Rita Giacalone

Nuevas estrategias de inserción internacional para América Latina


Скачать книгу

       CAPÍTULO QUINTO LA INSERCIÓN INTERNACIONAL EN SEGURIDAD Y DEFENSA DE COLOMBIA: UNA CUESTIÓN ESTATAL

       Rafael Enrique Piñeros Ayala

       Introducción

       1. Una aproximación conceptual y teórica a los factores internos

       2. El peso de elementos regionales e internacionales sobre lo local

       3. Articulación gubernamental e internacionalización en seguridad y defensa

       4. Un entorno regional e internacional cambiante e influyente

       Consideraciones finales

       Referencias

       CAPÍTULO SEXTO LA RELACIÓN ESTADO-SOCIEDAD: UNA VARIABLE PARA LA INSERCIÓN INTERNACIONAL. LAS AGENDAS DE CHILE Y BOLIVIA

       Graziano Palamara

       Introducción

       1. Para un acercamiento teórico a la relación Estado-sociedad

       2. Las transiciones y la relación Estado-sociedad en Chile y Bolivia

       3. Una agenda internacional inspirada por la diplomacia presidencial

       4. Una agenda internacional impulsada por la diplomacia de los pueblos

       Consideraciones finales

       Referencias

       NOTAS AL PIE

       LOS AUTORES DEL LIBRO

      La inversión de tendencia entre las dinámicas globales y aquellas regionales es uno de los mayores rasgos de la estructura internacional actual. En el siglo XX, el peso de los procesos globales niveló las diferencias de los contextos regionales hasta casi anularlas. La mundialización de mecanismos como los de la lógica colonial antes y de su legado después, de institutos de poder como el Estado-nación o las organizaciones universales, y el elevado nivel de penetración diplomática y estratégica de un restringido grupo de grandes potencias mantuvieron los espacios regionales en un constante grado de subordinación.

      En las décadas de la guerra fría esta relación resultó aún más evidente, no solo por la circulación global de dos únicos lenguajes universales –el democrático-liberal y el socialista– sino también por la consecuencia del esquema bipolar dominante, bajo cuya relevancia se ejemplificó toda la complejidad de las dimensiones regionales. Pero la heterogeneidad de los procesos que estallaron después de la crisis del sistema bipolar, y aún más tras la ilusión de la única e incuestionable hegemonía estadounidense, revertieron esta jerarquía. A partir de ese momento la estructura internacional vino regionalizándose a un ritmo creciente, evidenciando el deslizamiento paulatino del centro de gravedad de la política y de la economía mundial desde un pequeño grupo de grandes potencias a un conjunto de actores, geográfica y culturalmente más heterogéneo (Colombo, 2011).

      La nueva dimensión geopolítica que América Latina ha alcanzado en el ajedrez global en las últimas décadas dejó evidencia del reequilibrio en curso. Desmintiendo a quienes habían anunciado una ineludible marginalización de la región, absorbida por los procesos de globalización política y económica con la pauta estadounidense, América Latina pudo modificar sus tradicionales líneas de geografía política y colocarse al centro de nuevos intereses mundiales. El protagonismo del área se vio impulsado por unas dinámicas inéditas y profundas que tocaron los dos principales retos de la historia internacional latinoamericana: la búsqueda de autonomía y la necesidad de diversificar las relaciones con el mundo. El afianzamiento de poderes y socios extracontinentales alternativos a los Estados Unidos, como lo son China y Rusia, la adopción de nuevos modelos económicos y la irrupción de una generación de líderes deseosos de buscar soluciones endógenas a los problemas del continente (Gardini, 2012), fueron tal vez los factores que más contribuyeron a la nueva visibilidad latinoamericana.

      Estos impulsos resultaron eficaces sobre todo entre 2003 y 2013, cuando la posibilidad de asumir posiciones más asertivas se nutrió del ciclo expansivo asegurado por el boom de las commodities. Gracias al conjunto de estos elementos, al comienzo del siglo XXI América Latina logró consolidarse como la segunda región emergente del planeta después de Asia (Van Klaveren, 2012), y unos de sus países, como Brasil, México y la Venezuela de Chávez se distinguieron incluso por un importante protagonismo internacional. Pese al reposicionamiento experimentado, América Latina no supo corregir, sin embargo, las tensiones que históricamente marcaron su realidad tanto al interior de cada país como a la hora de proyectar la región en su conjunto en el escenario mundial.

      Factores como la asimetría de poder entre los actores latinoamericanos y los Estados Unidos, la dependencia de los mercados de exportación, el histerismo de los esquemas integracionistas y las desigualdades en la redistribución de las riquezas nacionales, no acaso, hicieron de contrapunto a los elementos de trasformación. El peso de los factores de persistencias resultó además aún más visible en el último lustro, a medida que los procesos de cambio se opacaron, volviendo a exhibir las tradicionales “venas abiertas” del subcontinente. Suspendida entre horizontes de progreso y una histórica falta de homogeneidad, entre la búsqueda de un perfil internacional más elevado y la vieja tensión entre mundialización y aislacionismo, América Latina sigue siendo entonces una apuesta abierta. Lo que es cierto, también a raíz del tránsito del sistema internacional de un mundo unipolar a otro con diversos tipos de potencias regionales, es que América Latina ya no puede ser analizada con las categorías geopolíticas del pasado; más bien, necesita ser examinada y estudiada a través de marcos teóricos y estratégicos distintos, que tengan en cuenta las modificaciones y transiciones de un orden mundial cambiante.

      A partir de estas premisas, el grupo de autores que dan vida a la obra aquí presentada se interroga sobra las nuevas dinámicas y características de la inserción internacional latinoamericana. La proyección política, diplomática, económica y comercial de América Latina se analiza resaltando no solo las propuestas de los actores estatales, sino también aquellas de la sociedad civil, en sus complejos y contradictorios relacionamientos con los Estados, y las proposiciones de los organismos regionales. La pluralidad de temas y visiones que esta elección metodológica surte, encuentra un primer elemento de equilibrio en