aborda los temas y objetivos comunes desde un punto de vista diferente (nota: esta distinción en seis vías parece bastante arbitraria, desde mi perspectiva, pero sí tiene sentido desde una perspectiva de ALC, de ahí la frase modificada). Estas seis alternativas se superponen en algunos aspectos, pero juntas ofrecen un enfoque holístico para el logro de los propósitos establecidos en la región: 1) la explotación de recursos de la biodiversidad; 2) la ecointensificación de la agricultura; 3) aplicaciones de la biotecnología; 4) biorrefinerías y bioproductos; 5) mejora de la eficiencia de la cadena de valor y 6) servicios de los ecosistemas.
La importancia potencial de la bioeconomía para la región se hace evidente a partir de algunos de los beneficios asociados a las vías ya identificadas. Los productos biotecnológicos han transformado la producción de materias primas en muchos países de la región, han generado miles de millones por el aumento de las actividades económicas y han hecho contribuciones significativas al empleo y a otros campos. La bioenergía es un sector en crecimiento en la mayoría de países de la región, ofrece una base sólida para la diversificación de la cartera de energía local y contribuye de forma significativa a la generación de trabajo –sobre todo en las zonas rurales–. La ecointensificación ha hecho importantes aportes al aumento de la productividad agrícola y ha demostrado ser un componente importante de las estrategias de mitigación del cambio climático. Los niveles mencionados anteriormente potencian la reducción de pérdidas dentro de la biomasa existente basada en cadenas de valor, hacen más que evidente la necesidad de trabajar en el manejo de los residuos y no solo se centran en la reutilización o reciclaje de materiales de desecho. Los servicios ecosistémicos son, por definición, componentes esenciales de los tipos de comportamiento social y económico que harán exitosa la nueva bioeconomía. Por otra parte, es indiscutible la importancia de la valorización de la biodiversidad una vez se tenga en cuenta la naturaleza de los recursos de la región.
El resto de esta sección presenta un breve análisis de cada una de estas vías a manera de introducción y guía para la discusión de las brechas institucionales, políticas y de generación de conocimiento que deban ser abordadas para que favorezcan de manera efectiva el desarrollo de la bioeconomía. Estos aspectos son actualmente objeto de análisis en otras actividades del proyecto.
1. La utilización de recursos de la biodiversidad cubre todos los escenarios en los que el elemento diferenciador es la valorización (domesticación, transformación y vinculación al mercado, etc.) de la biodiversidad distintiva (descubrimiento de los rasgos funcionales relacionados con usos y sectores específicos, desarrollo de nuevos productos mediante una transformación innovadora, desarrollo de mercados para productos locales, etc.). En América Latina hay muchos cultivos que no han sido explotados porque son tóxicos, tienen bajos rendimientos, son difíciles de introducir en los mercados o simplemente no son bien conocidos. Pero sin duda, dada la naturaleza de sus componentes y el tipo de instrumentos científicos y de infraestructura disponibles en la actualidad, estos pueden contribuir mucho a la economía de base biológica como nuevas materias primas industriales o ser una base para nuevas cadenas de valor en los fitoterapéuticos, cosméticos o frutas tropicales y otras áreas.
2. La ecointensificación se relaciona con prácticas agronómicas que buscan mejorar el desempeño ambiental de las actividades agrícolas sin sacrificar los niveles existentes de producción/ productividad. Abarca un amplio conjunto de conceptos, en “constante evolución”, que tienen en común y, como punto de partida, el comportamiento “negocios como siempre” que usualmente se refiere, sobre todo, a la maximización de los rendimientos. La ecointensificación pretende lograr un equilibrio entre los beneficios agrícolas, ambientales, económicos y sociales, en aras de un uso más eficiente de los recursos energéticos y cuyo objetivo se dirige a la reducción del uso de combustibles fósiles, plaguicidas y otros contaminantes. Algunas de las estrategias específicas de ecointensificación incluyen la siembra directa como práctica agrícola, la agricultura de precisión, el manejo integrado de plagas y el manejo de nutrientes, en el extremo más “orientado a la producción” del fin del espectro, y conceptos más orientados socialmente, como el de la gestión sostenible de la tierra en los que se hace un mayor énfasis en las funciones ambientales. Más allá de la producción primaria, la vía de la ecointensificación está asociada a la noción inicial de las tecnologías limpias, en particular, a los aspectos relacionados con el uso de procesos biológicos que apoyen lo industrial y otras actividades (tratamientos de aguas residuales), aunque el mero uso de los recursos biológicos o los procesos es de por sí insuficiente y los “bienes” ambientales eficaces deben asociarse para merecer el enlace.
