y gestión?; ¿qué variables o concursos de factores inciden sobre las estrategias de inserción?; ¿qué efectos produce la internacionalización, tanto en términos de relacionamiento externo de la región, como sobre los equilibrios de fuerza entre los actores que conforman el área?
Fruto de distintos abordajes investigativos, el libro halla un segundo elemento de homogeneidad en la conceptualización de inserción internacional que los diferentes capítulos expresan para un imprescindible esfuerzo de síntesis. Como lo ha recientemente señalado Fabricio Chaga-Bastos (2018, pp. 10-30), el término inserción internacional surtió a partir de la preocupación de académicos y políticos sobre la posición estructural dependiente de América Latina. Pero, por décadas, la expresión se ha empleado a menudo de manera flexible y genérica, en la afanosa tentativa de explicar un conjunto de fenómenos sociales, económicos y políticos. Solo en estos últimos años, la idea ha conocido una mayor sistematización. Los trabajos de Chaga-Bastos (2015; 2018) han demostrado que su verdadera génesis está en la intersección entre la literatura del análisis de política exterior, APE, y de la economía política internacional, EPI.
Los aportes de estos dos ámbitos han convertido el concepto en una “pieza importante del pensamiento internacional latinoamericano del Sur Global” (Chaga-Bastos, 2018, p. 11); desde luego, la inserción internacional se ha transformado en un poderoso instrumento conceptual para comprender de qué manera los Estados del Sur global pueden emerger en las jerarquías globales; ser reconocidos con el estatus de actores relevantes por los mantenedores de la sociedad internacional, y apuntar a mejores posiciones políticas, militares y económicas sin desestabilizar al orden internacional (Chaga-Bastos, 2018, p. 27). Insertándose en este debate sugestivo y conscientes de la necesidad de definir el contenido de un proceso de muchas dimensiones y tramas, los autores de la obra asumen entonces el concepto de inserción internacional como una configuración de dinámicas que atañe a las tres esferas fundamentales de la escena mundial: la distribución del poder y del prestigio de los sujetos internacionales, la escalera geográfica de las relaciones entre los actores, y el grado de su similitud cultural e institucional.
En consecuencia, la inserción internacional no particulariza el mero momento de inclusión en ciertos circuitos económicos, políticos, diplomáticos o comerciales de alcance regional o mundial. Más bien, hace referencia al conjunto de estrategias y actores que, individualizando formas de acción externa al espacio de una comunidad política organizada, por lo general la del Estado, buscan vincularse a (o generar) ejes y dimensiones estratégicas con las cuales mejorar su estatus internacional. En el juego de la inserción internacional, por ende, entra un complejo número de variables, agentes y vínculos, cuya interacción produce y consolida diferentes modos de inclusión.
Con el fin de brindar una muestra exhaustiva de esta pluralidad de factores, la obra plantea la inserción internacional a partir de tres componentes íntimamente conectados entre sí. En primer lugar, el componente del desarrollo. La asunción de este elemento resulta ineludible si se considera que, en las últimas décadas, el concepto de desarrollo ha venido conociendo una objetiva extensión, cuyo corolario ha sido (y sigue siendo) la constante redefinición de los asuntos, de los objetivos y hasta de los saberes y de los discursos que definen las relaciones entre los sujetos internacionales. De la teoría de la modernización a las recetas del Consenso de Washington, de la afluencia de los muchos adjetivos anexados a la noción de desarrollo, sostenible, humano, responsable, a su conexión con el tema de la seguridad, el concepto ha ampliado, de hecho, su significado y naturaleza convirtiéndose en un contenido imprescindible para muchas modalidades de inserción internacional.
