Alejandra García Vargas

Sentidos de ciudad


Скачать книгу

términos metodológicos prácticos, uno de los puntos de partida empíricos para la construcción de un corpus que combina narraciones audiovisuales con las de las y los realizadores que las produjeron abreva en la definición de la comunicación televisiva como un proceso de articulación de diferentes momentos (producción, distribución/circulación y reconocimiento) de discursos significativos, que se conectan y encadenan pero que mantienen una modalidad específica (Hall, 1996 [1978]). El estudio de dicho proceso implica notar la materialidad de estas prácticas, que incluye tanto una particular infraestructura técnica como la ubicación relativa de los actores involucrados dentro de las relaciones de producción y el contexto social, y demanda analizar la variedad de marcos de interpretación del mundo que se ponen en juego para producir y comprender los discursos mencionados.

      Pero el proceso de comunicación televisiva propuesto por Stuart Hall (1996) en Codificar-decodificar se ofrece como un punto de partida para abordar una configuración más amplia, estrategia que el mismo autor desarrollara a lo largo de su obra. Su potencia ordenadora se capitaliza en términos de producción del material necesario para el análisis interpretativo de los contextos. Esto es, en este libro el material empírico proviene de entrevistas en profundidad a productores y productoras, de una experiencia de visionado conjunto del material con estudiantes universitarios, y de las propias producciones audiovisuales que reúnen a ambos conjuntos; material que se suma a la sistematización de un conjunto amplio de información secundaria, notas de prensa, sistematización de entrevistas y trabajo de campo con audiencias de la televisión digital destinatarias del Plan Mi TV digital y con diversos materiales audiovisuales anteriores o coexistentes al momento de la producción o emisión de los programas seleccionados y que operan como “fondos de contraste” necesarios para la interpretación de las efectivas maneras de producción de sentidos de ciudad en estas narrativas, y también como contexto (audiovisual) de estos programas. Esta modalidad de sistematización del trabajo parte del modelo producción-texto-consumo, pero ese modelo no se traduce en la estructura de la presentación de resultados (esto es, en este documento) sino que los emergentes del trabajo analítico emprendido sobre ese conjunto de materiales se ordenan a partir de diversos ejes que los atraviesan y que refieren intertextualmente unos a otros y, sobre todo, al contexto social compartido de las diversas experiencias urbanas que implican.

      En este capítulo ya se ha señalado que la noción de articulación permitió la transformación de “los estudios culturales desde un modelo de comunicación (producción – texto – consumo; codificar/decodificar) hasta una teoría de los contextos” (Grossberg, 1993, p. 4). Esta afirmación teórico-epistemológica se traduce en una analítica en la que intento dar cuenta de los contextos realizando un recorrido que reúne procesos sociales e históricos vinculados a la politicidad de la vida cotidiana y a la cotidianeidad del ejercicio del poder en la producción social del espacio, desde y sobre los sentidos de ciudad de narrativas audiovisuales locales. De manera que los programas actúan como una pieza central de la estrategia metodológica, pero en tanto se ofrecen como punto de ingreso situado a las tramas de la significación de la ciudad en el contexto local, vinculadas a las diversas interpretaciones del espacio, tanto en términos de audiovisualizaciones circulantes como de su proceso productivo y de las posibilidades de conversación que abren con sus públicos. A su vez, la circulación de esas narrativas ofrece posibilidades de acceso a formas específicas de producción social del espacio, a partir de las maneras en las que expresan la desigualdad y la diferencia asociadas a las relaciones entre productores, textos, circuitos y audiencias.

      Se trata de una forma de abordaje de los procesos de comunicación en la que los programas no resultan el material exclusivo para el análisis, sino que se incorpora la necesidad de atender a las situaciones en las que se desenvuelve el proceso, invocando para ello sus relaciones con la producción social del espacio desde una apuesta interpretativa de las configuraciones culturales (Grimson, 2012). Esta forma del análisis cultural se ampara en antecedentes como la propuesta de transversalidad metodológica que propone Chartier (1992) para la historia de la lectura; el ingreso a las relaciones entre cultura masiva y poder a partir de las mediaciones de Jesús Martín-Barbero (1998); las historias y la Historia de un objeto y medio tecnológico específico como el walkman para pensar la historia cultural del capitalismo tardío en Doing Cultural Studies (Du Gay, Hall, Janes, Mackay & Nigus, 1999); la circularidad a partir de huellas e indicios en el trabajo de Carlo Ginzburg (1996) sobre Menocchio; o el abordaje de la ideología y la comunicación masiva contemporánea desde una hermenéutica profunda que ofrece Thompson (1991).

