se inicia.
En la lógica de la democracia representativa, los procesos electorales y la participación en ellos también han sufrido una mutación en estos años, discusión que es abordada en el artículo del sociólogo Axel Callís.
Del mismo modo, otros aspectos claves de la discusión sobre la desigualdad se expresan en lo territorial y en los déficits de la descentralización en Chile, tema que es abordado por una especialista en estos temas como es Natalia Piergentili.
Pieza esencial en el origen de las manifestaciones y también en la continuidad del malestar expresado en los movimientos del 2006 y 2011 son los jóvenes, protagonistas de una nueva etapa del ciclo político chileno, abordado por el sociólogo Raúl Zarzuri.
Antes incluso del estallido social, el movimiento feminista se había rearticulado dando muestras de su capacidad de acción e incidencia en el debate público. Analizamos la Tercera Ola Feminista, con el aporte de la cientista política Fabiola Berríos.
Así también, el debate de la violencia fue un componente clave en este periodo, pero es preciso tener elementos para lograr clasificarla y entenderla, que es lo que desarrolla el psicólogo René Jofré en su artículo, analizando como esta es una expresión de la rabia y el abuso.
El tema de la seguridad pública ha sido un pilar fundamental del debate durante y después del estallido social, pero muchas veces es abordada desde los lugares comunes y sin hacernos cargo de un tema central, que es cómo ella se vincula con las formas que adquiere la desigualdad. Para retomar este viejo tema siempre presente en la agenda de los últimos años —pero nunca suficientemente tratado—, Eduardo Vergara, un especialista en la materia, nos señala que hablar de seguridad implica necesariamente hablar de desigualdad.
Probablemente nos demoraremos años en comprender la profundidad de la crisis política y social en Chile y lo que consecuentemente será el impacto de una coyuntura crítica mundial como la pandemia que nos azota, pero lo que queremos hacer con esta publicación es entregar una visión comprensiva y multidisciplinaria, a partir de temas que nos parecen insoslayables dentro del complejo entramado de hechos que nos hablan de un fenómeno político y social en Chile que se incubaba hace muchos años y que requerirá de grandes esfuerzos de todos los actores de la sociedad, para poder encontrar caminos que nos conduzcan a procesar la difícil situación por la que atravesamos. Esperamos, en este sentido y después de que los mantos de oscuridad que nos atrapan logren despejarse ser un aporte para la construcción de un futuro que aún nos plantea más preguntas que respuestas.
DANAE MLYNARZ PUIG
GLORIA DE LA FUENTE GONZÁLEZ
“Chile despertó”: antecedentes y evolución del estallido social en Chile (Conversación con Manuel Antonio Garretón)
Se ha transformado en una suerte de lugar común esto de que “Chile despertó”, pero lo cierto es que, para quienes nos dedicamos a las ciencias sociales, si bien era imposible predecir el momento exacto de emergencia de esta suerte de estallido social, sí veníamos hace tiempo observando un malestar creciente y difuso en la sociedad chilena. Para desentrañar los antecedentes y contenidos de este fenómeno y, al mismo tiempo, analizar sus perspectivas, decidimos hacer algo diferente.
Lo que viene a continuación es el resultado de algunas tardes de verano de conversación que sostuvimos las autoras y editoras del libro con el destacado intelectual latinoamericano y premio nacional de humanidades y ciencias sociales, Manuel Antonio Garretón.
Gloria De La Fuente (GDF): Se ha instalado con fuerza esta idea de que “Chile despertó”, no obstante, hace tiempo nuestro sistema político nos venía anticipando este despertar. En su libro La gran ruptura (LOM), usted plantea que las movilizaciones del 2011 y 2012 constituyen una ruptura ante la política clásica.
Danae Mlynarz (DMP): Por esto que dice Gloria y para comenzar, ¿cree usted que el actual estallido tiene una base en la ruptura?, ¿cuánto hay de nuevo y de continuidad?
