American College of Sports Medicine

Manual ACSM para el entrenador personal (Color)


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el tibial posterior interviene en la inversión del pie. Los flexores largos de los dedos y del dedo gordo inducen flexión de sus respectivos dedos.

       Lesiones

      Como consecuencia de la carga a la que se ven sometidos el tobillo y el pie durante la marcha, la carrera, el salto o el levantamiento de objetos, las lesiones traumáticas o por sobreuso son frecuentes en estas estructuras (3). La pierna y el pie se ven afectados por diversos tipos de tensiones y calambres musculares agudos, y también son habituales en ellos los esguinces de ligamentos. Los esguinces de tobillo son más frecuentes en la parte lateral que en la medial, porque en ella se registran menor estabilidad ósea y menos fuerza de los ligamentos. El mecanismo de lesión de los esguinces de tobillo laterales es la inversión excesiva (exceso de rotación del tobillo), como sucede, por ejemplo, en la caída desequilibrada tras realizar un salto en baloncesto. El ligamento peroneoastragalino anterior es el que, con mayor frecuencia, se ve afectado por esguinces en las lesiones por inversión (3).

      Como consecuencia de la carga a la que se ven sometidos el tobillo y el pie durante la marcha, la carrera, el salto o el levantamiento de peso, las lesiones traumáticas o por sobreuso son frecuentes en estas estructuras (3).

      La rotura del tendón de Aquiles es tal vez la lesión potencialmente más grave que puede afectar a la pierna (3). En torno al 75% de los casos de rotura del tendón de Aquiles se registran en deportistas del sexo masculino de entre 30 y 40 años de edad. El mecanismo característico en este contexto es la flexión plantar forzada con la rodilla en extensión. Estas lesiones casi siempre requieren reparación quirúrgica y rehabilitación a largo plazo. La rotura del tendón de Aquiles es, a menudo, la causa del final de una carrera deportiva, en especial cuando afecta a deportistas que se hallan en las últimas etapas de su actividad profesional (3).

      La fascitis plantar es un trastorno inflamatorio crónico que habitualmente produce dolor en la inserción en el calcáneo de la fascia plantar (3). Suele deberse a tracción crónica en la fascia plantar, tendinitis del tendón de Aquiles, hiperpronación (pies planos) u otros factores que sobrecargan la fascia (p. ej., obesidad). El tratamiento de la fascitis plantar comprende ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de los músculos de la pantorrilla posterior, ortesis para corregir la hiperpronación, y diversas modalidades de fisioterapia y farmacoterapia para reducir la inflamación. En ocasiones es necesario recurrir a la cirugía para liberar la fascia plantar. A menudo esta patología se asocia a espolones en el calcáneo (3).

      FIGURA 3.43. Músculos de la pierna; vista anterior. A. Músculos superficiales. B. Músculos profundos. C. Referencias superficiales. Tomado de Premkumar K. The Massage Connection Anatomy and Physiology. Baltimore, MD: Lippincott Williams & Wilkins; 2004, con autorización.

      FIGURA 3.44. Músculos de la pierna; vista lateral. A. Músculos. B. Referencias superficiales. Tomado de Premkumar K. The Massage Connection Anatomy and Physiology. Baltimore, MD: Lippincott Williams & Wilkins; 2004, con autorización.

      Otros trastornos crónicos del pie y el tobillo son juanetes, neuromas, tendinitis del tendón de Aquiles y bursitis del calcáneo. Tales alteraciones se relacionan, muchas veces, con problemas estructurales del pie y el tobillo, como hiperpronación e hipersupinación (arco elevado o pie cavo). La hiperpronación o la hipersupinación unilaterales son, en ocasiones, causa de inestabilidad y dificultades propioceptivas en el tobillo, y de desequilibrios posturales y problemas mecánicos en estructuras articulares proximales en la cadena cinética.

