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Cuando domina la injusticia


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Los personajes representan las transformaciones que la Revolución infligió en los estamentos polares de la sociedad mexicana: por un lado los hacendados porfiristas, como la familia De Ovando, que pierden sus fortunas y sus tierras, pero conservan el espíritu y los modos del ancien regime y recuerdan con nostalgia los tiempos de bonanza, y, por otro, los revolucionarios que lucran con la bola, como Federico Robles, a quien la Revolución “le hace justicia” y lo convierte, de peón de hacienda, en banquero potentado.34

      En la evaluación de los males que devastaban a Latinoamérica, la generación de líderes evangélicos que confluyeron en el Congreso Evangélico de la Habana (1929) señaló la debacle moral producto de una religiosidad, el catolicismo romano, que no transformaba éticamente a las personas. Así lo resumió en el libro el presidente del Congreso, Gonzalo Báez-Camargo:

      El diagnóstico vislumbraba un nuevo horizonte: la irrupción de nuevas personas que transformarían estructuras e imaginarios éticos caducos. Los llamados a la transformación, que eran una minoría, debían subvertir el orden sociocultural de América Latina, traer vientos nuevos:

      Cuarenta años después del diagnóstico de Báez-Camargo sobre el agotamiento del catolicismo romano en América Latina, y de la visualización de un horizonte prometedor para el protestantismo en estas tierras tuvo lugar el Congreso Latinoamericano de Evangelización, en Bogotá, del 21 al 30 de noviembre de 1969. Entonces se encontrarían y crearían nexos y liderazgos emergentes, una generación joven que debería encarnar el protestantismo y pensarlo en el convulsionado contexto de la época.

      Sobre el afianzamiento del pueblo evangélico en la realidad latinoamericana, la Declaración Evangélica de Bogotá señaló que las iglesias protestantes estaban alcanzando un buen grado de endogenización y que el reto de sus liderazgos era trascender la idea y práctica de que el objetivo único de la evangelización estaba en el crecimiento numérico de las comunidades de fe.

      Del Congreso Evangélico de la Habana a la fundación de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (Cochabamba, Bolivia, diciembre de 1970), transcurrieron cuatro décadas, durante las cuales el cristianismo evangélico tuvo sustanciales transformaciones. Una de ellas fue el arraigo y crecimiento del pentecostalismo, el cual visibilizó cuantitativamente a una minoría antes vista como contenida en pequeños espacios y que no lograba impactar a importantes sectores del pueblo latinoamericano.

      En América Latina viven más de 425 millones de católicos, el 40 % de la población católica mundial. Con variaciones por país, durante la mayor parte del siglo xx (de