El segundo componente se refiere a la vinculación entre factores internos y externos. El relacionamiento de un actor con el contexto mundial o con su entorno regional más cercano no responde a una sola variable; más bien, se nutre de mecanismos de interrelación recíproca originados dentro y fuera de cada país. A los factores internos pertenecen, entre otros, la estructura social y económica, el carácter del régimen y la forma de toma de decisiones. Entre los externos están, en cambio, la naturaleza del sistema internacional, la jerarquía del poder, su distribución espacial y la congruencia de las estructuras sobre las que ese mismo poder descansa. Cada correlación entre estas dos gamas de elementos puede engendrar una específica estrategia de inserción internacional, cuya eficacia y continuidad dependerán, a su vez, de la evolución de las dinámicas de conexión entre los mismos factores.
El tercer componente, en fin, se refiere a la que podríamos definir una especificación más, sino incluso una verdadera subcategoría de los factores internos: la relación Estado-sociedad civil. El modelo de interacción entre el Estado y los actores sociales, sus términos de conexión y la distinta disponibilidad de canales de acceso de sujetos privados a los centros decisionales del Estado, influencian, de hecho, la definición de la agenda internacional de un país, repercutiéndose sobre sus estrategias de inserción externa. Para mejor resaltar este nexo, a partir de un enfoque neoweberiano, los autores del libro asumen un concepto abierto de sociedad civil. Esta es entonces observada, ya sea en su dimensión colectiva, en la centralidad de un espacio común de interacción, ya sea en su dimensión individual, en el reconocimiento de sectores específicos (por ejemplo, lo empresarial) concebidos como agentes autónomos. En este sentido, la sociedad civil aparece como un conjunto de actores y organizaciones de distintas naturalezas y ámbitos relacionales que operan con sus expectativas y exigencias dentro del espacio político y social de una comunidad. La problematización de las entidades estatales, de sus distintos niveles de autonomía respecto a la sociedad civil, de sus vínculos con el sistema interestatal y aquello transnacional se convierte así en una perspectiva privilegiada para investigar los procesos de inserción internacional y superar, al mismo tiempo, la debilidad explicativa de enfoques más tradicionales que desestiman las dinámicas internas a los Estados.
En su conjunto, estos tres componentes teóricos soportan entonces un concepto de inserción amplio, capaz de involucrar todos los recursos, las representaciones discursivas, las ambiciones y las dimensiones simbólicas e institucionales que proporcionan la elaboración y la implementación de una propuesta de inclusión. Las seis contribuciones que conforman la obra calibran, además, este concepto sobre distintos ámbitos disciplinarios, que van de las relaciones internacionales a la historia, de la teoría política a los estudios culturales. Cada ámbito enriquece el análisis con sus categorías y sensibilidades interpretativas, dando orden y gradación a los procesos abordados.
A través de un enfoque analítico así estructurado, en el primer capítulo Aldo Olano propone un análisis sobre los caminos teóricos de los así llamados nuevos estudios internacionales latinoamericanos. Con base en la metodología transdisciplinar crítica, el autor se centra en el estudio de los núcleos fundamentales de la teoría de la colonialidad del poder y la del sistema-mundo moderno y colonial. A través de una presentación puntual de ensayos y trabajos sobre el tema, el capítulo destaca, pues la potencialidad explicativa que esos elementos teóricos tienen para comprender la proyección internacional de América Latina y su relacionamiento con el mundo, buscando la inserción en las academias que se precian de ser igualmente globales. En este sentido, se dilucidan los confines de una propuesta epistémica que, estableciendo novedosas conexiones teóricas y prácticas, exhibe nuevas concepciones sobre el escenario internacional, las relaciones entre los Estados y las articulaciones de los vínculos entre las distintas dimensiones políticas, económicas, sociales y culturales de los países. El espesor teórico de la discusión sobre la decolonialidad del poder enriquece, por ende, el debate sobre la inserción internacional en la medida que le devuelve valores, significados y experiencias históricas a menudo ignoradas por las categorías con las que se quiso tradicionalmente explicar la presencia de los “países periféricos” en el sistema internacional.
En la segunda contribución Rita Giacalone indaga la inserción internacional de la Alianza del Pacífico, AP, a través de