       COLUMNA VERTEBRAL

      La columna vertebral es una intrincada estructura multiarticular que desempeña una función esencial en la mecánica funcional. La columna constituye el vínculo entre las extremidades superiores e inferiores, protege la médula espinal y regula el movimiento del tronco en los tres planos (3). Además, la jaula torácica de la región vertebral dorsal protege los órganos internos que se hallan en el tórax. Debido a su complejidad estructural, la columna vertebral está expuesta a lesiones que pueden afectar gravemente a las funciones físicas.

       Estructura

      Huesos La columna vertebral está constituida por un conjunto de huesos de forma irregular llamados vértebras, apilados unos sobre otros (fig. 3.46). Se diferencian 24 vértebras: siete cervicales (del cuello), 12 dorsales (de la parte media de la espalda) y 5 lumbares (de la parte baja de la espalda) (36). La vértebra cervical superior (C1) se articula con el hueso occipital del cráneo, en tanto que la vértebra lumbar inferior (L5) se articula con el sacro. El tamaño de las vértebras va aumentando de la región cervical a la lumbar, ya que, a medida que se desciende en el cuerpo, es mayor la carga que deben soportar. Cada vértebra contiene elementos anteriores y posteriores. El componente anterior, denominado cuerpo vertebral, es de forma oval, con superficies superior e inferior planas, para su articulación con los cuerpos vertebrales adyacentes. El componente posterior, o arco posterior, está integrado por pedículos y láminas, que se unen por la parte anterior al cuerpo y por la posterior a la apófisis espinosa, formando así el agujero vertebral (conducto vertebral). Dicho agujero define el espacio a través del cual pasa la médula espinal. El arco posterior también contiene carillas articulares a los lados y encima y debajo de cada vértebra, que sirven para la articulación con las vértebras adyacentes. Las apófisis espinosa y transversa son protuberancias óseas en las que se inserta la musculatura vertebral (36).

      FIGURA 3.45. Músculos de la pierna; vista posterior. A. Músculos superficiales. B. Sóleo. C. Referencias superficiales. Tomado de Premkumar K. The Massage Connection Anatomy and Physiology. Baltimore, MD: Lippincott Williams & Wilkins; 2004, con autorización.

      FIGURA 3.46. Vértebra lumbar típica (L3) en cuatro proyecciones, en las que se identifican las principales referencias. Tomado de Oatis CA. Kinesiology. The Mechanics and Pathomechanics of Human Movement. Baltimore, MD: Lippincott Williams & Wilkins; 2004, con autorización.

      Las costillas se unen bilateralmente a cada una de las 12 vértebras dorsales, formando la jaula torácica (fig. 3.47). Los siete pares de costillas superiores se consideran costillas verdaderas y se unen directamente al esternón. Los cinco pares inferiores son considerados de costillas falsas. Tres pares de costillas falsas se unen directamente al esternón por medio de los cartílagos costales. Los dos pares inferiores de falsas costillas no se unen al esternón y se designan como costillas flotantes (38).

      La columna vertebral también está constituida por el sacro y el cóccix, situados en su parte más baja, inmediatamente por debajo de la quinta vértebra lumbar. El sacro es un hueso triangular que actúa como punto de transición entre la columna y la pelvis. Por su parte, el cóccix es un hueso formado por entre tres y cinco vértebras fusionadas, localizado en el sacro distal (36).

      En el plano sagital, la columna vertebral normalmente muestra cuatro curvaturas en vez de una línea recta (fig. 3.48). Estas curvas aportan ventaja mecánica y mejoran la capacidad de carga. Cuando la convexidad de la curva es posterior, se denomina cifosis, y cuando es anterior, se designa como lordosis. Las regiones cervical y lumbar presentan lordosis, y la dorsal y la sacra, cifosis. Las desviaciones en el plano sagital se califican como «hiperlordosis» o «hipercifosis». En el plano frontal, la columna normal debe estar centrada en la línea media. La desviación lateral en este caso se llama «escoliosis» (