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Maldivas


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con transbordadores entre Malé y las islas vecinas de Villingilli, Hulhumalé y Thilafushi. Consulte los horarios y el muelle de salida en su sitio web.

      DESCUBRIR

      DESCUBRIR - El dhoni es el barco tradicional de las Maldivas.

      © MMPRC

      Maldivas en 20 palabras

      Qué hacer-Qué no hacer

      Qué hacer

       Respete el fondo marino. No toque corales ni animales, ni alimente a los peces.

       Limite su consumo de agua corriente, por ejemplo, escoja ducharse en lugar de bañarse.

       Ahorre electricidad. Evite dejar las luces encendidas innecesariamente, sobre todo cuando llegue a la habitación del resort, donde todas las luces se encienden de forma automática. Use el aire acondicionado con moderación, es preferible el ventilador.

       Llévese los envases de plástico en su equipaje, ya que en las Maldivas no existe un sistema de reciclaje.

      Qué no hacer

       Evite comer, beber o fumar en público durante el Ramadán en las islas habitadas.

       No se bañe en bikini en las islas habitadas, a excepción de las playas autorizadas: las bikini beach.

       No vaya a pecho descubierto, póngase una camiseta en las islas habitadas. Tranquilo, no tendrá problemas con los pantalones cortos.

       No lleve alcohol, porque se le confiscará en la aduana antes de meterle en un vuelo de vuelta.

      

      Acanthaster

      Acanthaster - Vuelo sobre las islas de Malé Sur.

      © MartinKovalenkov – iStockphoto.com

      La Acanthaster es una gran estrella de mar extremadamente urticante para los buceadores y devastadora para los corales. Apodada la «corona de espinas», puede alcanzar los sesenta centímetros de diámetro y tener hasta veinte brazos espinosos. Se ha propagado en la mayoría de las aguas tropicales y, en los últimos quince años, ha causado graves daños en las Maldivas. Durante el día, se refugia en las cuevas y grietas del arrecife, y por la noche, se alimenta de pólipos de coral. Un solo individuo es capaz de destruir varios metros cuadrados al día.

      Los maldivos no están haciendo demasiado contra este desastre ecológico. Solo unos pocos líderes de las islas turísticas se toman la molestia de cazarlas. Si decide ayudar, tenga en cuenta que no debe cortar la estrella en pedazos, ya que es probable que cada pedazo se convierta en una estrella de mar adulta en unas pocas semanas. Para cazarla, hay que clavarle un puñal y dejar que se seque en la playa.

      Alcohol

      Como buen país musulmán, en las Maldivas se prohíbe el consumo de alcohol. El maldivo que sea atrapado con las manos en la masa será juzgado y ¡encarcelado! Esto significa que en Malé no se puede obtener, oficialmente, la más mínima gota de alcohol, aunque sea un turista. Sin embargo, los cruceros, los complejos turísticos y el pequeño bar del aeropuerto (a un precio prohibitivo) están autorizados a vender alcohol. Ofrecen, incluso, algunas cartas de vino impresionantes —vimos un château-margaux de 1985 en un resort en el atolón de Ari—.

      Extraoficialmente, el alcohol circula sin problemas entre la población de las Maldivas, pero fuera de la vista de los visitantes. Dado que todos los buques de suministros y carga importada pasan por el puerto de Malé, existe el tráfico y consumo de alcohol.

      Ámbar gris

      El mar deja en las costas maldivas un producto legendario que aporta libertad o riqueza: el ámbar gris. Es una materia cerosa producida por las secreciones intestinales del cachalote que, después de flotar a la deriva durante un largo tiempo, forma bloques grises y porosos. Este material se utiliza en la composición de perfumes y medicamentos.

      Aunque el ámbar gris se consideraba un producto valioso, su origen era todo un misterio. A lo largo de los siglos, cada uno hizo su propia interpretación. En el siglo IX, los árabes escribieron: «El mar arroja grandes trozos de ámbar en las costas de estas islas: algunas de estas piezas tienen la forma de una planta, o parecida. El ámbar crece en el fondo del mar como las plantas; cuando el agua está muy agitada, lo rompe en pedazos del tamaño de las calabazas o las trufas». En los siglos X y XI, los chinos se refirieron al ámbar como el «escupitajo de dragón» y lo recogían en las montañas de Liu (Maldivas). Sheng-Tsen escribió: «Hay muchos dragones en las rocas de estas islas. En primavera escupen su saliva que acaban consumiendo las bandadas de aves y los bancos de peces. El ámbar amarillo es como la cola de pescado, el negro como el excremento de murciélago, y el blanco como el pai-yao-chien».

      Entre 1501 y 1517, el soldado portugués Duarte Barbosa escribió: «A menudo le preguntaba a los moros qué era ese ámbar y de dónde provenía. Pensaban que eran excrementos de pájaro, y me explicaban que, en su archipiélago, viven grandes aves que aterrizan en los acantilados y rocas del océano en las que depositan este ámbar, que el viento, el sol y la lluvía colorean y pulen. Los trozos, pequeños o grandes, son arrastrados por las tormentas y acaban cayendo al mar, donde los encuentran o son engullidos por las ballenas». En 1505, un portugués anónimo descubrió el verdadero origen del ámbar cuando observaba a los maldivos cortar la grasa de las ballenas varadas. Escribió, revelando el valor del ámbar: «Deben entregar este ámbar al sultán; si no lo hacen, los condenarán a muerte». El ámbar permitió a los maldivos comprar su libertad: en 1754 pagaron a los franceses con una pieza de ámbar de 153 kilos para que les ayudaran a luchar contra la flota malabar. Actualmente, el ámbar se vende entre 25 y 60 $/g, con impuestos del 100 %. En 1980 se encontró la pieza más grande jamás documentada, con un peso de 214 kilos. No hace falta decir que encontrar un trozo de ámbar es como descubrir una pepita de oro. Sin embargo, el afortunado que lo encuentre no debe perder el tiempo: tiene que agarrarla a la primera porque, al menor contacto, el ámbar se sumerge de nuevo y puede tardar días en volver a la superficie.

      Inglés

      Alrededor del 60 % de la población de las Maldivas habla inglés. Lo aprenden desde temprana edad, en la escuela, con muy buenos profesores. Los maldivos casi no tienen acento y su inglés es extraordinario. Por lo tanto, es muy fácil comunicarse a través de este idioma.

      

      Atolón

      Atolón - Las Maldivas están formadas por muchos atolones.

      © Forcdan – Fotolia

      El término atolón proviene del divehi atholhu. Se forma en aguas cálidas sobre un volcán extinto, por la acumulación de colonias de pólipos (corales) en una estructura de piedra