantinas presentan siempre las mismas formas arquitectónicas: planta de cruz griega con una cúpula central. Representan el universo, que es una creación divina. Estos microcosmos están decorados con frescos, mosaicos e iconos.

      En la religión ortodoxa, el icono se venera como una imagen sagrada; es más que una simple representación, se supone que encarna un santo o una divinidad. En las iglesias y en los hogares se pide al icono que realice sus milagros y que utilice sus poderes curativos. Los griegos no bromean con ese culto, así pues, atención con los descuidos.

       El arte medieval. La influencia de los genoveses, de los venecianos y de los caballeros de la Orden de San Juan marcó la construcción de fortificaciones (ciudadelas, castillos, cascos históricos…).

      La fortaleza, kastro, destaca a menudo en la parte alta del puerto. Alzándose hacia el cielo desde el mar, domina la costa desde su colina, una ubicación geográfica que hace de él un lugar ineludible. Al abrigo del sol y del viento, ofrece momentos de paseo relajantes. Actualmente la torre central se utliza a menudo como dipósito para recoger el agua de lluvia.

      De la época medieval, también podrá observar las archontika, antiguas residencias señoriales habitadas antaño por los descendientes de los señores francovenecianos desde el siglo XIII.

      Un nuevo centro cultural marca Renzo Piano

      Se trata de un complejo ultramoderno de hormigón, madera y cristal, que se supone que representa «el carácter poético del Mediterráneo». En Atenas, la Fundación Cultural del difunto armador Stavros Niarchos encargó la construcción de un imponente centro cultural al arquitecto italiano Renzo Piano. El resultado: un presupuesto de 670 millones de euros y edificios bañados por el sol situados a lo largo de un canal que desemboca en el mar. En el corazón de un magnífico parque paisajístico de 1,7 hectáreas con 1.500 árboles plantados, se alzan la Ópera nacional y la Biblioteca nacional, cubiertas por un «dosel forestal», un inmenso techo ondulado. Se accede a la terraza (ocho plantas) en ascensor o por una gigantesca rampa que ofrece unas vistas panorámicas de 360° de la ciudad y del golfo Sarónico. Alucinante.

      Artesanía

      ¿Qué traer de su viaje?

      Tanto en las numerosas tiendas del barrio de Plaka de Atenas, como en las tiendas de recuerdos de las islas, no faltan propuestas. La profusión de imanes de nevera o las indefinidas copias de vasijas antiguas no llegan a ocultar algunas buenas ideas. Si le interesan los objetos artísticos, busque más bien en las tiendas de los grandes museos que tienen las reproducciones más bellas de joyas, iconos y otras estatuas. Todavía hay grandes creadores de joyas como, entre las marcas más contemporáneas, Folli Follie. También puede llevarse productos locales deliciosos: aceite de oliva, miel, pistachos, quesos, especias o ouzo. Por último, el más sencillo y auténtico de los regalos sigue siendo, para nosotros, el kombolói: este bonito rosario, de origen religioso, que los griegos desgranan para tener los dedos ocupados en la calle, en el café o en la oficina. Los encontrará en todas partes, a todos los precios.

      Cine

      El cine griego tuvo su momento de gloria con directores como Michael Cacoyannis, quien descubrió a Melína Merkoúri. Esta famosa actriz obtuvo la fama mundial gracias a la película Nunca en domingo.

      Actualmente, a pesar de los escasos medios financieros, el cine griego sigue existiendo. Imprescindible, Theo Angelopoulos, galardonado en 1998 con la Palma de Oro en el Festival de Cannes por su película La eternidad y un día, presentaba en 2003 su decimocuarto largometraje, Eleni, primera entrega de su nueva trilogía. Pero una nueva generación de directores ha tomado el relevo. Una de las películas más destacadas de la historia reciente del cine griego es Politiki Cusina, que fue tercera en la lista de éxitos de taquilla griegos en 2004. Se distribuyó en el extranjero con el nombre de A Touch of Spice (Un toque de canela en España). El título original es aún más potente, ya que evoca al mismo tiempo «la cocina política» y «la cocina de la Ciudad». La Ciudad (to Pouli) es Constantinopla, de la cual los griegos fueron expulsados después de la guerra contra Turquía de 1920 a 1922. Un recuerdo doloroso para todo un pueblo, que inspiró al director Tassos Boulmetis esta gran crónica histórico-romántica, llena de nostalgia, pero también de optimismo respecto a la mejora de las relaciones diplomáticas entre Atenas y Ankara.

      En 2001, como prueba de que el cine griego sabe renovarse y sorprender, apareció una verdadera rareza en las salas de todo el mundo firmada por Panos Koutras: El ataque de la musaca gigante. Esta cuenta la historia de un alienígena con la forma del famoso plato griego que siembra el pánico en las calles de Atenas… Para los amantes de películas de aire helénico, Cinemes Girona, en Barcelona, juntamente con la embajada de Grecia en España organizan en febrero un festival de cine chipriota y griego en que se proyectan películas contemporáneas que no se han estrenado en la Península. Es la oportunidad de iniciarse en las obras de varios representantes de la nueva generación del cine griego como Menelaos Karamaghiolis (director de la película J.A.C.E.), Filippos Tsitos (El mundo injusto), Petros Sevastikoglou (Attractive Illusion) o Giorgos Siougas (La Leche). Pero se habla sobre todo de Yorgos Lanthimos, guardonado en Cannes por su última película, The Lobster (Langosta), y nominado a los Óscar por Canino.

      A pesar de la crisis, el cine griego vive un período de creatividad sin precedentes.

      Yorgos Lanthimos: la nueva ola griega

      Es una corriente extraña que el diario inglés The Guardian ha bautizado «the weird greek cinema», es decir, el «cine griego raro». En cualquier caso, Yorgos Lanthimos goza de una gran fama internacional desde su éxito cinematográfico Canino (Dogtooth), que ganó el premio «Un Certain Regard» (refiriéndose a «Desde otro punto de vista») de Cannes en 2009. En el año 2016, su séptima película, Langosta, logró un gran éxito más allá de las fronteras griegas con un reparto internacional, de Colin Farrell a Léa Seydoux. Volvió a competir en Cannes en 2017 con La muerte del ciervo sagrado, una película claustrofóbica y violenta con (otra vez) Colin Farrell y Nicole Kidman.

      Yorgos Lanthimos estudió en la escuela de cine Stavrakos en Atenas. Se casó con la actriz francesa Ariane Labed, a quien conoció durante el rodaje de la película Attenberg de Athina-Rachel Tsangari.

      Literatura

      Sócrates, Platón y Aristóteles, célebres fundadores de la filosofía occidental, siguen marcando hoy en día las obras contemporáneas. Sus pensamientos han influido en muchos ámbitos: la religión, la política, las ciencias, el arte, la literatura... Encarnaban la filosofía como arte del pensamiento