      La estrategia metodológica que propongo se estructura a partir de la descripción y análisis de las geografías del poder y los sentidos de lugar en cada una de las instancias del circuito comunicacional exploradas, pero éstas se piensan, asimismo, como “un punto de articulación adoptado o una cristalización de líneas de determinación” (Grossberg, 2012, p. 43). La figura a través de la cual puede pensarse esta práctica contextualista es la de articulación, central para la práctica de los Estudios Culturales, tal como se ha desarrollado en el primer apartado de este capítulo.21

      Es así como se trabaja con las geografías del poder de la producción audiovisual televisiva en Argentina y Jujuy, y los sentidos de ciudad que otorgan a esas geografías quienes produjeron los programas del corpus; con las geografías del poder y los sentidos de ciudad emergentes del análisis de esos textos, y con las geografías del poder y los sentidos de ciudad que informan las condiciones urbanas de las audiencias. El diálogo entre esos dos grandes principios configuradores permite observar tanto la heterogeneidad como las dinámicas del poder, de la desigualdad y de la diferencia asociadas a estas narrativas, en las distintas instancias del circuito comunicacional televisivo y también entre ellas. De ese modo, potencia la condición de heterogeneidad y movimiento de San Salvador de Jujuy para analizar tanto la posibilidad de acceso a los sentidos de ciudad que brindan los programas televisivos, como las narraciones asociadas en los sujetos que las producen y aquellos y aquellas que las reconocen.

      Se trata, entonces, de una investigación cualitativa que integra diferentes métodos de investigación en el marco del análisis cultural (Sautu, 2005; Papalini, 2010), consistente con la idea de “configuración”, para un enfoque interpretativo (Sautu, 2005, pp. 83 y ss.) que permite operacionalizar las bases teóricas de los estudios culturales desde y sobre Latinoamérica a partir de las recomendaciones de Thompson (1991) para el análisis de la cultura y la comunicación, y las de Fairclough (2001 [1995]) para el análisis del discurso mediático.

      En ese sentido, se trabaja en diferentes niveles analíticos: el análisis sociohistórico del contexto situacional, a partir de información estadística y fuentes secundarias; el análisis de los sentidos de ciudad en las narrativas televisivas seleccionadas (a partir de la interpretación del ejercicio de audiovisualización que produce); el análisis de las representaciones/interpretaciones de las situaciones de producción y de las audiencias por medio del trabajo de campo, entrevistas y visionado y diálogo en grupos; y el análisis interpretativo conectado a la crítica de la dominación.

      Para materializar este ejercicio, opté por una estrategia multi-método basada en el análisis de diferentes narrativas de circulación pública (producciones audiovisuales locales); de circulación privada (entrevistas sobre historias de vida, prácticas y rutinas de producción y de consumo a los y las realizadores/as y audiencias); y de circulación semipública (expresiones vertidas en grupos). El análisis de narrativas se combina con la observación participante, el trabajo de campo y el trabajo con documentos y fuentes primarias y secundarias de distinto tipo, que brindan historicidad y espesor a dicho análisis.

      La selección del material del corpus busca heterogeneidad a partir de las narrativas audiovisuales. Por la estrategia metodológica y teórica elegida, esas narrativas extienden las posibilidades de heterogeneidad a sus productores y a los grupos que se relevan como audiencias. Estas producciones ofrecen puntos o lugares diferentes que permiten usar sus articulaciones cruzadas para constituir el contexto, es decir, para delinear la configuración que rodea al hecho social del producto audiovisual y lo constituye.

      Los contextos se producen aun cuando “articulan” los “hechos” o las individualidades y relaciones que los conforman; se encuentran siempre en relación con otros contextos, y producen complejos conjuntos