GDF: Dicho de otro modo, ¿son los fenómenos del 2006 y 2011 la “coyuntura crítica” —ocupando esta categoría de las ciencias sociales— que nos trajo hasta acá?
Manuel Antonio Garretón (MAG): Antes de comenzar a conversar sobre los temas que ustedes plantearán, vale la pena señalar que estamos en medio de un proceso muy complejo cuyos significados son múltiples y que tienen evoluciones inciertas. Y por eso nuestro análisis se centra en las tensiones que se enfrentan y posibles salidas, sin que tengamos aún una claridad del futuro. Es el precio de un análisis necesariamente provisorio de procesos y movimientos que no han terminado y cuyos sentidos van variando.
Hechas estas reservas, sobre el contexto del estallido social, tengo la impresión de que uno podría decir que hay dos contextos entrelazados en donde este fenómeno del estallido se produce: el primero —que se le puede dar muchos nombres— es la crisis de la democracia representativa a nivel mundial. Según algunos autores eso se debería fundamentalmente a que las grandes decisiones que se toman para las sociedades no se toman en ellas, sino que, a través de los poderes y procesos de la globalización. Pareciera, que la democracia no es relevante para lo que fue creada. La teoría democrática fue creada para sociedades en los cuales los mercados están en la sociedad y no son mercados transnacionalizados. Entonces uno dice: bueno, hay una crisis que tiene que ver con los fenómenos de globalización, con los fenómenos de individualismo, y de explosión de identidades. La crisis fundamental es la crisis de la polis y la democracia como forma de organización del poder político, o sea, de una sociedad en que una población convertida en ciudadanía toma decisiones relevantes a través de sus representantes en el Estado. En el caso chileno ello se expresa entre otras cosas en una deslegitimación de las instituciones.
Esta crisis conlleva la percepción de los sujetos, de los individuos, de las individuas que las cosas las pueden resolver por sí mismos o con la gente con la cual se juntan. Entonces la democracia pasa a ser básicamente una experiencia, un proceso, que no refiere necesariamente a un régimen institucional. Esa experiencia democrática es lo que tiende a mandar o dónde siento yo que estoy viviendo la democracia, no votando —en algunos países sí, pero en la mayor parte no—, en la calle, protestando y demandando o en la ilusión democrática de las redes. Porque en las redes soy un sujeto, hago lo que quiero, digo lo que quiero, no tengo que responsabilizarme frente a otros. Ese primer aspecto creo que es clave para entender muchos de los comportamientos y de las subjetividades que van a emerger en un caso concreto como el estallido social. Entonces hay un contexto general.
GDF: Que es exógeno.
MAG: No es exógeno porque es un contexto que actúa desde dentro, desde lo subjetivo: eso ya está en el ADN de las sociedades latinoamericanas. La sociedad contemporánea es una mezcla de la sociedad industrial clásica y de la sociedad postindustrial -llámesele sociedad red, digital, informática o comunicacional- globalizada. Eso plantea un problema porque las instituciones del régimen político y los modos de pensar la política, la teoría política, fueron creadas para sociedades polis, sociedades en las cuales hay una base social que generalmente eran clases sociales, las que eran representadas normalmente por partidos, ante un ente que toma decisiones que es el Estado. Eso ha estallado totalmente. Eso es un primer contexto, pero es un contexto activo, por decirlo así, es un contexto que se transforma en una especie de líquido corrosivo que penetra a todas las sociedades histórico concretas.
GDF: Es un contexto que no es estático porque, en rigor, es un contexto que está en mutación.
MAG: Está en mutación por lo que está pasando en cada uno de los otros contextos. Ya que los contextos no están cerrados y por eso decía que hay un segundo contexto que uno podría llamar el caso chileno. Lo dicho hasta ahora es una primera cuestión que hay que tener presente, y eso es lo que explica que estos fenómenos de estallidos o movilizaciones se estén dando en todas partes del mundo, pero hay un segundo contexto que lo da cada sociedad. En este caso particular el inicio de lo que pasa en Chile coincide