3. Los usos de la biotecnología (productos, herramientas y procesos), incluyendo el cultivo de tejidos industriales, la selección asistida por marcadores en los cultivos y la ganadería, semillas/plantas GM, diagnóstico de base molecular, mejora la reproducción de los animales mediante técnicas moleculares, enzimas modificadas, microorganismos y levaduras, etc. Se aplican a lo largo de todo el espectro de usos agrícolas y, por extensión, tanto a la gestión de recursos naturales como a las industrias de alimentos, fibras y productos químicos así como al suministro de bioenergía. Dada la magnitud de las demandas, la biotecnología moderna está llamada a jugar un papel clave en la solución de los conflictos emergentes.14 15 Por medio de las oportunidades que ofrece en cuanto a nuevas opciones para el manejo de limitantes bióticas y abióticas para la producción y la productividad, la biotecnología está restableciendo los “límites” dentro de los cuales los procesos biológicos interactúan con los recursos naturales –suelo, agua, energía solar– y abriendo un nuevo abanico de oportunidades en la producción de alimentos, fibra y energía y en casi todos los sectores de la economía, incluyendo la industria farmacéutica y la industria en general. La biotecnología está provocando cambios tanto en la función de producción de una serie de sectores y productos, así como en la función de producción de la tecnología en sí misma, mediante la mejora de la eficiencia y la efectividad de los procesos de I+D. Los campos de aplicación son muy extensos, aunque cada vez es más evidente que, para beneficiarse de este potencial, son necesarios las inversiones sustanciales y los ajustes institucionales –que incluyan un ambiente regulatorio global favorable–.16
Aunque existe una creciente evidencia de que la biotecnología será uno de los principales factores que configuren las futuras trayectorias tecnológicas tanto en la agricultura como en las industrias manufactureras (Katz et al. 2004), en el futuro más inmediato, sin embargo, es muy poco probable que podamos depender solo de la biotecnología. De este modo, los incrementos en la producción y la productividad seguirán viniendo de los sistemas convencionales de mejoramiento vegetal y animal, y de la mejora de las tecnologías químicas, con un uso más eficiente de los recursos. Las consideraciones agroecológicas se volverán asuntos cada vez más importantes. En lugar de ir de una revolución “verde” a una revolución de “genes”, la situación más probable es una de “hibridación” tecnológica y “fusión”, con un cambio de las tecnologías actuales intensivas en energía, a alternativas en las que todos ganen, que aumenten la productividad y que al mismo tiempo generen beneficios relacionados con el manejo de los recursos naturales; o a tecnologías de conservación que contribuyan a incrementar la productividad agrícola y en las que la biotecnología desempeñe un papel mucho más importante en el conjunto de herramientas de investigación y desarrollo tecnológico (“ómicas” y otras técnicas moleculares), que a nivel de producto. La diferencia entre los entornos tecnológicos “tradicionales” (o convencionales) y los “modernos” se hace también menos relevante a medida que las tecnologías de la información y de gestión se “mezclan” con herramientas biotecnológicas y conocimientos tradicionales sobre la base de los requerimientos específicos de la ubicación. Ya se encuentran en desarrollo avances en este sentido con paradigmas ecológicos y ambientales a los que se incorporan esfuerzos de ecointensificación.
4. Las biorrefinerías y los bioproductos abarcan el sector y los procesos bioenergéticos orientados a la sustitución de insumos industriales derivados de combustibles fósiles. Algunos ejemplos son el etanol vegetal, el biodiésel, el biogás y diferentes actividades orientadas a la química verde. Las biorrefinerías y los bioproductos son componentes clave en el concepto de bioeconomía y, en esencia, son iguales a las refinerías de petróleo: