esos lazos entre política institucional y sociedad.
GDF: Entonces la pérdida del gobierno el 2010 es por incapacidad de la coalición gobernante más que por la derechización de la sociedad chilena.
DMP: Sí, pero se fortalece el discurso antipolíticos tradicionales, y eso va generando mayor quiebre con relación a lo que es la política.
MAG: Hasta el término del primer gobierno de Bachelet, la palabra Concertación era la palabra mágica en Chile. “Yo no voto por un partido, yo voto por la Concertación”. Eso es lo que decía la gente. Y en cuatro meses Concertación pasó a ser una mala palabra, cuando recién comienza el gobierno de Piñera, ahí.
La Concertación dejó de ser lo que era —recordemos que Marco Enríquez era parte de la Concertación—, tanto que hubo que cambiarla por Nueva Mayoría, entre otras cosas porque el Partido Comunista no iba a entrar a algo que se llamara Concertación, que habían criticado tanto.
El segundo gobierno de Bachelet, lo que busca de alguna manera, es recomponer y realizar un proyecto refundacional.
DMP: Volvamos al tema del segundo contexto para no perder el hilo.
MAG: Habíamos dicho que la particularidad del contexto chileno es básicamente la existencia de un modelo económico social y un sistema político, consagrados por la Constitución generada por la dictadura. Y entonces los gobiernos de la Concertación habían corregido ese modelo, habían tenido éxito en muchos aspectos, como los que habíamos señalado, pero no habían superado cuestiones centrales del modelo, síntesis de muchos otros, de la desigualdad en todas las dimensiones de la vida social. El crecimiento para la gente se había transformado fundamentalmente en endeudamiento, que era la cara negra de las mejores expectativas de vida. Hay que recordar que la gente en el 98 dice que el país está muy bien, pero que ellos no y diez años después la encuesta del PNUD, cambia el juicio sobre la situación del país ya que es considerada negativa. Hoy quizás la encuesta diría a mí me va mal y al país también. Y por eso el estallido, en medio de un gobierno de derecha muy incompetente y que quiere retroceder todo lo avanzado en términos de reformas estructurales, es un estallido que puede calificarse de total.
DMP: Y este modelo fue instaurado por la dictadura, vino con una Constitución que fue instaurada por la dictadura, y los políticos no han hecho nada, que se vayan todos y cambiemos todo.
MAG: Claro. Ahora hay algo de eso.
GDF: Creo que estamos cerca, pero todavía no está instalado el “que se vayan todos” al estilo de lo ocurrido en Argentina a principios de los 2000.
MAG: Quizás los gritos no son iguales y yo creo que hay una diferencia con otros casos, por ejemplo, el argentino. Aquí en Chile se combina el rechazo a los políticos con la ausencia de un espacio de legitimidad de la política, es decir, rechazo a la política institucional en sí misma.
El segundo contexto es que se ha heredado un modelo económico social y político, que no se cambió, por las razones que hemos dicho de cómo jugó la Concertación, lo que se pudo, lo que no se pudo, lo que se supo, lo que no se supo, lo que no se quiso, etcétera. Producto del malestar en torno al modelo socioeconómico heredado que la Concertación corrigió en parte, pero no superó, llegan las movilizaciones del 2006 y después las de 2011 y 2012. Con estas últimas, que principalmente son estudiantiles, aunque no se reducen a ello, sino que son amplias y diversificadas, queda planteado, por primera vez, el tema de un proyecto histórico que consiste en superar el modelo económico, social y político. Porque el proyecto de la Concertación, las expectativas, el imaginario, lo que uno puede llamar un proyecto, en el sentido de lo que uno imputa a ese proyecto, era terminar con la dictadura, y también con el modelo neoliberal. Sin embargo, eso no fue el proyecto en concreto ni los programas. Ello se dejó de lado por una visión de superación de los déficits del modelo y no su reemplazo integral. Hay quienes dicen que no se dejó porque nunca hubo un proyecto de ese tipo. Yo creo que sí había en muchos y en las expectativas un proyecto de ese tipo y que no se haya realizado no tiene que ver ni con traición ni nada por el estilo, sino que las elites dirigentes lo entendieron de otra manera y evitaron el debate sobre ello. Así, la épica se fue perdiendo y eso es lo que cobra revancha con las movilizaciones y, por lo tanto, la crisis política. Pero, aparece el proyecto de Bachelet, en su segundo gobierno, que es un proyecto refundacional en las cuestiones centrales.
GDF: ¿Qué pasó con ese proyecto refundacional?
MAG: Hay dos problemas. Uno, el del sujeto político social: formado por partidos y actores o sectores sociales de centro izquierda que constituían una mayoría social y política, aunque no institucional por el sistema político consagrado en la Constitución. Ya no hay tal sujeto socio político, porque solo es un conjunto de partidos sin proyecto histórico común, impedido en gran parte por la Democracia Cristiana, que sin mayor contenido solo busca recuperar su hegemonía en alguna coalición.
DMP: Y entonces por eso siempre tuvieron el ministro del Interior, con todos los problemas que eso nos trajo para llevar adelante las reformas.
MAG: Pusieron a un ministro del Interior que era contradictorio con el proyecto, y que era precisamente para afirmar la autonomía. ¿Qué hubiese pasado si Michelle Bachelet, con el mismo programa cambia el orden de prioridad y pone en primer lugar la cuestión de la nueva Constitución?
GDF: Y comienza con el proceso constituyente.
MAG: Sí, si hubiera partido con el proceso constituyente.
DMP: Estaríamos en otro pie.
GDF: Probablemente habría sido otra cosa.
MAG: ¿Por qué no lo hizo? Porque salvo el dictador Pinochet, en Chile ningún gobierno se preocupaba en primer lugar de asegurar el poder político para realizar su programa.
GDF: Era imposible hacer las otras transformaciones estructurales de verdad, con un nivel de profundidad relevante, si no había un cambio en el fondo político.
MAG: Claro, se te diluyen y empantanan los otros proyectos y termina realizando solo transformaciones parciales, que generará más contradicciones y profundizarán el malestar.
GDF: Ahora, la Concertación fue presa de esa dinámica que se instaló con la transición, de avances paulatinos, pero sin demasiado ruido.
DMP: Necesitábamos mayoría.
MAG: La Nueva Mayoría no tuvo un proyecto, salvo lo que es el programa de Bachelet, pero que no es compartido plenamente por los partidos de gobierno. Pero además está la desconexión del sujeto político partidario con la base social.
GDF: Es decir, la sociedad.
MAG: Sí. El segundo problema que enfrentó el proyecto refundacional de Bachelet fue la brutal oposición de la derecha y sus medios de comunicación, como no se veía desde los años de la Unidad Popular, aunque esta vez no fuera golpista.
DMP: Para que no llevara adelante los cambios.
MAG: Pese a todo, el primer año de gobierno se había hecho gran parte de la reforma tributaria y educacional, con el fin del lucro, que iban al corazón del modelo neoliberal…
DMP: Y el sistema electoral.
MAG: Sí, el 31 de enero se termina con el binominal.
Hasta que se hicieron públicos los problemas de corrupción que afectaron también su entorno familiar y ahí Bachelet, pienso yo, perdió fuerza y entusiasmo para seguir liderando el proceso de transformación. Además de los otros dos factores señalados.
DMP: La oposición que tenía por parte de la derecha y dentro de la coalición con sectores de la DC.
MAG: