y transformación paulatina, de revisión y reflexión sobre las palabras, las estructuras lingüísticas y las formas enunciativas que hilvanan esos textos. Y hay en ello un aspecto que, como ya hemos sugerido, es relevante: las ideas que tengamos sobre la escritura, sobre la lectura y sobre el estudio tienen efectos materiales. Esto significa que no solo es importante la ejercitación; también es importante, a medida que se avanza, ir horadando esas ideas que representamos en el apartado anterior: “no puedo escribir”, “me cuesta estudiar porque no tengo memoria”, “nunca voy a entender esto”, “con leer una vez me alcanza”.
Es por ese motivo que a las cuestiones que queremos trabajar en este manual nos acercamos primero mediante aproximaciones teóricas. Creemos, en este sentido, que conocer ciertos conceptos –sobre el discurso y sus procesos, sobre las secuencias textuales, sobre aspectos lingüísticos– permite pensar mejor las propias prácticas de escritura, de lectura y de estudio. De esta manera, es posible introducir algunas explicaciones y, como uno de sus efectos, comenzar a desarmar ese imaginario de “falencia individual” que suele circular como si fuera una verdad evidente.
Las nociones teóricas valen aquí en tanto cumplen esa función explicativa, y se podrá observar a lo largo de los diferentes capítulos que abrevamos en perspectivas y conceptos heterogéneos. Tal heterogeneidad también se debe a que buscamos ejercitar y pensar tipos de prácticas relacionadas pero distintas: reflexionar sobre las prácticas de escritura requiere movilizar una mirada teórica y conceptual diferente de la que sustenta el trabajo sobre los modos de lectura o con los dispositivos de estudio. Pero también hay otra causa: los discursos son complejos e involucran dimensiones diversas: entraman elementos lingüísticos, producen/reproducen imágenes y representaciones, adquieren cierto prestigio o lugar canónico dentro de un campo, expresan decisiones argumentativas, acarrean sentidos y expresiones cuyo origen es ignorado por quien enuncia.
Veamos desde esta perspectiva una cuestión que resulta especialmente importante a lo largo del manual: la cuestión del sujeto y sus relaciones con lo dicho. Esta cuestión atraviesa distintas dimensiones de lo discursivo, que buscamos aquí aprehender poniendo a funcionar conceptos de procedencia dispar. Se trata de nociones cuya distinción resulta operativa a los fines de este volumen. Por un lado, trabajamos con la noción de enunciador, que –tal como aquí la entendemos– remite a una figura que se construye internamente a cada texto, que se desprende del modo en que el sujeto se presenta a través de sus palabras. Por otro lado, retomamos la noción de autor para referirnos a una posición en cierto campo, tradición o disciplina (por caso, Ferdinand de Saussure en la lingüística, Émile Durkheim en la sociología, Sigmund Freud en el psicoanálisis). Así, si el enunciador es un elemento interno al texto, una imagen que el discurso proyecta, el autor se ubica en los bordes del texto: allí donde el discurso aparece organizado en instituciones, trayectorias, publicaciones.
También sería posible, por último, remitir la producción textual, aunque no en todos los casos, a cierta persona, encarando a partir de ello una reseña biográfica más personal. En este manual nos interesa trabajar con los dos primeros conceptos: el de enunciador en tanto imagen del sujeto que enuncia y el de autor en tanto posición en un campo.
Planteábamos, además, que la heterogeneidad teórica también está motivada por los requerimientos del aprendizaje/enseñanza para los distintos tipos de prácticas de las que nos ocupamos. Y esto se hace patente si pensamos desde este punto de vista un concepto que divide aguas entre teorías sobre el sujeto, el lenguaje y el discurso: la categoría de intención. Al respecto, en estas páginas se podrá observar que en las actividades de lectura nos ocupamos de desplazar esta categoría: de la pregunta espontánea por qué quiso decir el autor nos movemos hacia un ejercicio que busca detenerse en los elementos, rasgos, enunciados y trazos presentes (o ausentes) del texto. Cuando nos centramos en operaciones de escritura, en cambio, nos proponemos generar una reflexión previa a la puesta por escrito –instancia de planificación–, una búsqueda de las formas y sentidos que mejor se avienen al problema a tratar y al género discursivo, una reflexión posterior –revisiones y autocorrección–. En ese sentido, contamos con que haya una intención que oriente el proceso de producción textual: un papel activo y una mirada más consciente del estudiante-escritor respecto de sus prácticas escriturarias.
