segunda sección compila tres trabajos bíblico-exegéticos. Ruth Alvarado (Perú) presenta un estudio del libro de Amós, en el que trabaja la crítica profética a la corrupción del poder. Lindy Scott (Estados Unidos) desarrolla un estudio de los evangelios sinópticos y de Hechos de los Apóstoles, donde observa las alusiones a las relaciones políticas entre Jesús, Juan el Bautista y Pablo, y estudia varios aspectos que hoy deberían caracterizar las relaciones entre la iglesia y los líderes políticos. Juan José Barreda (Perú/Argentina) analiza Apocalipsis 18, en lo referido a la convocatoria a salir del sistema romano corrupto desde el lugar de las víctimas. Por último, el texto de Jorge Barros (Brasil) comparte el material de uno de los talleres realizados en la Consulta, y desarrolla el tema de la equidad y las relaciones humanas de justicia.
La tercera parte del libro se centra fundamentalmente en el análisis del fenómeno de la corrupción en el ámbito público y político. El trabajo de Víctor Arroyo (Perú) desarrolla el tema de la corrupción y las políticas públicas, con un cierre en el que sugiere algunas pautas éticas para salir del estado endémico de la corrupción. Los siguientes dos capítulos comparten estudios de caso y análisis de experiencias actuales de resistencia e incidencia pública donde hubo un especial protagonismo de espacios cristianos evangélicos. Se trata de los trabajos de Vilma “Nina” Balmaceda (Perú/Estados Unidos) y Rolando Pérez (Perú). Estos tres estudios visibilizan las iniciativas, muchas veces silenciosas o silenciadas, de organizaciones cristianas que vienen trabajando desde hace años en mediación social, en trabajo de justicia en favor de los sectores más vulnerables de nuestras sociedades.
Por último, se propone una lectura desde la teología pública. Nicolás Panotto (Argentina) aborda las diversas formas de cómo se percibe y define la corrupción a partir de la pluralidad de elementos que entran en juego en los procesos socioculturales. David Mesquiati (Brasil) trata el tema de la corrupción como aquella que también está en la propia iglesia y su forma de comprender su rol sociopolítico.
Como podemos ver, la temática de la corrupción no sólo se trata de un elemento aislado o de una práctica que concierne a unos pocos. Alcanza las fibras más sensibles de las dinámicas económicas, políticas y éticas de nuestros procesos sociales. Ello se debe a que su punto de partida da lugar a visiones particulares sobre las jerarquías sociales, los sentidos de comunidad, la responsabilidad frente a los más desfavorecidos, la dimensión ética del uso de capitales financieros, las dinámicas de poder político, entre muchos otros elementos que podríamos mencionar y que son parte de nuestra cotidianeidad.
En vista de la dimensión ético-cultural de la corrupción, como iglesias y cristianos tenemos una responsabilidad fundamental en la promoción de una ética económica que tenga como punto de partida los valores del reino de Dios, una justicia que exponga la maldad de la opresión y que denuncie proféticamente el pecado de los que detentan el poder. Es una propuesta que “comienza por casa”, es decir, que promueve una mayordomía personal, familiar, comunitaria y eclesial, donde la justicia y la igualdad reinen como valores elementales, antes que la acumulación desmedida como supuesta “bendición”.
Deseamos que este libro sea un aporte a la reflexión crítica sobre la problemática de la corrupción desde perspectivas y experiencias del pueblo evangélico y otros espacios de servicio a Dios y, ¿por qué no?, también deseamos que sea de motivación para involucrarnos en el actuar salvífico de Dios en nuestras sociedades. Agradecemos a la Fraternidad Teológica Latinoamericana, en particular al Secretario de Publicaciones, Edesio Sánchez Cetina, por la confianza de delegarnos la coordinación de este libro. También queremos reconocer la buena disposición de los once autores para dedicarle tiempo, en un primer momento, a la presentación pública de sus artículos en la Consulta mencionada, para, más tarde, revisarlos en diálogo con las retroalimentaciones recibidas y, finalmente, transcribirlos y compartirlos en este libro.
Juan José Barreda Toscano
Nicolás Panotto
Editores
Parte 1
Panoramas
Capítulo 1
Apuntes sobre la corrupción en América Latina
¿Alternativas desde lo protestante?1
H. Fernando Bullón
Aunque las limitaciones y falencias de cualquier postulado teórico y cualquier práctica política se hacen evidentes frente a la complejidad de la realidad humana, preocupa la persistencia de vicios históricos en la gestión del desarrollo latinoamericano, pues han funcionado como impedimento en el logro de los mejores objetivos.2 Entre estos vicios, adquieren relevancia el deterioro de la ética y el fenómeno de la corrupción en el ejercicio del desarrollo. Efectivamente, esta parece ser una de las principales cortapisas para el mejoramiento de las condiciones y la calidad de vida en la región. Una cierta mala hierba que parece haber florecido en toda la parcela latinoamericana, y que subyace en la práctica política o de gestión del desarrollo, cualquiera fuere la ideología o teoría en la que se inscribe el grupo en ejercicio del poder político o tecnocrático.
En un interesante artículo de sección editorial de un diario latinoamericano, Oscar Álvarez (1996)3 comenta que la década del 90 ha sido llamada la década de la corrupción. En Brasil, Venezuela, Perú, México, Argentina, Costa Rica, etc., y en países de otros continentes (desarrollados o no), por todas partes estallaban los escándalos políticos relacionados con la corrupción. A estas alturas, la segunda década de la nueva centuria, se hablaría propiamente de “globalización de la corrupción”, para estar a tono con el envolvente proceso expansivo de la época.4 Dice Álvarez que en la esencia de la corrupción política se encuentra el manejo de los bienes públicos como si fueran de propiedad privada, el disponer de la cosa pública como cosa nostra. Se desarrolla una visión patrimonial y clientelista del Estado, y se establece una subcultura en la que se comienza a ver todo esto como normal, con impunidad social y legal. Dice, en relación con el tema de la pobreza y del desarrollo:
La corrupción constituye uno de los obstáculos más severos para el desarrollo y uno de los factores del aumento de la pobreza […] es enemiga de la equidad. Asimismo, es uno de los elementos que más afectan la credibilidad y la imagen de los políticos y gobernantes, y la legitimidad de los sistemas democráticos.5
O, como lo menciona Peter Eigen, el fundador de Transparencia Internacional:
La corrupción es un vicio capital de nuestra época que muestra su desagradable rostro en todas partes. Se halla en la raíz misma de casi todos los problemas importantes —o al menos impide su resolución— y actúa de manera especialmente devastadora en las regiones más pobres del mundo donde mantiene atrapados a millones de seres humanos en la miseria, la pobreza, la enfermedad, la explotación y brutales conflictos.6
A nivel mundial, se calcula que los sobornos llegan a un billón de dólares anuales, que equivalen a un 5 % del pbi mundial. En Latinoamérica, se estima que los flujos financieros ilícitos totales durante la última década ascienden a un monto similar.7 Asimismo, un aumento del 10 % en la corrupción incide en una pérdida del 2 % en el crecimiento del pbi. O sea, el pbi sería 2 % mayor si bajara la corrupción en esa proporción.