Chou, Jamey Collins, Claire Comstock, Mick Cooper, Terry Daly, Bill Green, Jenni Johns, Molly Johns (mi querida suegra), Amina Knowlan, Elke Lambers, Brian Moriarty, Linda Moriarty, Elias Lefferman, Kathleen O’Leary Lefferman, Susan Lund, Jeanne McAlister, Christine McLean, Bob Mines, Jan Cooper Nadav (quien profundizó mi conexión con el trabajo de Michael White), Jan Kerr, Maureen Ellen O’Leary, Barbara Reidell, Phil Rose, Morna Rutherford, David Sanders, Jim Thomas, Ron Urone, Eliot Weinstein, Astrid Whyte, Jan Wojcik, Doug y Marilyn Young, y Alberto Suconni.
Carl Rogers contribuyó no solo con la riqueza de su legado sino también con la frescura que su perspectiva aporta hoy al trabajo de los terapeutas. Emily Johns-O’Leary cumplió a cabalidad su misión como editora y me brinda su estímulo vital como hija. Su hermana Gwen es para mí y para muchos otros un apoyo y una inspiración constantes. Mi esposa, Martha Johns, me hace posibles muchas cosas, incluyendo este libro.
Prólogo
Dave Mearns1
Conozco a Charles O’Leary desde hace cuarenta años, en una época en que ambos estábamos trabajando en el Centro de Estudios de la Persona en La Jolla, California. El coordinador era el Dr. Carl Rogers, que en ese momento tenía setenta años. Carl Rogers estaba muy interesado en la relación de los miembros de las parejas y acababa de publicar el libro Becoming Partners: Marriage and its Alternatives (1972) (Versión en castellano: El matrimonio y sus alternativas, de 1987). La fascinación de Charles O’Leary por las vidas de las parejas y las familias refleja, como en espejo, la de su mentor, pero en realidad sus libros logran mucho más para ayudar a los profesionales a trabajar como terapeutas familiares y de pareja. El especialista centrado en la persona, como los terapeutas de cualquier orientación, valoriza una variedad de teorías porque eso enriquece la imaginación del terapeuta en el consultorio. Por ejemplo, sería inconcebible que un terapeuta familiar y de pareja centrado en la persona obviara la consideración de la naturaleza sistémica de la interacción familiar. De manera similar, un terapeuta cuya influencia primaria es la teoría de sistemas sabría que la sensibilidad de las intervenciones terapéuticas sería mucho mayor si se basaran en la cualidad particular de la empatía y la valorización del cliente que es fundamental para el profesional centrado en la persona.
Un aspecto del trabajo de Charles O’Leary que se hace evidente en su libro muestra lo activo que es como terapeuta. Encontré lo mismo en el trabajo con parejas o aun cuando estaba trabajando con una persona que activamente representaba diferentes “partes” de sí mismo en conflicto. Siempre que tenemos más de un cliente en el consultorio, ser “centrado en el cliente” significa que tenemos múltiples responsabilidades. De manera simultánea somos responsables del padre que es dominante con su voz siempre potente, su esposa que ha enfrentado esto durante años y el adolescente que ha desarrollado una estrategia que implica quedarse en silencio y vengarse mostrándose aburrido. El terapeuta centrado en la persona tiene simultáneamente a todas estas personas como clientes. El terapeuta, ¿puede mostrar su empatía y su poderosa valorización para cada uno de ellos (incluyendo a los personajes dominantes) en el mismo momento? Eso requiere un terapeuta comprometido y activo, probablemente también uno que pueda usar diferentes partes de sí mismo para comprometerse con la variedad de experiencias de sus clientes.
La forma de este libro ofrece al lector secciones regulares en las cuales Charles O’Leary documenta su “pensamiento como un terapeuta centrado en la persona” y también muchos ejemplos de casos que han llegado a convertirse en un sello distintivo de sus talleres y presentaciones en los EEUU y en Europa.
DAVE MEARNS
Universidad de Strathclyde, Glasgow, Escocia
1. Coautor de Counseling centrado en la persona en acción (con Brian Thorne, Gran Aldea Editores, 2009) y Trabajando en profundidad relacional (con Mick Cooper, Gran Aldea Editores, 2011). (N. de T.)