INSTRUCCIONES PARA LEER EL MANUAL
El manual consta de cuatro partes, en la última se incluye un apartado final con recomendaciones bibliográficas y obras de consulta para los docentes, en vistas a su propia formación y, a través de ello, a la formación de los estudiantes. En la primera de ellas, nos detenemos a presentar algunos conceptos generales que consideramos son fundamentales en las prácticas de lectura y de escritura, y que son pensadas como un punto de partida: género discursivo, paratexto, adecuación y corrección, enunciador y enunciatario, las marcas de subjetividad, registro formal, polifonía, discurso referido, intertextualidad, dialogismo, interdiscurso, entre otros. Este primer tramo le permitirá al lector reflexionar en torno a las diversas variables que se ponen en juego en la producción y también en la lectura de los textos, que exceden el aspecto meramente gramatical. En la segunda parte, nos enfocamos en las secuencias textuales que se advierten con mayor frecuencia en el discurso académico: las secuencias expositivas, las secuencias explicativas y las secuencias argumentativas. Identificar y reconocer este tipo de secuencias son herramientas que contribuyen a facilitar la lectura y a elaborar textos más adecuados a su finalidad. La tercera parte está orientada a las prácticas de lectura y de escritura institucionalizadas. Aquí abordamos la problemática de la lectura académica, las prácticas de estudio –olvidadas la mayoría de las veces en las propuestas pedagógicas–, los escritos complementarios y los escritos confrontativos, y el proceso de escritura de un texto académico. Asimismo, presentamos dos géneros académicos habituales en estos ámbitos: la respuesta del examen parcial presencial escrito y la monografía. Por último, la cuarta parte consta de dos anexos. En el Anexo I se han incorporado las resoluciones de las actividades propuestas a lo largo del manual, así como algunas sugerencias respecto al abordaje de las consignas. El Anexo II incluye recomendaciones bibliográficas y obras de consulta; explicitamos allí qué autores y textos utilizamos en el manual para exponer los conceptos más importantes para que el docente pueda profundizar y ampliar respecto a cada tema.
Todos los capítulos, por otra parte, contienen una última sección denominada “Pautas de autocorrección”. Esta sección recupera algunos aspectos normativos que se suponen conocidos (e incorporados) por los estudiantes pero que, frecuentemente, están ausentes en sus actividades escritas. La pregunta que motiva este último apartado con el que se cierra cada capítulo es, entonces, cómo hacer para enseñar estas cuestiones “elementales” sin que el estudiante se sienta incomodado por no saberlas. Nuestra respuesta, nuestra propuesta, especialmente pensando en instancias de docencia, es que sean presentadas, justamente, como criterios de autocorrección, es decir, como aspectos necesarios a tener en cuenta a la hora de revisar un escrito. Por ello, se repasa el uso de las tildes, la concordancia, los dos puntos, las comillas, la coma, el punto, el paréntesis, el guion largo, los corchetes, la correlación verbal y los pronombres relativos.
Esta organización del manual no implica necesariamente una lectura lineal de los capítulos. Por el contrario, como ya hemos comentado en esta presentación, nuestro texto se ofrece al lector y lo invita a realizar su propio recorrido en función de sus necesidades e inclinaciones. Los capítulos 6 y 8, que focalizan en las prácticas de lectura, estudio y escritura, fueron pensados incluso como capítulos de consulta, a los que se puede recurrir en el momento que se lo considere oportuno.
PARTE I
Conceptos introductorios
CAPÍTULO 1
La lectura y la escritura en los procesos de estudio
1. PRÁCTICAS DE LECTURA Y ESCRITURA
Comenzaremos nuestro recorrido mediante una reflexión en torno