En este sentido, vale citar las palabras de Murray Rothbard cuando explica que “la manera más directa en que un gobierno puede fomentar la inflación, es otorgar a los bancos el privilegio especial de rehusarse al pago de sus obligaciones, en tanto que siguen en funcionamiento. Mientras todos los demás tienen que pagar sus obligaciones o ir a la quiebra, se permite a los bancos que rehusen el pago de lo acreditado en sus recibos y, al mismo tiempo, puedan obligar a sus propios deudores a cancelar sus deudas a su vencimiento. El nombre usual que esto tiene es “suspensión de pagos en metálico”. Sería una denominación más adecuada: “licencia para robar”; porque, ¿de qué otra manera podemos llamar a un permiso del gobierno para continuar operando comercialmente sin cumplir lo pactado por uno mismo?” (30)
Gráfico 1: burbuja accionaria creada por compañías y bancos con prebendas políticas
Fuente: Francois Velde para Compañía del Misisipi y Economipedia para Compañía del mar del sur
j) El siglo XVIII, la expansión del abuso
En definitiva, la alianza inmoral y la complicidad solidaria entre burócratas, políticos y banqueros, si bien se habían manifestado (con diferente fuerza) a lo largo de toda la historia, nunca habían estado tan presente y con tanta fuerza como en la Gran Bretaña y la Francia del siglo XVIII. A lo largo de ese siglo, la violación del encaje del 100% y la banca con reserva fraccionaria alcanzaron límites nunca vistos en las dos máximas potencias europeas. La actividad fraudulenta de los banqueros y la complicidad de los correspondientes gobiernos y de la casta política batió todos los récords, logrando fabricar las burbujas financieras y los boom & bust más grandes de la historia de la humanidad nunca antes vistos.
Además, tanto la experiencia inglesa como francesa del siglo XVIII agregaron un nuevo eslabón escala a la cadena de la estafa fraudulenta, los burócratas y banqueros ya no se conformaron con utilizar en beneficio propio el dinero de sus depositantes creando depósitos, dinero y crédito artificial sin respaldo de ahorro genuino, sino que decretaron la inconvertibilidad de los depósitos en oro y plata defaulteando masivamente a sus depositantes y, además, crearon la banca de emisión de dinero papel. Ambos bancos empezaron a emitir papelitos de colores que se sabían que no tenían respaldo en oro y plata o que, como en el caso de Francia, solo tenían “el respaldo del rey”. Obviamente, la multiplicación artificial del dinero y del crédito alcanzó niveles nunca vistos antes. Los resultados negativos también.
Sin lugar a duda, toda esta dinámica acontecida en Gran Bretaña y Francia fue el caldo de cultivo necesario para que terminara emergiendo la discusión teórica entre la Banking School y la Monetary School en el siglo XIX. La primera escuela defendía el encaje fraccionario en sistema de banca libre. La segunda escuela se oponía al encaje fraccionario y proponía abandonar la banca libre, es decir; proponía crear bancos centrales oficiales a los cuales había que concederles el monopolio de la emisión y el control de la intermediación financiera para poner un freno o límite al negocio bancario y a la creación espuria de dinero artificial, y depósitos y crédito sin respaldo.
En pocas palabras, la coyuntura monetaria de Gran Bretaña y Francia de finales del siglo XVIII preparó el terreno para que en el siglo XIX se discutieran los fundamentos teóricos que terminaron dando forma al andamiaje monetario del siglo XX y XXI: Banco Central Estatal con monopolio de la emisión monetaria y sistema de encaje fraccionario regulado por el propio prestamista de última instancia que crea dinero sin respaldo y cobra el impuesto inflacionario.
22. Ver “The Early History of Deposit Banking in Mediterranean Europe” de A.P. Usher, Harvard University Press (1943).
23. “El gobierno de la moneda: ensayos de historia monetaria”, Editorial Crítica, Barcelona (1994).
24. Ver “The Early History of Deposit Banking in Mediterranean Europe” de A.P. Usher. Harvard University Press (1943).
25. Ver “Carlos V y sus banqueros” de Ramón Carande. Editorial Crítica (1987).
26. “Dinero, crédito bancario y ciclos económicos” de Jesús Huerta de Soto, Unión Editorial (2016), sexta ediciónen 1645, página 81.
27. En realidad, el dinero papel se crea en China en el siglo VII, pero su uso recién se oficializa en 812 después de Cristo.
28. La guerra de los Siete Años se libró entre 1756 y 1763 e implicó a la gran mayoría de las grandes potencias de la época. Los dos principales oponentes fueron Francia y Gran Bretaña. Sin embargo afectó a Europa, Norteamérica, Centroamérica, la costa occidental de África, la India y las Filipinas. Es considerada la primera guerra a gran escala librada en varios continentes dentro de un conflicto global. El móvil del litigio fue el control del comercio internacional proveniente de las colonias. Los dos eran: por un lado, el Reino de Prusia, el Reino de Hanóver, Gran Bretaña y su aliado Portugal; y por la otra parte el Reino de Sajonia, el Imperio austríaco, el Reino de Francia, el Imperio ruso, Suecia y España.
29. En su origen, el Banco Real Francés había sido fundado con el nombre Banco General Privado por John Law en 1716. Desde el comienzo no guardó encaje del 100% para los depósitos a la vista, porque se consideraba que “usando el dinero depositado se incrementaba la cantidad de dinero en circulación y se estimula el nivel de actividad y el desarrollo de la economía.”
En agosto de 1717, el Banco General Privado compró la Compañía del Misisipi para ayudar a la colonia francesa de Luisiana. Luego, a través de prebendas y favores de los burócratas del gobierno francés, la firma accedió al monopolio del comercio con las Indias Occidentales y América del Norte. Sin embargo, el banco se convirtió en el Banque Royale (Banco Real) en 1718, lo que significó que sus billetes pasaron a tener el respaldo y a estar garantizados por el rey Luis XV de Francia. Casi instantáneamente el banco comenzó a emitir más billetes en forma exponencial. Paralelamente, y al igual que en el caso de la Compañía de los Mares del sur en Gran Bretaña, se inflaron las supuestas ganancias comerciales de la Compañía del Misisipi. En 1720, el banco y la compañía estaban fusionados y John Law fue nombrado Controlador General de Finanzas por parte de Felipe II de Orleans, en ese entonces regente de Luis XV de Francia. La popularidad de las acciones de la compañía creció exponencialmente. El Banco Real Francés imprimió billetes para que las personalidades acomodadas de la época compraran acciones de la próspera compañía. La burbuja explotó a finales de 1720 cuando los agentes económicos intentaron trataron convertir sus billetes en monedas y el banco decretó la inconvertibilidad del dinero papel en oro y plata. En este caso, las pérdidas generadas fueron tan cuantiosas que en la Francia del siglo XVIII se llegó a utilizar la palabra “banco” como sinónimo de “fraude”.
30. “¿Qué le hizo el gobierno a nuestro dinero?” de Murray Rothbard, Unión Editorial (2019).
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