Introducción
Un hombre y una mujer vienen a verme, distanciados de su único hijo, de mediana edad, a causa de algunas escenas recientes ocurridas durante las vacaciones que trajeron a la superficie cuarenta años de deseo mutuamente frustrado de lograr amor y respeto. Soy un terapeuta familiar con mucha experiencia y creo que sé mucho acerca de cómo funciona la vida familiar a lo largo del tiempo y en ocasiones anteriores tuve otros clientes que lograron alcanzar la paz sin negar la integridad. También soy un terapeuta centrado en la persona que no sabe nada sobre cada cliente en particular antes de conocerlo y escucharlo. Mi yo profesional que sabe y tiene mucha experiencia, puede ofrecer preguntas, técnicas, perspectivas y un camino hacia adelante; mi yo receptivo puede intentar comprender y buscar las preguntas, las técnicas, las perspectivas y el camino hacia adelante que pueden aparecer en los clientes si frente a mí se sienten seguros de ser ellos mismos con el otro.
Este libro expresa mi diálogo entre el enfoque centrado en la persona que conocí en el primer programa de postgrado en el que participé, y el enfoque sistémico en el que me formé y con el que supervisé en mi segundo programa de postgrado. Soy siempre un terapeuta familiar y de pareja en diálogo con el enfoque centrado en la persona y un terapeuta centrado en la persona en diálogo con las diversas modalidades de terapia familiar.
La investigación sobre la terapia afirma que los clientes cambian positivamente cuando se encuentran en su lugar cuatro elementos:
la motivación y la respuesta del cliente a hechos y desarrollos que suceden en su vida;
la calidad de su relación con el terapeuta;
la esperanza del cliente de que la terapia puede hacer una diferencia (efecto placebo); y
el modelo específico que utiliza el terapeuta (Asay and Lambert, 1999; Cooper, 2008).
La idea básica de todos los capítulos siguientes es que el terapeuta dedicado que escucha y proporciona espacio para escuchar cambia un sistema. Afirmo, en efecto, que no existen técnicas válidas si no hay conexión. En el trabajo con familias y parejas que traen a la consulta emociones fuertes y complejas necesidades diferentes, la conexión y la ayuda solo podrán producirse a través de uno de los muchos caminos ofrecidos en la literatura de la terapia sistémica. La literatura de la terapia familiar consiste, por supuesto, en revistas, libros, estudios de investigación y manuales escritos por profesionales para otros profesionales; pero también representan una verdadera literatura los cuentos, las historias y las narraciones en los que las voces de los clientes se escuchan tanto como las de los terapeutas. Casi sesenta años de práctica en este campo que creció y se desarrolló contemporáneamente con el enfoque centrado en la persona han generado una rica experiencia de hombres y mujeres dedicados que estudian el cambio en las familias. Del mismo modo, los setenta años de la literatura centrada en la persona revelan las historias del desarrollo de la experienciación individual única, facilitadas por terapeutas abiertos a su propia vida interior.
Se pide a los terapeutas relacionales que se encuentren con cada individuo (en especial si es un niño o un adolescente) en sus propios términos, y al mismo tiempo comprender la preocupación, el estrés e incluso los daños que esa persona puede causar a otros. Un terapeuta familiar busca que los clientes encuentren su propia manera de resolver sus problemas, mientras ofrece experiencia y conocimiento para ampliar su perspectiva y revelar opciones. Un terapeuta debe ser lo suficientemente potente como para poner límites a los malos tratos mutuos, pero suficientemente centrado en la persona como para dar cabida a que la familia se haga dueña del curso de sus propias vidas. Los terapeutas de pareja deben hacerse cada vez más conscientes de las condiciones en las que pueden florecer el apego y el respeto, mientras es un estudiante atento a la manera única de cada pareja de hacer su propia relación. Por último, el terapeuta vincular asume la responsabilidad de facilitar un ambiente de diálogo en cada hora de terapia, mientras mantiene una mente de principiante, una actitud de aprendizaje sobre el estilo y los dones únicos de esa familia. Como el libro es acerca de mí mismo, se trata de lograr un equilibrio entre mi cúmulo de ideas obtenidas gracias a mucho trabajo sobre las maneras en que las parejas